Cuatro claves para entender de lo que se ha hablado en la cumbre de la ONU en Sevilla

La IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo ha concluido hoy en Sevilla con la adopción del Compromiso de Sevilla, un documento histórico que establece un nuevo marco de acción para transformar la arquitectura financiera global. Los representantes de los países participantes han alcanzado un consenso sobre medidas concretas para cerrar la brecha de financiación, abordar la insostenible situación de deuda que afecta a numerosos países en desarrollo y revitalizar el multilateralismo como herramienta fundamental para el progreso global.

El documento final, fruto de cuatro días de intensas negociaciones, pone el foco en los derechos humanos como eje central del desarrollo sostenible y reconoce la necesidad urgente de reformas estructurales en el sistema financiero internacional. Entre los puntos más destacados se encuentra el compromiso de los países desarrollados de alcanzar el objetivo del 0,7% de su PIB para Ayuda Oficial al Desarrollo, así como entre el 0,15% y el 0,2% específicamente para los países menos adelantados, una meta histórica que ha ganado renovada importancia ante los crecientes desafíos globales.

La cumbre de Sevilla ha puesto de manifiesto la gravedad de la crisis de deuda que atraviesan numerosos países en desarrollo, con una deuda global pendiente de pago que supera los 4 billones de euros y un servicio anual de aproximadamente 920.000 millones de euros. Este escenario ha llevado a que 21 países dediquen más del 10% de su PIB exclusivamente al pago de intereses, una situación que los participantes han calificado como "insostenible" y que requiere soluciones urgentes y coordinadas a nivel mundial.

Un nuevo marco de financiación para el desarrollo global

El "Compromiso de Sevilla" establece un marco renovado para la financiación del desarrollo sostenible basado en varios pilares fundamentales. En primer lugar, se apuesta por el "protagonismo nacional" como elemento central, fortaleciendo los sistemas tributarios de los países en desarrollo y promoviendo una mayor transparencia y rendición de cuentas en la gestión de las finanzas públicas.

"Reconocemos la importancia de ampliar la base tributaria, integrar el sector informal y combatir los flujos financieros ilícitos como medidas esenciales para incrementar el espacio fiscal", señala el documento, que también destaca el papel crucial del sector privado como motor de desarrollo.

El compromiso reafirma la importancia de la Asistencia Oficial para el Desarrollo e insta a los países desarrollados a cumplir sus promesas en este ámbito. Además, promueve activamente la cooperación Sur-Sur y triangular como mecanismos complementarios para fomentar el intercambio de conocimientos, tecnología y recursos entre naciones con desafíos similares.

La crisis de deuda

Uno de los puntos más destacados del acuerdo alcanzado en Sevilla es el reconocimiento explícito de que la deuda se ha convertido en un obstáculo fundamental para el desarrollo sostenible, una situación que se ha visto agravada por las recientes crisis globales, los desastres naturales y los impactos del cambio climático.

El documento señala que las actuales reestructuraciones de deuda suelen ser "tardías y prolongadas", lo que perpetúa ciclos de vulnerabilidad económica en muchos países. Para abordar esta problemática, los firmantes han dado el mandato al Secretario General de la ONU de crear un grupo de trabajo especializado, en colaboración con el FMI y el Banco Mundial, para proponer principios rectores voluntarios sobre el endeudamiento y los préstamos soberanos responsables.

Entre las medidas concretas incluidas en el acuerdo destacan el fortalecimiento de la gestión de la deuda pública, la creación de un registro central global de datos de deuda, la implementación de cláusulas contingentes al estado y el fomento de la financiación en monedas locales. Asimismo, se propone establecer una plataforma para países prestatarios y un servicio de apoyo a la sostenibilidad de la deuda que ofrezca asistencia técnica especializada.

Multilateralismo y derechos humanos

El "Compromiso de Sevilla" reafirma un compromiso "continuo y firme" con el multilateralismo y la cooperación internacional, elementos que considera indispensables para hacer frente a los desafíos globales contemporáneos. El documento hace hincapié en la importancia del respeto mutuo y la acción colectiva, así como en la adhesión al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas.

Un aspecto particularmente relevante del acuerdo es su enfoque en la lucha contra las desigualdades y la promoción de la igualdad de género. "Reconocemos que persiste la feminización de la pobreza, y que la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es un requisito indispensable para el empoderamiento económico de las mujeres y el desarrollo sostenible", señala explícitamente el texto.

Los países firmantes se comprometen a trabajar por el disfrute pleno e igualitario de todos los derechos humanos y libertades fundamentales para todas las personas, con especial atención a los colectivos más vulnerables y tradicionalmente marginados en los procesos de desarrollo económico.

Gobernanza efectiva y acción climática urgente

El documento adoptado en Sevilla hace un llamamiento a establecer sistemas de gobernanza eficaces, responsables e inclusivos que garanticen la transparencia y la rendición de cuentas a todos los niveles. Se subraya la importancia de las instituciones democráticas y el estado de derecho como bases fundamentales para implementar políticas de desarrollo sostenible efectivas.

En materia de cambio climático, los países reconocen que "nos estamos quedando cortos en la lucha contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desertificación" y piden "aumentar la ambición en la acción climática". El acuerdo hace especial referencia al impacto desproporcionado que los desastres naturales tienen sobre los países más pequeños y vulnerables.

Por ello, se insta a incrementar sustancialmente la inversión en reducción del riesgo y financiación para la gestión de desastres, con el objetivo de proteger los avances en materia de desarrollo frente a eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos.