Cuarto con derecho a cocina en un corral de vecinos
Hoy se cumplen 150 años de la fundación de las Hermanas de la Cruz. Ángela Guerrero, con otras tres mujeres, iniciaron el trabajo en una casa de la calle San Luis, el Moscú sevillano
TODO empezó en esta casa de la calle San Luis, actualmente los números 1 al 13, hace 150 años sólo el número 13, un cuarto con derecho a cocina en un corral de vecinos de esta calle. Una placa lo recuerda para orgullo, cuando no sorpresa, de todos los viandantes: “El día 2 de agosto de 1875, Santa Ángela de la Cruz, en compañía de otras tres mujeres, se trasladó a una habitación existente en el antiguo edificio sito en este lugar. En dicho humilde cuarto alquilado dio comienzo la labor de servicio a los pobres que habría de ser la razón de su vida y de las Hermanas de la Cruz”.
Un legado que lleva en pie 150 años que las hermanas de la Cruz, con la calle vallada y llena de maquinaria por las obras, van a celebrar hoy con una misa a las diez y media de la mañana en la Capilla Grande del convento cuyo mensaje sigue incólume: “Ricos de la tierra / mirad al cielo”. Hasta que os entre tortícolis, habría que añadir. Las obras de la calle Santa Ángela de la Cruz (le cambiaron el nombre cuando la beata de 1982 fue canonizada en 2003) es una hermosa metáfora: estas monjas son auténticas obreras del alma, proletarias del Espíritu Santo.
Ángela Guerrero González (1846-1932) era hija de Francisco Guerrero, nacido en Grazalema, donde trabajaba de cardador de lanas, y de Josefa González, de Sevilla, raíces familiares en Arahal y Zafra, ciudad extremeña conocida como Sevilla la chica. Tuvieron catorce hijos, de los que le sobrevivieron seis: tres varones y tres niñas: Joaquina, Ángeles y Dolores.
Como D’Artagnan, Ángela Guerrero, que trabajaba en el taller de zapatería de Antonia Maldonado en la calle Huevo (hoy Feijóo, a dos pasos de El Rinconcillo) contó con sus tres mosqueteras. El cuarteto de fundadoras lo completaban Josefa de la Peña, Juana Magadán y Juana María de Castro. La primera pudiente, que fue la que sufragó los gastos del alquiler de la casa fundacional en la calle San Luis; las otras dos, como la propia Ángela, de una extracción social muy humilde.
La primera casa de las Hermanas de la Cruz se pone en marcha en una calle que en los años de la Guerra Civil fue conocida como el Moscú sevillano y que estas religiosas convirtieron también en una Betania macarena. La placa de las fundadoras está a dos pasos de la esquina de San Luis con Valderrama. Unos metros más hacia el Pumarejo, en el pabellón deportivo de la calle Inocentes, una placa recuerda que en esta misma calle nació Pepe Díaz, un panadero de la Macarena que en marzo de 1932, el mismo mes y el mismo año que muere Ángela Guerrero, fue elegido en Sevilla secretario general del Partido Comunista de España y que murió en Tiflis, capital de Georgia, la patria del temible Stalin.
Los cincuenta años de la Compañía de las Hermanas de la Cruz, en 1925, coinciden con los primeros años del pontificado de Pío XI; su centenario, en 1975, con los últimos años del de Pablo VI; los 150 años, con la llegada a la silla de san Pedro de León XIV. 150 años derramando amor. Son las palabras que rubrican una de las últimas medidas del Papa Francisco (1936-2025), la concesión de un Año Jubilar a las Hermanas de la Compañía de la Cruz con motivo de los 150 años de la fundación del Instituto.
Ángela de la Cruz fue beatificada el 5 de noviembre de 1982 en la primera de las cinco visitas pastorales que Juan Pablo II hizo a España. Fue en una misa multitudinaria celebrada en el real de la Feria (Ángela Guerrero nace en 1846, un año antes de que Ybarra y Bonaplata fundaran la Feria de Abril) en la que el pontífice polaco se animó a tararear las Sevillanas del Adiós de Manuel Garrido. Las hermanas de la Cruz eligieron ese día para recordar a la madre fundadora; con muy buen criterio, según cuenta Gloria Gamito, la periodista que mejor conoce y más ha escrito de la Compañía de la Cruz, descartaron el aniversario de su muerte, 2 de marzo de 1932, porque la fecha casi siempre cae en días de Cuaresma y no querían distorsionar el calendario de las tradiciones de la ciudad. La muerte de Ángela Guerrero es el punto de partida de la novela Ángela escrita por el productor de cine Gervasio Iglesias, un agnóstico deslumbrado por la obra imperecedera de la hija de Francisco y Josefa.
José Torres Padilla, canario de la Gomera, fue el primer director espiritual de las hermanas de la Cruz. A una de ellas, Juana María Castro, le sugirió que se cambiara el nombre por Hermana Sacramento para distinguirla de la otra Juana. De San Luis se fueron a la calle Hombre de Piedra, una estancia provisional que sin embargo las unió para siempre con otro de sus directores espirituales, Marcelo Spínola. El que sería arzobispo de Sevilla, cardenal y beato en camino de santidad, era entonces párroco de San Lorenzo.
El convento de las Hermanas de la Cruz está en uno de los rincones más poéticos de Sevilla. Cuando era palacio de los marqueses de San Gil nació su nieto Fernando Villalón, ganadero y poeta de la generación del 27. En la calle Gerona, perpendicular con Santa Ángela de la Cruz, residió en sus años de estudiante de la Universidad de Sevilla Juan Ramón Jiménez, que en 1956, ya en el destierro de Puerto Rico, obtendría el Nobel de Literatura. Y en el palacio de Dueñas, el 26 de julio de 1875, justo una semana antes del comienzo de la compañía en la calle San Luis, nace Antonio Machado (1875-1939). En el poema El Tren describe a una curiosa viajera: “¡Frente a mí va una monjita / tan bonita. / Tiene esa expresión serena / que a la pena / da una esperanza infinita…/ Algo en tu rostro es divino / bajo tus cofias de lino. / Tus mejillas / -esas rosas amarillas- / fueron rosadas y, luego, / ardió en tus entrañas fuego; / y hoy, esposa de la Cruz, / ya eres luz, y sólo luz”.
La Casa de las Dueñas, como el convento de las hermanas de la Cruz, también está cercada por alambres y máquinas. Obreras del alma.
También te puede interesar
Contenido Patrocinado
Contenido ofrecido por el Ayuntamiento de Rota
Contenido ofrecido por Nervión Plaza
Contenido ofrecido por Restalia