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Una historia con dos finales distintos

  • Simbólico. La Cámara de Comercio elige el Mercantil donde hizo sus primeras reuniones para presentar la historia ampliada con su "refundación" tras estar "al borde del abismo"

Francisco Herrero, con Antonio Miguel-Bernal. Entre ellos, los coautores Antonio Florencio Puntas y José Ignacio Martínez Ruiz.

Francisco Herrero, con Antonio Miguel-Bernal. Entre ellos, los coautores Antonio Florencio Puntas y José Ignacio Martínez Ruiz. / Juan Carlos Muñoz

Dos instituciones del siglo XIX haciendo siglo XXI. Una relación capicúa. El Círculo Mercantil nace en octubre de 1868, poco después de la Revolución Gloriosa; la Cámara de Comercio, en 1886, y sus primeras reuniones tendrán lugar en la sede de aquél. Tuvieron hasta presidentes comunes: José Montes Sierra, segundo presidente de la Cámara, tras el breve mandato -22 días- por enfermedad de Tomás de la Calzada, fue durante 26 años presidente del Mercantil, además de masón, católico y republicano; Antonio Olmedo también presidió ambas entidades, y en la institución cameral puso fin a una acendrada costumbre de quemar toda la documentación, atífice de un archivo histórico "como el que no hay en ninguna Cámara de Comercio de España ni de Europa, con la única salvedad de Marsella", en palabras de Antonio-Miguel Bernal. El tercer caso de presidente del Mercantil y de la Cámara de Comercio fue Antonio de la Peña López: un cuarto de siglo en la Cámara, sólo dos años en el Círculo de Sierpes, suficientes para que la institución que presidió organizara la Semana Santa de 1934 y sacara catorce pasos a la calle frente al desierto cofrade del 33.

Un libro titulado Cámara de Comercio de Sevilla. Instituciones, Economía y Empresas (Tecnographic) no invita a que legiones de lectores acudan a su presentación. La cosa cambia si el director de la obra y glosador de la misma es Antonio-Miguel Bernal (El Coronil, 1941) y si la historia de tan árido enunciado trata sobre una institución que hace cinco años estuvo a punto de desaparecer. Francisco Herrero, presidente de la Cámara, se lo dijo en términos muy gráficos a Bernal: "O nos refundamos o desaparecemos". El catedrático tuvo "una suerte que pocas veces tienen los historiadores: escribir la misma historia, pero con dos finales diferentes".

De ser expulsados de la Lonja pasó a tener un campus y dos viveros de empresas

Bernal confesó que fue "descorazonador" dedicar mucho tiempo de investigación y de estudio con sus discípulos Antonio Florencio Puntas (Guillena, 1949) y José Ignacio Martínez Ruiz (Sevilla, 1958) para entregar el libro en enero de 2011, en los 125 años de la Cámara, y recibir "como un jarro de agua fría" el decreto-ley de diciembre de 2010 que ponía en cuestión "la financiación de las Cámaras y su razón de ser".

Son mucho más de 130 años de historia, "estamos hablando de casi cinco siglos de continuidad". El alfa de la historia se sitúa en 1543, cuando comerciantes, mercaderes, banqueros y cambistas de Sevilla consiguen vencer la resistencia de la Corona, mucho más reacia a autorizar ese instrumento gremial. "Hay consulados más antiguos que el de Sevilla", y Bernal citó los de Barcelona, Valencia, Mallorca, Zaragoza, Burgos o Bilbao. Pero ninguno con una actividad tan prolongada.

En este libro, la historia y el futuro son los dos principales protagonistas. Las dos patas del presente que empezó a vencer sombras de incertidumbre. "La institución estuvo al borde del abismo". En la disyuntiva entre los modelos continental y anglosajón, la Cámara de Comercio de Sevilla sumaba una lista de impagados "terrible". La institución tenía que acudir para cobrar la cuota a unirla a la contribución urbana o mandar a la Guardia Civil a los comercios.

A los Consulados les siguieron los Tribunales de Comercio. En la portada del libro, la sede actual de la Cámara de Comercio, en la Plaza de la Contratación, con la Giralda al fondo; en la contraportada, el actual Archivo de Indias, sede fundacional en 1886.

Práxedes Sánchez Vicente, presidente del Mercantil, nunca presidió la Cámara de Comercio; Francisco Herrero, que lleva once años al frente de la institución, no aspira a presidir el Mercantil. Comerciantes de alcurnia como Juan Robles o Cañete fueron a Sierpes para oír una historia con dos finales, el segundo feliz. "Hace 125 años terminamos como plañideras", contó Bernal, "ahora podemos hacer un canto a la esperanza". Un camino del llanto al optimismo que convirtió en un relato apasionante.

Bernal volvió a coordinar un estudio que pasó de plañideras a canto de esperanza

Para sacudirse el fantasma del decretazo, la Cámara de Comercio cambió primero su nombre. Le añadió la palabra Servicios a su nomenclatura; después cambió su ámbito de actuación. "Desde su creación hasta 2011 giraba en torno a la economía, defendiendo Sevilla con Madrid el modelo librecambista frente al proteccionista que representaba Barcelona". Cambia la perspectiva de la economía por la de la empresa. Hay otro cambio que Bernal califica de "espectacular": es como un viaje de la contraportada a la portada. "Del agobio de no tener sede, de andar como nómadas, expulsados de la Lonja, humillados por el Estado, por el Ayuntamiento en un calvario increíble, han pasado a contar con varios espacios físicos".

Además de la sede institucional, con las pinturas de Cortijo y Pérez Villalta, la Cámara de Comercio cuenta con el campus EUSA, Antares, el coworking de la calle Rioja, el vivero Torneo Parque Empresarial, la Escuela de Negocios, el Vivero Aeronáutico en Aerópolis. De los barcos a los aviones. Apuestas para modernizar sin olvidar las cuitas tradicionales: el puerto, el río, la zona franca, la esclusa, el dragado.

En esa refundación, el historiador incluye la ventanilla única, los viveros de incubación de empresas, la apuesta por la mujer empresaria y la más ambiciosa. "En el tema internacional, la Cámara de Sevilla fue renqueante de Madrid y Barcelona; hoy día, su internacionalización está en primer rango por actuación, presencia y conexiones". Una tarea en la que señaló el papel de Miguel Sánchez Montes de Oca, que en 1965 creó la Asamblea Americana y propició que Sevilla, "a la que no se le unió ninguna otra Cámara de España", participara en la creación en 1974 de la Asociación Iberoamericana de Cámara de Comercio, de la que Herrero es vicepresidente, con presencia de 23 países de ese ámbito, Estados Unidos y Andorra.

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