Un icono de la modernidad

Mestizaje. El personaje más que la pintora. Así se ha acercado Fausto Velázquez a la mexicana Frida Kahlo, cuyos retratos recorrerán medio mundo para regresar a La Algaba

Fausto Velázquez, rodeado de 'Fridas' en su estudio de la calle San Isidoro.
Fausto Velázquez, rodeado de 'Fridas' en su estudio de la calle San Isidoro.

09 de marzo 2016 - 05:03

JOSÉ Tomás vivió en La Algaba antes de reaparecer y ganarse al público mexicano. Desde La Algaba hasta México, ése es el viaje equinoccial de Fausto Velázquez en su último proyecto. Lleva tres años pintando Fridas. "No me interesa como pintora, sino como personaje. No he llegado a ella por su pintura, sino por su biografía". Y a México, la patria de Frida Kahlo (1907-1954) llegó de la manera más fortuita.

En un proyecto de exposición que lleva muy adelantado, empezó a viajar a los recovecos de su memoria y su formación artística, ética e intelectual. "Son retratos de gente a la que quiero y admiro y gente a la que odio". Una coctelera en la que aparecen, precedidos por un autorretrato de Faustino Velázquez Clavijo con el carné de la OJE (Organización Juvenil Española) en 1963, Mahler, Antonio Machado y Leonardo de Vinci, pero también Hitler, Franco y Millán Astray. Una de las pocas mujeres ya no está. "Era Frida, se la llevó el coleccionista mexicano que me ha encargado esta exposición, el mismo para el que hice el cartel taurino de la Monumental de México".

Fausto Velázquez tenía tres años y medio cuando Frida Kahlo murió a los 47 años de edad el verano de 1954. "Yo vivía en una finca de Jerónimo Infantes Florido, el hermano del obispo y del cardiólogo, el marido de la boticaria de La Algaba". Iría descubriendo a esta mujer que se casó dos veces con el pintor y muralista Diego Rivera, que en su corta vida vivió dos guerras mundiales y una revolución rusa. "Políticamente era comunista, totalmente estalinista. Cuando murió estaba pintando un retrato de Stalin, ¡tiene cojones!".

No ha tenido pesadillas con la pintora mexicana. "Me he llevado muy bien con ella". La ha pintado en todos los periodos, el esplendor y el crepúsculo. "La fuente principal son sus propios retratos. Se pintaba mucho a sí misma porque casi siempre estaba convaleciente". En el centenario de su nacimiento (2007) se editó un catálogo de su obra con el título Frida Kahlo en el país de los autorretratos. La considera un símbolo de la mujer trabajadora. "Un trabajo que sesenta años después de su muerte sigue muy vivo. De ella me atrajo su personalidad, su lucha por la vida y contra las adversidades, su belleza enigmática y el ponerse el mundo por montera. Fue capaz de convertir su imagen en uno de los iconos más potentes de la modernidad".

La exposición se inaugurará en Sevilla, sala del Apeadero del Ayuntamiento, el 12 de mayo. Con el patrocinio de Unicaja, irá después a otras cinco ciudades andaluzas: Málaga, Ronda, Almería, Antequera y Cádiz. La segunda parte de la gira es internacional, con paradas en México, la génesis del personaje, Nueva York, donde será celebrada "con una fiesta en el edificio Dakota, en la casa de Sofía Coppola", París, Basilea, donde mañana juegan sus correligionarios de Nervión, Tokio, Madrid y La Algaba.

Frida Kahlo nunca estuvo en España ni le consta que sintonizara con la cultura de nuestro país. Tenía en sus genes dos raíces muy absorbentes: la germánica de su padre, un fotógrafo alemán que llegó a México desde Centroeuropa, como el emperador Maximiliano de Habsburgo; la indígena de su madre, que le añadió el apellido Calderón a la pintora de Coyoacán. "Me da la sensación de que conecta más con el mundo indígena que con el de los exiliados españoles, aunque a Buñuel lo tuvo que conocer".

Hay una Frida cubista, una Frida con mantón de Manila, una licencia de Fausto Velázquez a partir de una prenda diseñada por sus amigos Victorio & Lucchino, una Frida deconstruida, "la visto y la desvisto", que en el cartel de la exposición luce unos corales propios de quien se va al real de la Feria. Una Frida fumando marihuana, aunque en el estudio del pintor no suena Bob Marley, sino Manolo Caracol. "Siempre pinto escuchando flamenco: Poveda, Mairena, Caracol, Camarón y algún aria de Puccini. El flamenco siempre me llega, la música clásica me acompaña".

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