Sevilla

"Hay que educar en el juego responsable desde pequeño"

  • La familia del enfermo también se somete a tratamiento, factor más importante si es un menor.

Cuando un ludópata decide rehabilitarse también se aplica un tratamiento de manera paralela a sus allegados, debido al daño estructural que el enfermo causa sobre el núcleo familiar. José Jiménez, presidente de la Asociación Sevillana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asejer), explica que el jugador maltrata psicológicamente a sus parientes, hecho que se materializa cuando el enfermo llega al extremo de "robar dinero a su familia para invertirlo en las apuestas".

Cuando el afectado por esta enfermedad es un menor, el apoyo parental es aún más importante. Jiménez afirma que en muchas familias salta la alarma cuando el banco notifica cargos indebidos, procedentes de las apuestas en línea de los menores en las tarjetas de sus padres.

En la asociación hay 15 personas en tratamiento por la adicción a los juegos por internet. Nuria Moreno, psicóloga del centro, declara que el perfil del ludópata ha cambiado a consecuencia de la llegada de las nuevas tecnologías. A consecuencia de esta transformación, las terapias y el tratamiento se adaptan de manera continua al nuevo paciente.

La rehabilitación, que tienen una duración de dos años aproximadamente, es diferente para menores de edad y para adultos. Mientras que los enfermos de mediana edad acuden dos veces por semana a sesiones grupales, los pacientes con menos de 18 años asisten a una recuperación individualiza y exclusiva con psicólogos y trabajadores sociales.

La mayoría de los menores son adictos a las apuestas deportivas y a los videojuegos de rol o grupales. "Nuestro paciente más pequeño tiene 10 años y sufre una dependencia a esta alternativa de ocio. El problema es que los niños que normalmente son tímidos y no se relacionan con personas de su edad se camuflan en mundo ficticio y sufren una confusión de roles", declara la psicóloga.

La familia juega un papel imprescindible para la recuperación del niño porque, normalmente, no es consciente de la enfermedad, señala Moreno. La principal pauta que se indica a los progenitores es el control de las horas que dedican sus hijos al juego: "Los padres no pueden permitir que los menores tengan claves personales para acceder al ordenador y tienen que bloquear el acceso a determinadas páginas". La psicóloga apunta que el problema es que hay que invertir mucho dinero en prevención y en educar en un juego responsable desde la etapa escolar porque "el niño nace con las nuevas tecnologías y hay que formales no sólo a ellos, sino a sus padres".

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