Las consecuencias de la escasez de lluvias

La hoja de ruta de Emasesa ante la caída de las reservas de agua

  • La declaración de la prealerta implica que sólo queda agua para tres años si no llueve y ya fija como objetivo la reducción de la demanda en un 2%

  • Sólo en la última fase de emergencia, si las reservas caen por debajo del 15%, se contemplan cortes de suministro

Un usuario lava un vaso bajo el grifo, en un domicilio.

Un usuario lava un vaso bajo el grifo, en un domicilio. / D. S.

La declaración, el pasado lunes, por parte de Emasesa de la situación de prealerta por el estado de las reservas de las que depende es el primer paso de su hoja de ruta para hacer frente a la escasez de agua prevista en el denominado Plan de Emergencias por Situación de Sequía (PEM) de la empresa. Se trata de un documento, acorde con el Plan de Sequía de la CHG, que deben tener  todos los sistemas de abastecimiento que surten a más de 20.000 habitantes y en el que se establece el procedimiento que se seguirá para gestionar y amortiguar los efectos de la escasez, con las medidas que se podrían ir tomando, consensuadas además con representantes de los usuarios, agentes sociales y expertos, porque se ha elaborado en un proceso participativo.

El documento contempla cuatro escenarios o situaciones: la de normalidad; la prealerta o escasez moderada –en la que se está ahora, cuando hay reservas para atender a la demanda durante tres años con los criterios de garantía del Plan Hidrológico, si persiste la falta de lluvias y aplicando las medidas del PEM–; de alerta –cuando la escasez es ya severa y quedarían reservas para cubrir la demanda dos años–; y de emergencia.

Entre las dos últimas tendría que pasar un año, tiempo mínimo para permitir a los gestores activar e implantar medidas más complejas. Porque esa última fase, la de emergencia, cuando sólo quede agua almacenada para un año, implicaría ya un riesgo importante para garantizar el suministro. Sería cuando habría que incorporar claramente recursos externos y cuando podrían aplicarse las medidas restrictivas, las más controvertidas para la población, como cortes de suministro o bajadas de presión.

En cada una de estas fases se fijan objetivos de reducción de la demanda: desde el 2% del consumo privado con respecto al año previo con la prealerta, pasando por el 5% y el 10%, en las sucesivas. La referencia será el estado de las reservas de los embalses de los que se abastece Emasesa habitualmente, vinculados a los ríos Rivera de Huelva y Viar: Aracena, Zufre, La Minilla, Gergal, Los Melonares y Cala, éste el único que, además de consumo humano, tiene uso hidroeléctrico.

Los recursos externos de Emasesa

No obstante y de cara a completar esos recursos en caso de necesidad, Emasesa está conectada con el sistema del Huesna y a ese embalse de la Sierra Norte y con El Pintado, de riego y en el río Viar, que eventualmente podría usarse para abastecimiento.

El sistema también está diseñado para poder captar agua del río Guadalquivir, aunque la calidad es un hándicap; y tienen localizadas las masas de agua subterránea del entorno, aunque sólo dos de ellas están asignadas al sistema, una en la Sierra Morena, con buena calidad, y otra en Gerena, con peores datos. Además, hay una Estación Regeneradora de Agua, en la Ranilla, que ya se usa para regar campos de golf y jardines.

Tener previsto todo lo que se va a hacer es importante, porque a través de Emasesa y Aljarafesa (a la que la empresa metropolitana surte de agua en alta) ese grupo de embalses del Rivera de Huelva y el Viar almacenan el agua que llega a los grifos del 55% de la población de Sevilla, con una demanda media de 101,09 hectómetros cúbicos al año o 203 litro por vecino y día.

Según el PEM, son aguas de muy buena calidad, de baja mineralización y con una concentración baja de nutrientes, al existir pocos focos de contaminación y ausencia casi total de microcontaminantes orgánicos, como pesticidas, herbicidas o hidrocarburos. Sólo se usan captaciones de agua subterránea para complementar los abastecimientos de El Garrobo y El Ronquillo.

Prealerta

La situación de prealerta en la que se está ya implica que las reservas de esos embalses han bajado de los 324 hectómetros cúbicos, la mitad de la capacidad máxima, y en previsión de que se produzcan escasas aportaciones, hay que preparar medidas. El objetivo es también aumentar la concienciación ciudadana.

De cara al consumidor el principal impacto serán ahora las campañas de difusión para un uso más racional si cabe del agua –aunque el sistema de Emasesa no es de los especialmente derrochadores–, en todo tipo de medios y formatos. Habrá campañas específicas para dependencias públicas, “de modo ejemplarizante”.

Pero, mientras, se irán analizando otras decisiones. Se realizará un seguimiento del embalse de El Pintado, el de riego, para evaluar si activan los protocolos de intercambio con los regantes, o si es conveniente modificar las normas de explotación habituales para aumentar el suministro de los embalses de Melonares y Gergal; así como la adecuación de las instalaciones de emergencia de cara a la fase alerta y revisando cualquier limitación de las infraestructuras por obras o mantenimiento. El seguimiento de los recursos será mucho más exhaustivo.

Alerta

Al estado de alerta se llegará si se baja de los 268 hectómetros cúbicos (el 30% de la capacidad máxima). En el PEM se apunta que “constituye posiblemente el momento más difícil en la gestión de la sequía, pues las reservas acumuladas dificultan la credibilidad social para percibir una situación de preocupación. Por otra parte, se está en el momento de iniciar actuaciones que si no se ejecutan a tiempo tendrán efectos tardíos e ineficaces”.

Aquí ya se prohibirían los usos no relacionados con el consumo humano (riego de zonas verdes, baldeos de calles; llenado de piscinas o fuentes ornamentales...) y se establecerán penalizaciones a los consumos excesivos, así como a los usuarios que no alcancen a reducir los suyos en el porcentaje establecido, un 5%, sin presencia de restricciones todavía. En la presa con uso hidroelécrico, también se priorizaría el uso para consumo humano.

La Estación de Tratamiento de Agua Potable de Emasesa (ETAP) en El Carambolo. La Estación de Tratamiento de Agua Potable de Emasesa (ETAP) en El Carambolo.

La Estación de Tratamiento de Agua Potable de Emasesa (ETAP) en El Carambolo. / Juan Carlos Vázquez

Con la alerta sería necesario incrementar “sensiblemente la aportación de recursos externos”, según se fija en el propio Plan Especial de Actuaciones en Situaciones de Alerta y Eventual Sequía de la CHG. La principal fuente de recursos externos será el embalse de El Pintado, por calidad y disponibilidad de agua. Atendiendo a las necesidades del sistema de Aguas del Huesna, se maximizará además el abastecimiento de agua ya potabilizada de este sistema. Aunque, en segundo plano, por los problemas de calidad, ya se contempla usar también el río Guadalquivir.

Emergencia

La fase de emergencia supondría quedar por debajo de 221 hectómetros cúbicos, el 15% de la capacidad máxima. Constituye el “peor escenario”, “una situación límite” y el que tendrá mayor impacto sobre el usuario si llega. Es aquí cuando el PEM recoge la elaboración de bandos con medidas restrictivas sobre la demanda, posibles cortes o reducción de presión en la red que se propongan desde el Comité de Sequía de Emasesa, órgano directivo responsable de la gestión durante el periodo de escasez, que se constituye ya en la fase de prealerta y en el que estará representada Aljarafesa. Éste contará con otros subcomités para temas específicos, así como una mesa de seguimiento con la CHG, la Junta, la Diputación, el SAS, Aljarafesa y Aguas del Huesna, Lipasam, responsables de Parques y Jardines, Bomberos, organizaciones de usuarios y empresarios.

Se intensificarán las campañas de concienciación, con el objetivo marcado de reducir un 10% de media la demanda. Se endurecerán las sanciones por incumplirlo. Se prohibirán hacer tomas de la red de agua potable en horas de presión reducida, incluidas redes privadas de aljibes y depósitos, con la excepción de servicios sanitarios y de interés público, con multas por incumplirlo.

En ese escenario, está previsto además que se evalúen los costes extraordinarios por la escasez y la implantación de medidas, con posibles afecciones a las tarifas. Todo ello, al margen de que se acentúen también las medidas de la fase de alerta y prealerta en cuanto a la incorporación de recursos externos al sistema, entre otras.

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