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Sevilla

Del escepticismo al orgullo de un hito

  • Los Reyes eméritos inauguran en el Alcázar el programa conmemorativo de la Expo 92

Los sevillanos son conscientes ahora de que hubo una Exposición Universal hace 25 años". El ex presidente del Gobierno Felipe González recordó ayer con estas palabras el "escepticismo" inicial con el que fue acogido el proyecto de 1992, ironizando con cariño sobre el "espíritu sevillano". Hoy, nadie duda de que aquella celebración, que recibió más de 41 millones de visitantes, supuso "un antes y un después" y "el inicio de un cambio que no debe acabar".

Los Reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía, presidieron ayer en Real Alcázar el acto de apertura del programa conmemorativo del 25 aniversario de la Exposición Universal de 1992, coincidiendo en día y hora con la inauguración oficial de aquella muestra. Estos estuvieron acompañados por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido; el alcalde de Sevilla, Juan Espadas; el ex presidente del Gobierno Felipe González, y Julio Cuesta, comisario de los actos conmemorativos del 25 aniversario, como maestro de ceremonia.

Todos los oradores recordaron la figura del ingeniero Jacinto Pellón, fallecido en 2006

Numerosos representantes de la vida política, empresarial, social y académica de la ciudad acudieron a la cita, desarrollada en el salón de los Tapices, así como algunos de los protagonistas de los fastos de 1992, como Manuel Olivencia y Emilio Cassinello, primer y segundo comisario de la Exposición Universal.

La celebración arrancó con el himno de la Exposición Iberoamericana de 1929, interpretado en directo, desde la sala anexa, por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, a cuyos miembros saludó tras finalizar el acto don Juan Carlos personalmente, rompiendo con el protocolo.

Durante su intervención, el Rey emérito tuvo palabras de agradecimiento para todos aquellos que formaron parte del impulso de aquella iniciativa y defendió que la Expo 92 fue "un proyecto ambicioso" llevado a cabo en un "lugar idóneo", asegurando que la ciudad y el país en general estuvieron "a la altura". "Sevilla simboliza algunas de las más altas cotas que nuestro país ha alcanzado a lo largo de su historia", manifestó don Juan Carlos, quien enfatizó sobre el "fructífero legado" que la Expo dejó en materia de infraestructuras.

El acto, de una hora de duración, destacó por su marcado carácter protocolario y por unos discursos muy similares entre sí de agradecimiento a aquellos que hicieron posible este evento y de la entrada de la ciudad a la modernidad gracias a la Expo, pero sin menciones anecdóticas ni de recuerdos personales de sus protagonistas. El único toque de color lo puso Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, quien durante su discurso recordó cómo, con 18 años, entraba en el recinto de la Cartuja con un bono nocturno. "Yo entré en la mayoría de edad al mismo tiempo que Andalucía entraba en la modernidad", comentó Díaz.

Todos los oradores recordaron el papel jugado por Jacinto Pellón, consejero delegado de la Sociedad Estatal Expo'92, que estuvo representado en el acto por su viuda. Este ingeniero de caminos se incorporó al proyecto en 1987 por orden de Felipe González, preocupado por el retraso de las obras. Su rivalidad con Manuel Olivencia y el calvario judicial que sufrió durante once años a causa de las investigaciones en torno a las cuentas de la sociedad, causa que finalmente se archivó, impidieron que se reconociera su trabajo, hasta ayer, que todos pronunciaron su nombre.

Felipe González, por su parte, hizo un llamamiento a "superar cualquier sectarismo para no volver atrás" y añadió que el cambio iniciado en 1992 no debe acabar: "La Expo fue una fantástica excusa para poner en marcha una nueva dirección, ahora no tenemos excusas porque tenemos un país moderno y más materia prima que nunca". No obstante, advirtió que modernizar un país es como ir en bicicleta, "siempre pedaleando" y una tarea que no admite la resignación y que debe acometerse "desde el espíritu de servicio público y desde la concordia".

Susana Díaz también destacó que aquella celebración fue "un ejemplo de diálogo, convivencia y respeto; una apuesta por la paz y el desarrollo de los pueblos. La Expo fue una apuesta arriesgada y justa que cambió el rumbo del país y el destino de Sevilla" y la Cartuja "una isla de la que empezaron a salir muchos caminos", afirmó.

Pero cuando la Expo cerró sus puertas, "quedaba lo más difícil, el futuro", recordó el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, que centró su discurso en los éxitos del Parque Científico y Tecnológico (PCT) Cartuja, donde actualmente hay instaladas más de 400 empresas, que generan más de 16.000 puestos de trabajo directos y 2.000 millones de euros de facturación anuales, según los datos que el regidor ofreció ayer.

La idea de reutilizar los activos de la Exposición de 1992 para su uso como Parque Científico y Tecnológico no surgió después de la muestra. Este proyecto empezó a idearse desde 1986. De hecho, en 1988, la sociedad estatal Expo'92 planteó a los países y empresas participantes la posibilidad de construir pabellones permanentes siempre que su utilización posterior se integrase en el conjunto científico y tecnológico que se construiría tras finalizar la muestra, aunque este proyecto no cogió fuerza hasta varios años después.

"En el 92 recogimos un pasaporte que nos dio la mayor oportunidad de posicionamiento en investigación, tecnología, aeronáutica y turismo, además de una mayor colaboración entre empresas y universidades", afirmó Espadas. "Nos hemos ganado el derecho de seguir soñando porque lo que entonces se divisaba para el futuro es hoy una realidad pero, sobre todo, debemos seguir mirando hacia delante y seguir reinventándonos y difundiendo ese mensaje de éxito de Sevilla y de nuestro Parque Científico y Tecnológico". Espadas quiso dejar claro que, "aunque las crónicas del aquel año hablaban del final de la Expo, se equivocaron porque no todo terminó".

El ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, por su parte, citó a don Juan Carlos y al socialista Felipe González como principales impulsores de la muestra, a los que puso como ejemplo de las palabras del filósofo Ortega y Gasset: "Para progresar hay que pensar en grande, y para avanzar hay que mirar lejos".

También hubo ausencias, como la de Alejandro Rojas-Marcos, alcalde de la ciudad durante la muestra, y la de los actuales representantes municipales de Izquierda Unida y Participa Sevilla. Según confirmaron desde la formación liderada por Susana Serrano , "las luces y sombras" y la "polémica" que el evento suscitó en la ciudad llevaron al partido a rehusar la invitación al acto conmemorativo.

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