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"Este libro merece una exposición"

  • Legado. A un mes de la noche más hermosa, se presentó el libro 'Un siglo ilusionando', un repaso gráfico de cien años de la Cabalgata de Reyes Magos desde el 5 de enero de 1918

Debajo, de izquierda a derecha, Alberto Máximo Pérez Calero, Rafa González-Serna (Baltasar), Antonio Pulido, Juan Espadas, Ángela Abad (Palas Atenea) Fernando Rodríguez Galisteo (Gran Visir). Arriba, Fernando Salazar, Carlos Bourrellier, Juan Carlos Cabrera y Manolo Sainz, director de la Cabalgata.

Debajo, de izquierda a derecha, Alberto Máximo Pérez Calero, Rafa González-Serna (Baltasar), Antonio Pulido, Juan Espadas, Ángela Abad (Palas Atenea) Fernando Rodríguez Galisteo (Gran Visir). Arriba, Fernando Salazar, Carlos Bourrellier, Juan Carlos Cabrera y Manolo Sainz, director de la Cabalgata. / antonio pizarro

Jesús Bravo-Ferrer fue Melchor; José María Izquierdo, Gaspar; Antonio de Santos, botones del Salón Llorens, fue Baltasar sustituyendo a última hora a un ateneísta que se asustó del camello. Es la primera foto del libro Un siglo ilusionando (Páginas del Sur). Cien años repartiendo alegría por las calles de Sevilla, como reza el subtítulo de la obra, desde aquel 5 de enero de 1918. Y sin faltar ni un solo año, ni siquiera los tres de la guerra civil. "En cien años pasan muchas cosas en una ciudad como Sevilla", dice Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, anfitrión de la presentación del libro y Baltasar en la Cabalgata de 2008.

En 1918 terminaba una guerra, la Primera Guerra Mundial, y empezaba una ilusión. Desde que Vicente Llorens concibió la idea y José María Izquierdo la desarrolló, tuvieron claro el destino prioritario de la Cabalgata. En esa foto de hace un siglo, aparecen fotografiados en el Hospital Provincial de la calle San Luis. También visitarían la Casa Cuna y el Hogar San Fernando. El Ateneo se gastó ese año 1.052 pesetas en dulces y golosinas. La Cabalgata ha sobrevivido a adversidades climatológicas, vaivenes políticos -en la República se llamó Cabalgata de los Magos de Oriente para obviar la realeza-, apreturas económicas. Un médico que presidió el Ateneo, Antonio Hermosilla, decidió que cada año los Magos de Oriente visitaran un hospital. Alberto Máximo Pérez Calero, presidente de la institución y médico de profesión, anunció que este año el cortejo visitará el hospital Macarena.

"Este libro merece una exposición", dice Juan Espadas, alcalde de Sevilla, un cargo con fecha de caducidad, a diferencia del de ser último rey Baltasar en la Cabalgata número 100, lo que le permitió "ver desde arriba lo que había disfrutado a pie de calle".

La idea del libro surgió en un Betis-Sevilla. Allí coincidió Manuel Sainz, director de la Cabalgata, con Antonio Pulido. Y pensaron que la mejor manera de cruzar el Rubicón del siglo era dejar el soporte gráfico, potenciar el valor de la mirada, de la sonrisa. Miran, luego cabalgamos. Sainz vive la esencia de la Cabalgata desde sus entrañas. Nieto de Manolo Méndez, que además de ser el replicante de Pepe da Rosa en los Diálogos del Tío Pepe y su Sobrino, con guión de Juan Tribuna, era árbitro de fútbol. Aquel colegiado arbitró un Sevilla-Betis a beneficio de la Cabalgata "y el saque de honor lo hizo Juan Belmonte".

En el recuerdo fotográfico de cien Cabalgatas y trescientos Reyes Magos aparecen Majestades como Jacinto Benavente, Nobel de Literatura, o Antonio el Bailarín, que llevó el requiebro a los mejores escenarios del mundo. Reyes Magos en camello, en mula, en tractores, y virreyes en motos con sidecar.

Este repaso de cien años de Cabalgata debería servir, en palabras de Espadas, para potenciar el patrimonio fotográfico y documental de la Hemeroteca y el Archivo Municipales. "Recrear lo que disfrutamos es volverlo a celebrar", dice con el ejemplo de los 25 años de la Expo 92.

Carlos Bourrellier, ex presidente del Consejo de Cofradías, fue Melchor en la Cabalgata de 2009 y ahora es vicepresidente de la Asociación de Reyes Magos. Contó quince reyes eméritos en el patio de butacas. Juan Salas Tornero, Francisco Herrero, Miguel Vilaplana. En la mesa había cuatro Majestades, dos Melchor y dos Baltasar. Faltaba Gaspar. El primero, alma de la Cabalgata, fue José María Izquierdo. Medio siglo después, en 1967, lo encarnó el empresario jerezano José María Ruiz-Mateos. El último Gaspar fue el abogado Joaquín Moeckel.

Fernando Salazar ha catalogado el material gráfico de este siglo de las luces. "Llevo más de tres décadas cubriendo con mi cámara la Cabalgata, incluidas las vísperas tan desconocidas por el gran público". Un fotógrafo que además participó en una de las ediciones de esta apoteosis de la Epifanía como Gran Visir. Es artífice de ese acercamiento sentimental, íntimo al arcano de las emociones, diálogo de interiores del fotógrafo con los resultados de su trabajo, los únicos negativos que tienen rango de positivos.

El libro, National Geographic de la Ilusión, se acabó de imprimir el 17 de noviembre, festividad de Santa Isabel de Hungría, reina y servidora de los pobres enfermos. Ya son historia esos niños desvalidos de abrigos largos y pantalones cortos, pero la necesidad sigue existiendo. Lo dice Cáritas todas las semanas. "La Cabalgata es la obra de todos los sevillanos". Pérez Calero recordó la frase de José Jesús García Díaz, Pepito Caramelo, que llegó a ser alcalde accidental.

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