
La ciudad y los días
Carlos Colón
Trump oxigena a Sánchez
La aldaba
Cuando la Feria era larga arreciaban las quejas por el mayor gasto en contrataciones que, además, no compensaba en los últimos días. Si es la del denominado formato corto resulta que hay pérdidas del 20%, pero, al mismo tiempo, no se evita que haya un bajonazo de público que, todo sea dicho, deja la Feria la mar de agradable. Ha quedado claro que la insatisfacción está garantizada. Monteseirín ya advertía de que ser alcalde de esta ciudad era muy difícil por el carácter de los sevillanos. Como existe un modelo de Feria, un pregón y una forma de pasar los días de calor por cada sevillano empadronado, es mejor no tocar la rosa más, pues ya hay asuntos que parecen manoseados en exceso. Sobre todo no se deben menear más desde las propias instancias oficiales, pues ya pasamos el sonrojo de dos consultas ciudadanas con aparición en los telediarios nacionales. La duración de la Feria no puede ser el sonajero que se agita y que nos distrae de asuntos que exigen urgencia o, cuando menos, mucha atención. En 2010 se logró enterrar el proyecto de traslado de la Feria al Charco de la Pava. La crisis económica ayudó a tomar una decisión razonable. La Feria se llena tres días. No más. Ahora mismo consta de seis días más la solemnizada apertura nocturna de la prueba del alumbrado. La denominada preferia es una realidad consolidada por la afición de esta ciudad a las vísperas. El formato largo reduce su duración al viernes y el mediodía del sábado. Pero ya quedó demostrado que sigue existiendo. Ese mismo formato fue una concesión al sector hotelero, al empresariado que vive de un turismo que todo lo condiciona y al que se suelen plegar los poderes políticos. Ha estado muy bien el retorno a la duración de martes a domingo, aunque la consulta fue innecesaria.
Ahora se retoma la barrila del enésimo intento de ampliar la Feria, el viejo proyecto de aumentar las casetas a costa del terreno de la calle del infierno. Hemos perdido la cuenta de las veces que se ha anunciado la ampliación por la calle Costillares. ¿Pero no hay casetas despobladas en el segundo tramo de la Feria? ¿Para qué más casetas entonces? Parece que los alcaldes de la democracia quieren pasar a la historia por alguna reforma de la Feria, como Juan Fernández Rodríguez García del Busto (1916-2011), que promovió con éxito la gran mudanza del Prado a Los Remedios. ¡Con la de asuntos que hay en la ciudad! La de la ampliación tiene toda la pinta de ser incluida en esos proyectos que se ventean de vez en cuando. Miren que los terrenos de la ampliación son del Estado... Los Gordales. ¡Auuuu! Huele a como cuando se anunció el cobro de la visita a la Plaza de España. No era competencia exclusiva del Ayuntamiento.
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