"Mi hermano se fue a la mili y lo suplí en los Estudiantes para no perder el sitio"

Los invisibles

Su árbol genealógico es una maqueta de Miguel Hernández. De las voces más singulares de la lírica sevillana, el verso se impuso al Magisterio, a la guitarra. Un poeta "municipal".

José Daniel M. Serrallé, fotografiado en el hotel Inglaterra el Viernes de Dolores.
José Daniel M. Serrallé, fotografiado en el hotel Inglaterra el Viernes de Dolores.

27 de marzo 2010 - 05:03

PADRE alicantino, madre albaceteña, José Daniel Moreno Serrallé (Sevilla, 1959) es el tercero de los cinco hijos de Carlos y Társila. Garcilaso posmoderno -poeta y funcionario- sólo sueña con "esperanzas modestas" (Woody Allen). Hizo Magisterio, la mili y en 1981 entró en el Ayuntamiento.

-¿Salió de nazareno?

-Sólo una vez. Mi hermano mayor, Carlos, se iba a la mili, y lo sustituí en los Estudiantes para que no perdiera la papeleta de sitio. Las pasé moradas con los calcetines y me llamaron un par de veces la atención por darme la vuelta para mirar a las niñas.

-La mili de su hermano lo hizo cofrade. ¿Y la suya?

-El campamento lo hice en Alicante, el resto en Cartagena.

-¿Cerca de los submarinos?

-Estaba en Artillería. En el mismo cuartel donde la había hecho Carlos Cano. Y donde también estuvo José María Álvarez, uno de los novísimos de Castellet que tenía en Cartagena una librería preciosa llamada La isla del Tesoro.

-Estamos en pleno centenario de Miguel Hernández. ¿Notó su aliento poético en la mili?

-En la mili, no, en un sitio más próximo. Mi abuelo paterno era de Orihuela, cuna de Miguel Hernández. Y mi padre alicantino. Ellos son los Moreno, aunque yo soy Serrallé en el colegio, en los ámbitos sociales y como poeta.

-¿De dónde vienen los Serrallé?

-El apellido es de origen catalán, pero mi madre es de un pueblo de Albacete, San Pedro, en el que huele a ajo dos kilómetros antes de entrar.

-De Alicante y de Albacete...

-Y los dos hijos de sastres. Por eso se conocen. La familia de mi padre se viene a Sevilla después de la guerra no por motivos políticos, sino de subsistencia. Pero mi abuelo materno, el auténtico Pepe Serrallé, era republicano. Estuvo ocho o nueve años en la cárcel. Lo sacan y le llega el chivatazo de que van otra vez a por él. Coge a la familia y se establece en Dos Hermanas. Allí monta su sastrería. Lo vigilaban cuando venía Franco a Sevilla. Forma las Juventudes Socialistas y entra en contacto con los presos del Canal.

-¿Cuál es su patria sentimental?

-Santa Catalina, donde vivo hasta los 19 años. Y la Alfalfa, donde mi padre monta la sastrería, en la calle Boteros, cuando se independiza. Ahora sigo cerca de allí. Junto a la Casa de Pilatos, testigo de todas las fiestas. Un día vino a rodar a la azotea de mi casa Tom Cruise. Me avisaron, pero no subí porque no estaba Cameron Díaz.

-¿Tenía poesía el pregón de Barbeito?

-No me acordé. Me gusta escucharlo de fondo mientras hago las labores domésticas en la casa.

-¿Poeta y soldado, como Garcilaso?

-Empecé mucho antes. Tocaba la guitarra y empecé a escribir algunas canciones. La guitarra dejó de divertirme, pero lo de escribir sí me apetecía y me llenaba.

-¿Iba para cantautor?

-En absoluto. Fue una cosa de adolescente. Carlos Cano lo que quería ser era escritor, pero en la mili José María Álvarez y otros amigos consiguieron convencerlo para que se dedicara a cantar.

-¿Qué le parece el cierre de la revista Renacimiento?

-Por un lado, una pena. Por otro, una lógica aplastante. Abelardo Linares, su creador, me editó dos libros de poesía, Luna en la niebla y Aves nocturnas.

-Cierra Renacimiento y llega el Barroco...

-Hay un tipo de sevillano más romano que árabe. Un sevillano fino, menos lanzado a la cosa dicharachera. El Renacimiento tiene más presencia en la ciudad de lo que se piensa, pero el Barroco fue tan fuerte que lo aplastó.

-¿Qué aficiones tiene?

-De salón, la lectura, la música y las pelis. Cada vez leo menos y veos más películas. De las de calle, los amigos, los bares. Como dice una amiga: vivo encerrada en las calles. Me han encargado un libro sobre bares de Sevilla.

-Se le ha visto en la presentación de modelos de BMW...

-Soy amigo de Pepe Suárez, del concesionario. No tengo carnet de conducir. Ni del Betis, ni del PSOE. Como objeto, me gustan los coches, y suelo estar pendiente de los últimos modelos.

-¿Sevilla es poética o prosaica?

-Puede ser poética, pero cada vez menos. Y es prosaica cada vez más burdamente. La poesía requiere de un aire intimista que lo está perdiendo Sevilla. La ciudad tiene mucha más movida y bastante menos alegría. Está todo más uniformado. Lo da la época, no la ciudad en sí.

-Es funcionario municipal. ¿Está la ciudad sin alcalde?

-Claramente. Formalmente sí lo hay. Hay una especie de entidad que es el alcalde.

-¿Siempre escribió poesía?

-La Diputación Provincial me editó Arcadias Sevillanas. Siete pueblos vistos por siete poetas. Paradas por Javier Salvago, Morón por Alberto García Ulecia...

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