¿Dónde iba tanta marihuana?

Es la pregunta que tanto la Guardia Civil como los vecinos de la comarca del Bajo Guadalquivir se hacen. ¿A dónde iba tanta marihuana? ¿Cómo pensaban darle salida a tantas plantas los responsables de la mayor plantación de cannabis hallada en Andalucía? Para dar respuesta a esas preguntas trabajan ahora los agentes de la Guardia Civil del puesto de Utrera y Las Cabezas de San Juan, que mantienen abierta la investigación tras el hallazgo de 20.000 plantas de marihuana en una finca próxima a la carretera A-471.

La investigación se centra precisamente en las posibles vías de distribución que tenían los responsables del cultivo, necesarias para dar salida a una producción tan vasta. Para hacerse una idea de la magnitud de la plantación merece la pena recordar las estadísticas de los últimos cinco años, en los que la Policía Nacional y la Guardia Civil habían intervenido en total unas 8.000 plantas. En Las Cabezas, de un tirón, se hallaron 20.000 hace unos días.

Para los responsables de la Guardia Civil de Utrera, que haya tantas plantas en una misma plantación supone un cambio en el modus operandi de los traficantes. Lo habitual hasta ahora era que la marihuana se vendiera y distribuyera a nivel local, en el mismo municipio en el que se encontraba ubicada la plantación. Es evidente que la producción de 20.000 plantas excede con mucho la demanda que puede existir en un municipio como Las Cabezas, que tiene una población que no llega a los 17.000 habitantes, e incluso de toda la comarca del Bajo Guadalquivir.

Los investigadores tienen la certeza de que la producción iba a salir fuera de la comarca y ser distribuida en otras zonas, si bien están ahora en la fase de averiguar quiénes podrían ser los receptores de la droga y cómo podrían trasladarla. Por el momento hay tres personas detenidas, que son el dueño de la finca en la que estaba la plantación y dos trabajadores. De ellos se sabe que son personas con antecedentes por delitos contra la salud pública, pero que llevaban una vida discreta para pasar desapercibidos lo máximo posible. El dueño de la finca tiene 49 años y es vecino del pueblo, mientras que los otros dos, de 45 y 27 años, residen en Sevilla capital y en Marbella. Ninguno de ellos hacía ostentación ni se daba una vida de lujos pese a la cantidad de dinero que podían sacar de una explotación como la que tenían.

De hecho, la plantación se encontró gracias al olor que desprendía, que llamó la atención de una patrulla de la Guardia Civil que circulaba por la A-471, la carretera que conecta la N-IV a la altura del Torbiscal con Sanlúcar de Barrameda. La sorpresa para los guardias fue la cantidad de plantas que había en la finca. Era una explotación agrícola con dos invernaderos principales divididos en sectores. Una parte más extensa se dedicaba al cultivo, otra zona era usada para colgar las plantas para que se secaran y un pequeño espacio era empleado para el tratamiento de las plantas. En esta última zona había tanto herramientas de poda como aparatos para fumigar.

Los invernaderos no estaban camuflados ni los sospechosos disponían de medidas de seguridad llamativas, sino que se basaban más bien en la discreción para intentar no llamar la atención de los guardias. La colaboración ciudadana también ha jugado un papel importante en esta operación. La investigación, desde que se detectó la plantación, ha ido bastante rápido, si bien ahora se inicia la fase más complicada.

No es la única gran plantación que se ha desmantelado en esta zona, puesto que la mayor de Sevilla hasta fue hallada en 2013 en la pedanía cabecense de Marismillas. Para la Guardia Civil, no hay nada que indique que pueda haber asentada en esta zona una organización dedicada al cultivo de marihuana. La explicación es más sencilla: es una tierra muy fértil para todo tipo de cultivos.