"La familia con hijos en paro pregunta por la aeronáutica"
En la Triana de la Hispano Aviación nació y sigue viviendo este ingeniero aeronáutico con veinte años de experiencia que desde 2002 participa en el desarrollo y fabricación del gigantesco avión militar de transporte, el gran imán de la industrialización con alta tecnología en Sevilla para las próximas décadas
CUANDO nació hace 47 años, en la antigua Cruz Roja de Triana, actual Hospital Infanta Luisa, a 300 metros se fabricaban aviones a reacción y el Ejército del Aire español acababa de encargar 55 más del HA-200D, una versión mejorada del Saeta. Su padre, ingeniero de caminos alemán, nacido en Oldenburg, cerca de Bremen, y casado con una madrileña, se asentó en Sevilla y trabajó, entre otros proyectos, en la construcción de las bases militares de Morón y San Pablo. No podía imaginar que el cuarto de sus cinco hijos tendría un despacho en San Pablo y como compañeros de trabajo a profesionales nacidos en Bremen. Arturo Lammers García es uno de los sevillanos con rango más alto en el organigrama internacional para construir el A400M. Nos recibe junto al aeropuerto en las impresionantes instalaciones de Airbus Military, donde disponen de 600.000 metros cuadrados. La fachada de la nave principal tiene 500 metros de largo.
Trabajando ha dado la vuelta al mundo pero continúa siendo un vecino de Triana. Estudió en el colegio de los Padres Blancos, donde ahora van sus dos hijos. Está casado con una profesora de la Facultad de Económicas de la Hispalense.
-¿Su vocación aeronáutica le viene de familia o del barrio?
-Sí y no. Todos los varones de la familia nos decantamos hacia las ingenierías, pero yo fui el único que opté por la aviación. Por eso tuve que irme a estudiar a Madrid, en Sevilla aún no existía esa especialidad. Cuando estudiaba, yo no tenía contacto con el sector aeronáutico de Sevilla. No era de esos ligados de padres a hijos a los oficios relacionados con la construcción de aviones. Mi ilusión era hermanar dos cosas: viajar mucho y desarrollar en Sevilla mi trayectoria profesional. Lo he conseguido.
-¿Por qué se eligió a Sevilla para el montaje del avión A400M?
-CASA ofreció a Sevilla desde el principio, dado que Toulouse ya tenía la producción final del A380, el avión de pasajeros más grande. Y no debemos tener miedo ni pudor en decirlo: Sevilla es donde mejor se montan aviones militares. Es la pura verdad: se ha elegido Sevilla porque durante generaciones, muchas personas en Sevilla han aportado su esfuerzo y experiencia en el montaje y fabricación de aviones. Y eso ha dado sus frutos en la construcción de la factoría.
-¿Cómo le eligieron para este puesto de responsabilidad?
-En 2002 era el jefe de montaje del C-295, un avión que se fabrica por entero en Sevilla. Me propusieron gestionar la producción final del A400M. Tardé 30 segundos en aceptar. Era un reto especial.
-¿Sufrió mucho durante las incertidumbres sobre la viabilidad de los motores, la financiación económica y el respaldo político?
-A quienes tenemos experiencia en el sector no nos coge de sorpresa el cúmulo de dificultades y complejidades. Yo formaba parte de la producción del avión Eurofighter y sabía de la cantidad de negociaciones que van parejas a un proyecto de este tipo, que requiere un gasto inicial muy alto, y una financiación que sólo pueden respaldar los gobiernos nacionales como impulsores y clientes. En Sevilla no dejamos de trabajar en el proyecto mientras se discutían muchos pormenores. Los profesionales sabemos que, al final, cuando se demuestra que vuela un avión mejor que los precedentes, su fabricación se abre camino.
-¿Puede decirse sin chauvinismo que la nueva factoría de San Pablo es un referente mundial?
-Sí, para diseñarla, y aplicarle un alto grado de robotización, hemos viajado por muchos países para ver instalaciones, estudiar los procesos y las innovaciones que se le podían introducir a la logística y montaje, a los ensayos en tierra y en aire, etcétera. Crear una cadena de producción que coordina a miles de personas en centros de trabajo en España, Francia, Alemania y Reino Unido. En San Pablo, el inglés es el idioma que más usamos. Al principio éramos nosotros los que viajábamos mucho, y ahora son los profesionales de otros países los que vienen más a Sevilla para ver detalles de todo el proceso.
-¿Cuántas piezas tiene el A400M?
-Cada avión tiene unas 100.000 piezas. En Aerópolis tenemos externalizada la plataforma logística de toda la piecería pequeña, procedente de muchos países. Ahí se preparan en kits para cada operario, tan organizados como el instrumental que se encuentra un cirujano cuando llega al quirófano. Por otro lado, en las naves de la factoría descargan los camiones que aportan piezas más grandes. Y los grandes componentes llegan con el avión beluga de Airbus. Además, desde la factoría de EADS-CASA en Tablada se manda el estabilizador de cada avión, es la única parte que se construye en Sevilla. Se traslada en camiones especiales, de madrugada en jornada laborable, y escoltado por la Guardia Civil, hay que cortar la SE-30 durante los 20 minutos del recorrido porque ocupa todos los carriles.
-¿Existe el riesgo de que los contratos con países de otros continentes, por mor de la globalización, impliquen pérdida de producción del A400M en Sevilla?
-Cuando un país de cierta envergadura compra aviones, siempre quiere a cambio tomar parte en su construcción para acrecentar su propio nivel industrial. Y algo de los componentes del A400M puede vivir esa transferencia de producción, estrategia que también le conviene a Airbus porque en esos países acaba prestando asesoramiento a través de sus profesionales. Pero lo que no va a cambiar de ningún modo es que el proceso de montaje del avión se haga en Sevilla. Eso está totalmente asegurado. De entrada hay carga de trabajo para 20 años, y lo normal es que se extienda a lo largo de 50 años. Pensemos que los primeros aviones de la gama Hércules se empezaron a construir después de la Segunda Guerra Mundial.
-¿Cuándo veremos la factoría a pleno rendimiento?
-Desde dentro de tres años, nos enfrentamos al reto colosal: construir tres aviones al mes, como mínimo 400 a ese ritmo.
-Como sevillano, ¿se siente en un oasis laboral, viendo el alto nivel de paro no para de crecer?
-Sí, somos afortunados. Mucha gente lo está pasando mal. Las familias han tomado conciencia de la necesidad de preparar de modo distinto a sus hijos para que afronten con más garantías un futuro incierto. En el barrio, en el colegio, se me acercan algunos que se enteran de mi actividad profesional, y me preguntan cómo reorientar a sus hijos, ahora en paro, hacia el sector aeronáutico. Varios son los casos que me han contado de jóvenes que se metieron en la industria de la construcción, donde ganaron mucho dinero. Pero ahora se han quedado sin actividad y no saben qué hacer. Les procuro orientar, según sea su curriculum, a másters o cursos especializados. La sociedad sevillana comienza a fijarse en la industria aeronáutica como el lugar al que dirigir a sus hijos por las oportunidades que ofrece.
-Como ciudadano, ¿qué opina de la Sevilla actual?
-Es una ciudad con mucho potencial que hace menos cosas de lo que podría porque no se cree capaz de hacerlas.
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