Dos fotógrafos en la Isla Máxima

EL 20 de diciembre de 1983 se cumplían diez años del atentado contra Carrero Blanco. Un día después, España tenía que meterle once goles a Malta si quería clasificarse para la Eurocopa de Francia 84. La víspera, sonó el teléfono en la redacción de Diario 16 Andalucía. Forges preguntaba por algún fotógrafo al que le gustara el fútbol. Como alguna vez lo habíamos visto jugar en los campos de San Benito, sobre los que se construyó la estación de Santa Justa, le dimos el nombre de Atín Aya. El padre artístico de los blasillos lo inmortalizó en una viñeta a toda página anotando uno de los once goles a Bonello, el halcón maltés.

En las hemerotecas está la foto que Atín Aya le hizo a Miguel Muñoz, el seleccionador, abrazando a su segundo, Vicente Miera. El entrenador le pidió una copia para tenerla de recuerdo en su casa. Una reliquia de aquella noche mágica en la que Santillana y Rincón marcaron cuatro goles per cápita, Maceda un par de ellos, Sarabia y Señor el que cerraba la cuenta y conseguía el júbilo generalizado en Heliópolis.

Atín Aya falleció en un hospital de Bormujos el 16 de septiembre de 2007, el mismo día que la España de Pau Gasol perdía contra Rusia el Europeo de Baloncesto. Un día, Alberto Rodríguez y Alex Catalán fueron a ver la exposición de fotos que Atín hizo de su incursión en las Marismas. Allí se encendió la chispa de la historia de La Isla Mínima, esa película producida por Gervasio Iglesias que conquistó diez Goyas.

Las dos historias, las fotos de Atín en ese microcosmos, y los fotogramas de la película, se integran en una muestra conjunta en el Casino de la Exposición de la que es comisario el fotógrafo Antonio Acedo (Sevilla, 1978), premio Andalucía de Periodismo.

Acedo es de la quinta de Pablo Iglesias -nació 21 días antes que el líder de Podemos- y tiene un recuerdo de esa gesta balompédica que vivió con cinco años recién cumplidos. "Yo estaba en la Escuela Francesa y al día siguiente todos los niños fuimos con banderitas de España". Un preludio de aquella final de París.

El entrenador que le pidió la foto a Atín Aya siempre formó parte del imaginario familiar de Antonio Acedo. Su abuela, Rosario Muñoz, una sevillana de 91 años que vive en Marchena, es prima hermana del seleccionador. "El padre de mi abuela y el padre de Muñoz eran hermanos". Miguel Muñoz (1922-1990) tendría ahora 93 años, dos más que su prima. "Siempre ha sido una especie de mito en la familia", dice Acedo. Cuando su abuela era una veinteañera, su primo Miguel era un futbolista que después de jugar en el Logroñés, Racing de Santander y Celta de Vigo -marcó el gol gallego en la final de la Copa del Generalísimo contra el Sevilla-, conquistó cinco Copas de Europa con el Madrid, tres como jugador, dos como entrenador.

Rosario Muñoz, la prima del seleccionador, se casó con un empleado de la Cruzcampo. Tiene cuatro hijos -Rosa, María José, la madre de Antonio, Ana y Sebastián-, nueve nietos y tres bisnietos. Antonio Acedo conoció personalmente a Atín Aya cubriendo como fotógrafo la Goyesca de Ronda. Es emocionante la superposición de una historia de 1980, el año del 28-F y los Juegos Olímpicos de Moscú, sobre un reportaje fotográfico de las Marismas que se ve como un libro de Sender o una película de Kurosawa.

Atín Aya marcó uno de los goles en la viñeta de Forges y un año después fotografió a Borges cuando vino a Sevilla. La próxima Eurocopa también se juega en Francia y como entonces Holanda vuelve a quedarse fuera. Miguel Muñoz Mozún ha vuelto a unir a Atín Aya con Antonio Acedo en el nuevo aniversario del gol de Señor. El fotógrafo comisario es amigo del equipo de la película. "Soy el padrino de Leo, el hijo de Rafael Cobos. Acababa de nacer cuando le dieron el Goya al mejor guión".