Sevilla

La hermandad confirma que el daño a la talla es "menor"

  • La irrupción en San Lorenzo de un 'gorrilla' armado sembró la alarma y, tras la confusión, llegaron los apoyos a la cofradía

Nada más llegar los policías para detener y trasladar al detenido, las puertas de San Lorenzo se cerraron a cal y canto. Hubo momentos de mucha tensión. Un gorrilla de la zona, conocido como Almansa, irrumpió con un arma blanca en la basílica tras conocer el suceso con la intención de reterner al agresor y hubo quien lo confundió con el detenido. Momentos de mucha confusión. Gritos y carreras alarmaron a los viandantes que paseaban por los alrededores de la iglesia.

Una vez que los agentes llegaron hasta San Lorenzo, la expectación continuó en la plaza, donde se congregaron los feligreses y curiosos para comentar el incidente, mientras comenzaron a llegar los primeros responsables de la hermandad y los medios de comunicación. Enrique Esquivias, hermano mayor del Gran Poder, fue el primero en salir por la puerta de la casa hermandad para informar públicamente de lo ocurrido. En el momento de los hechos, Esquivias se encontraba en el Hospital Virgen del Rocío visitando a un familiar ingresado y, "en diez minutos" llegó a la basílica. "Desde el punto de vista técnico no ha sufrido nada que no sea reparable", reiteró con rotundidad. Para el hermano mayor, que apuntó que aún es pronto para valorar si hace falta más seguridad en la basílica, este tipo de actos "no tiene explicación".

El presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Adolfo Arenas, acudió con rapidez para acompañar a Esquivias y se mostró muy afligido: "Estoy doblemente afectado, pues soy también hermano", comentó a los periodistas insistiendo en que, afortunadamente, el Señor no ha sufrido daños serios. "Se trata de un caso aislado, por la forma de actuar de este individuo parece que es alguien que no está bien", añadió Arenas tratando de relativizar el atentado.

Camilo Olivares, el director espiritual del Gran Poder, se mostró también muy impresionado: "El Señor lo perdona todo; confío en Dios, esto va a servir para fometar aún más la devoción al Gran Poder".

En medio de la plaza, el hermano mayor de los Gitanos, José Moreno Vega, pasaba nervioso sin saber qué hacer. "Es como cuando te llaman para decirte que a tu padre le ha pasado algo", comentó. Estaba en su casa cuando se enteró de la noticia y, instintivamente, se vistió y se dirigió hacia San Lorenzo: "Es como si esto nos hubiera pasado a todos, tenemos que estar en estos momentos muy unidos y todos con el Gran Poder".

Durante gran parte de la noche, la plaza registró un gran trasiego de hermanos de todas las hermandades y vecinos de la zona que acudieron para interesarse por lo sucedido y demostrar su devoción por la imagen. Pero las puertas del templo no volvieron a abrirse. Lo harán hoy, como cualquier día del año, para recibir a los devotos que, de seguro, acudirán hoy lunes como si de un viernes se tratara.

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