El flautista de Hamelín

FITUR y Simof parecen nombres de dos futbolistas del Steaua de Bucarest. La Feria Internacional de Turismo y el Salón Internacional de Moda Flamenca, uno desde fuera, el otro desde dentro, son dos herramientas poderosísimas de implantación de la marca Sevilla en el mundo. Una captación de visitantes a través del más eficaz de los ganchos: la realidad imaginada. La Giralda de Sevilla y el Patio de los Leones de Granada aparecen en las portadas de los dos volúmenes que la Diputación Provincial de Sevilla editó de la obra Viajeros Francófonos en la Andalucía del siglo XIX, con coordinación de los profesores y viajeros Elena Suárez, Montserrat Serrano, Luis Gaston, Olivier Piveteau y Antonio Fernández Navarro. Fitur y Simof se dirigen a viajeros del siglo XXI, pero a estas dos palabras les ha salido en Sevilla un duro competidor que ha atraído hasta la ciudad a las cámaras de las principales cadenas para mostrar un aspecto que está barriendo en todos los telediarios.

Fitur, Simof y Basur. La huelga de recogida de basuras llega hoy a su décimo día. Hemos pasado de la telebasura a la basura en la tele. Por la Alameda ya se ven habitualmente unidades móviles de las diferentes televisiones: desde Andalucía Directo a Tele 5. Una amiga dice que la han sacado en el programa de Anne Igartiburu hablando de las montañas de basura; otra ha visto las cámaras de La Sexta en la calle Adelantado, en un callejón al que es prácticamente imposible acceder por la acumulación de escombros.

Este muladar posmoderno ejerce un doble efecto de repugnancia y curiosidad en el visitante. El turista foráneo se sentirá defraudado porque estas esculturas efímeras no aparecían en ninguna de las guías, pero es cada vez más corriente ver a curiosos que sacan sus móviles para fotografiar estos retazos de realidad, dadaísmo a lo bestia. Una performance repartida en miles de trincheras en las que no tardará en cumplirse la sentencia del Quijote: "Huele, Sancho, y no es a ámbar". Nada tiene desperdicio en esta ciudad, pensará el neófito visitante.

Canal Sur ofrece por la noche las semifinales de los Carnavales de Cádiz mientras que Sevilla, Venecia de sí misma, se hunde en una laguna de detritus y yogures caducados. Confiemos en que la Sinfónica no tenga que contratar al flautista de Hamelin para llevarse a las ratas en una ciudad que se quedó sin gatos y que con la huelga de barrenderos tiene sus calles pintadas con los excrementos caninos. Perro cagón, dueño guarrón, me gusta decirle a mi hijo cuando esquivamos las pistas de Roland Guarros en la ciudad que organizó la Copa Davis.

Febrero es el mes más corto del año, pero en Sevilla se va a hacer más largo que nunca. A medida que crecen las metas volantes del vertedero, en el imaginario colectivo se asoman los acontecimientos del mes. El próximo miércoles es Miércoles de Ceniza, cuando empieza todo en la ciudad. El domingo 17 es el Vía Crucis del Año de la Fe. El 24, una semana después, el maratón, en el que a este paso los casi ocho mil participantes van a tener que ir con mascarillas como si fueran policías locales jugando al quince-eme; el miércoles 27 se disputa en Nervión el Sevilla-Atlético de Madrid, la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey; un día después, el día de Andalucía treinta y tres años después de aquel sí quiero de la preguntita del referéndum. Menos mal que el año no es bisiesto. Menos mal que nos queda Portugal.

¿Se irá con febrero la peste sin Camus, el mes que en su 23-F cumplirá treinta años de la expropiación de Rumasa? O se apuntarán las cordilleras de bolsas de basura a los idus de marzo. El azahar y el incienso calientan en la banda en un desigual combate de aromas y perfumes. El general Invierno contra la consagración de la Primavera.