La histórica tienda Pichardo de Sevilla cierra
Comercio
El negocio referente en disfraces pondrá fin a su actividad el próximo otoño
En origen fue una papelería, fundada por el padre del actual dueño en la calle José Gestoso
El sonajero de la ampliación de la Feria de Sevilla

Adiós a otro negocio emblemático del centro de Sevilla. La tienda de disfraces Pichardo cerrará a finales de 2025. Se pondrá fin, así, a 73 años de historia en un sector donde, según su dueño, Diego Díaz, han sido referentes en la ciudad. Los motivos de acabar con esta actividad: la falta de relevo generacional, la fuerte competencia asiática y de las grandes cadenas de distribución, así como las dificultades a las que se enfrenta un establecimiento tradicional en un casco histórico cada vez más condicionado por el turismo.
Fue en 1952 cuando el padre del actual propietario, Diego Díaz Pichardo, abrió un negocio de papelería en la calle José Gestoso. Aquello fue el germen del actual Pichardo, un sector, el de los disfraces, con el que logró gran reclamación en la ciudad.
"Al principio fue una papelería e imprenta", refiere Diego Díaz, quien recuerda que su padre emprendió esta aventura empresarial después de haber estudiado Artes Gráficas en los Salesianos. La diversificación llegó de mano de su madre, Ana María Alarcón Bocanegra, quien empezó a introducir artículos de fiestas. También esta sevillana fue la responsable de otra especialidad muy vinculada a la citada calle, la venta de figuras para el belén.
El volumen de negocio fue creciendo, lo que obligó a trasladar la imprenta a la cercana calle Amparo. Durante un tiempo tuvieron un tercer local, en la calle Sierpes, cuando el matrimonio compró la antigua librería Eulogio de las Heras. Otra apertura: en el Pasaje Azahares, donde se derivaron los disfraces.
El traslado a los locales definitivos
La cantidad de género almacenado dejó pequeño estos locales, por lo que definitivamente se trasladaron a los establecimientos actuales, el de la Plaza Fernando de Herrera, baluarte del mundo de los disfraces, que cerrará a finales de 2025, cuando concluyan campañas como la de Halloween; y el de Javier Lasso de la Vega, para los amantes de los belenes, el cual permanecerá abierto.
La noticia del cierre de Pichardo ha corrido como la pólvora en la ciudad desde que la tarde del lunes se colgaran los carteles que anuncian la liquidación. Díaz procedió a ello después de comunicárselo a sus dos empleados actuales: Raúl Bonilla y Ángeles Delgado. Llegaron a contar con una plantilla de 15 trabajadores en la época de mayor auge. Eran tiempos muy distintos a los actuales. Pichardo, que sigue siendo un referente de esta actividad, además de la venta al por menor también era proveedor de otros minoristas, como los quioscos, que con el paso de los años han buscado otros suministradores.
Durante la charla con este comerciante, no dejan de llegar clientes a la tienda de Fernando de Herrera. De todas las edades y con los más variados gustos. Allí pueden contemplar los diez catálogos que el negocio posee, con más de mil modelos de disfraces y 200 tipos de pelucas. A este género hay que añadir los múltiples accesorios. Un mundo de fantasía para el que dicho establecimiento se quedó pequeño hace años, de ahí que cuenten con un almacén en la cercana calle Atienza y con una nave en Espartinas.
Género traído de Europa
De esta tienda han salido disfraces de los más clásicos a los más extraños. "Una vez trajimos uno de tarta". Hasta tal punto ha llegado la especialización y profesionalidad, que su dueño ha acudido a las ferias internacionales del sector que se celebran en Milán y Nuremberg. "Hemos comprado género en Alemania, Inglaterra y Francia", abunda Díaz. En su tiempo llegaron a poseer sastres. "Por aquí han venido clientes de toda Andalucía y de diferentes puntos de España". Sin olvidar a los componentes de chirigotas y comparsas, que encargan los conjuntos para sus actuaciones en carnaval.
Al propietario de Pichardo le ha llegado la edad de jubilación. Ha cumplido 68 años y no tiene relevo generacional al frente del negocio. Sus hijos trabajan en ámbitos bien distintos. Pero también es cierto que los hábitos de compra han cambiado bastante. La competencia china es muy fuerte, sin olvidar la que ejercen las grandes cadenas de distribución cuando llegan fechas señaladas, como Halloween. También aquí cabe mencionar la venta por internet.
A estos cambios se suman los que ha sufrido el casco histórico de Sevilla."Cada vez es más difícil acceder al centro, donde ya quedan pocos vecinos", lamenta Diego Díaz, quien invita a los periodistas a mirar la propia plaza donde se encuentra Pichardo para que se tome de ejemplo. "Aquí ya sólo quedan pisos turísticos y hoteles", señala.
Aquella multa de Urbanismo
En este devenir también hay espacio para la crítica. "Los alcaldes han presumido de defender el comercio tradicional, pero a la hora de la verdad han existido pocas ayudas". En este punto recuerda que la Gerencia de Urbanismo lo multó por colgar disfraces desde el balcón del piso superior, para lo que contaba con el permiso del propietario. Una imagen con la que se identificaba esta tienda y que acabó desapareciendo, mientras que en el Casco Antiguo ya es costumbre contemplar toallas y ropa interior tendidas en las fachadas de establecimientos turísticos.
La noticia del cierre fue recibida "entre lágrimas" por los trabajadores. También por los pocos vecinos que quedan en la zona, que ven cómo se va un referente de este enclave. Y sin olvidar a los amantes de los disfraces, que pierden un símbolo. Señal inequívoca de la metamorfosis del centro de Sevilla, cada vez más similar al de cualquier ciudad del mundo.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por CEADE San Isidoro
Campus UPO
Contenido ofrecido por Morera & Vallejo