El coche fúnebre que trasladaba los restos mortales de Manuel Clavero Arévalo partió del Parlamento de Andalucía a las seis de la tarde. Ni diez minutos después estaba aparcado en la Plaza de San Lorenzo. El vehículo cubrió los casi tres kilómetros que separan el antiguo Hospital de las Cinco Llagas de la Basílica del Gran Poder en un suspiro. No había apenas tráfico en una ciudad a la que este martes dio un respiro el calor, a la que sorprendió una jornada metida en nubes por la mañana que el sol consiguió romper por la tarde, como si quisiera saludar al vecino más ilustre de la plaza más bonita, a ése que lleva dos años sin ver y con el que espera encontrarse la mañana del Viernes Santo de 2022.

El ataúd de Manuel Clavero iba envuelto en las banderas de España y Andalucía. Portado a hombros de familiares, entró en la Basílica del Gran Poder, que lo esperaba en el altar con túnica bordada. El féretro quedó a los pies del Señor y un monaguillo colocó tres claveles rojos en mitad del ataúd. Quedaron encima del blanco de la bandera andaluza, dándole una nota del color de la sangre, del fuego y de la pasión a una bella estampa que los fotógrafos pudieron tomar desde arriba, colocados estratégicamente en el coro del templo.

A un lado, personalidades como el consejero de Presidencia, Elías Bendodo; el de Hacienda, Juan Bravo; la presidenta de Persán, Concha Yoldi; o el teniente de hermano mayor de la Real Maestranza, Santiago León. Al frente, la familia y los allegados que han querido dar el último adiós a Clavero, con aforo limitado, mascarillas y distancia interpersonal. En la puerta, el ex alcalde de Sevilla Alejandro Rojas-Marcos, que llegó en moto ya empezado el funeral.

Manuel Clavero, el padre de la Andalucía moderna, el hombre del café para todos sin cuya contribución la España de las autonomías no sería tal como hoy la conocemos, el ministro que tuvo la dignidad de salirse de un Gobierno que no defendía la autonomía andaluza, era también el hermano número 19 del Gran Poder. Llevaba más de 85 años de hermano, como recordó el rector de la Basílica, Borja Medina, durante su homilía.

Era miembro de otra cofradía de la plaza de San Lorenzo, la del Dulce Nombre, a la que estaba vinculado por su madre, en la que ha muerto con el número 5 en la nómina de hermanos. "Era un hombre sabio. La sabiduría fue uno de los dones que el Señor le concedió y él desarrolló durante la vida", dijo el sacerdote. Y por eso se le leyó un pasaje del Libro de la Sabiduría. Pasadas las siete de la tarde, el féretro salió de la Basílica en dirección al tanatorio, desde donde hoy partirá para el cementerio.