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JMJ 2011

Un encuentro inesperado con el Papa

  • Sevillanos cantaron en privado una versión del himno del encuentro a Benedicto XVI.

Línea 9 del Metro de Madrid. Parada de Pío XII, a escasos cien metros de la Nunciatura. Un grupo de jóvenes de la delegación de Pastoral Juvenil del Arzobispado de Sevilla ha quedado allí a las 17:15. Apenas horas antes les habían dado una gran noticia: el grupo Con Tablas, de antiguos alumnos del colegio Tabladilla, iba a interpretar ante el Papa en privado la versión sevillana que han hecho sobre el himno de la Jornada Mundial de la Juventud, Firmes en la fe, y ellos iban a poder acompañarlos. "Es algo que no sabíamos. Ha sido una gran sorpresa. Iremos un grupo de voluntarios que hemos estado coordinando las distintas áreas de la delegación y los Días en las Diócesis en sevilla (DED). Es un enorme privilegio y un premio al trabajo", explica Ernesto Holgado, coordinador general de los DED en Sevilla.

Son apenas una treintena de chavales. Entre ellos algunos sacerdotes, como Adrián Ríos, delegado de Pastoral Juvenil; o Isacio Siguero, delegado de Asuntos Jurídicos para las Hermandades que están casi más emocionados que los jóvenes. Están citados en la Nunciatura a las 19:30, hora a la que el Papa está en la Cibeles, para pasar los controles de seguridad y comprobar las acreditaciones. Son muchos los filtros de seguridad que hay que pasar. El grupo es animado, pero ya se va notando el cansancio, y el calor, que también hace mella en los peregrinos sevillanos. Raúl Olmedo, el coordinador de formación, explica cuál es el programa que siguen de cada día: "A las 8:00 hay una oración. A las 8:30, el desayuno. A las 9:00, cada grupo se dispersa. A las 10:00, son las catequesis de los obispos. Cada uno va a la que quiere. Luego son muchas las cosas que se pueden hacer, como ir a conciertos, al cine, al teatro... cada uno se organiza como quiere". El grupo de Pastoral Juvenil de Sevilla está formado por casi 1.000 jóvenes. Todos están alojados en Móstoles. En total, hay en Madrid unos 20.000 sevillanos.

El grupo cada vez se va haciendo más numeroso. Son ya las 18:00 y deciden esperar el paso del papamóvil a escasos metros de la Nunciatura. "Estamos un poco cansados, pero muy bien. Ya hemos ido a dos catequesis y mañana toca la misa del arzobispo Asenjo para toda la Diócesis", comenta Virginia Salado, una de las jóvenes sevillanas. La eucaristía será en la iglesia del Santísimo Sacramento, la más grande del centro de Madrid con capacidad para 1.000 fieles, aunque se quedará muy pequeña ante los 4.000 ó 5.000 jóvenes que se estima que van a acudir.

El grupo se entretiene como puede mientras espera al Papa. Sacan las banderas y entonan algún que otro cántico. A pesar de que la comitiva se ve a lo lejos formada en la puerta de la Nunciatura, el Papa se hace de rogar. "Ese Papa como mola. Se merece una ola...", o el clásico "Sí, sí sí, el Papa ya está aquí", sonaron con fuerza. El que no se entretiene es porque no quiere.

Un pequeño grupo se va a comprar unos helados. A su vuelta, la Policía, que ya tenía acordonada la avenida, no los deja cruzar para reunirse con el resto del grupo. "¡Agente, déjelos pasar que tienen mi helado!, suplicó unos de los jóvenes con un megáfono. Aquí empezó la guasa con unos policías que no pudieron evitar reírse ante las ocurrencias de los sevillanos. "Mira que hay peregrinos y te tiene que tocar delante el que tiene el megáfono...". La espera merece la pena.

Tras entonar algunas sevillanas y el clásico Sevilla tiene un color especial, por fin llegó el Papa. Fue un paso fugaz pero vivido de manera muy intensa por todos los sevillanos. Benedicto XVI saludó cordialmente a los jóvenes. Eran los únicos que estaban apostados en ese punto. Todos estaban felices. Las cámaras de fotos y los móviles guardarían la instantánea para enseñársela a amigos y familiares.

Al término de la ceremonia de bienvenida en la Plaza de Cibeles llega el momento esperado durante todo el día por los jóvenes de Pastoral Juvenil: pudieron cantarle al Papa y estar a apenas cuatro metros de él. "Ha sido una experiencia única. Hemos sido unos privilegiados. Nunca pensé que iba a cantarle al Papa en mi vida", resume Ernesto Holgado tras el encuentro con Benedicto XVI. Hoy vivirán otra jornada grande.

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