Las 23 llamadas que tuvo que hacer el cuñado en el tanatorio
Tuvo que averiguar cuál era la aseguradora del matrimonio al estar el piso precintado.
Cuando le informaron de las muertes de sus cuñados, José Bernabé se hizo cargo de los trámites funerarios. Llegó al tanatorio de Servisa a las cuatro de la madrugada del domingo 15 de abril. Nada más llegar, un empleado le preguntó qué compañía de seguro de decesos tenía contratado el matrimonio fallecido y cuál era el número de la póliza. "No sólo no lo sabía, sino que me resultaba imposible averiguarlo porque el piso estaba precintado por el juzgado. Así se lo expliqué al empleado, que me facilitó un listado con todas las compañías y me dijo que fuera llamando una por una. Empecé por las más conocidas y no acerté hasta la llamada número 23".
Bernabé tuvo que hacer todas estas gestiones desde su teléfono móvil particular y en la cafetería del tanatorio. Tuvo que repetir 23 veces la misma historia: que su cuñado había matado a su cuñada y que no podía saber qué compañía tenían porque el piso estaba precintado porque era el escenario de un crimen. "Imagínese lo que fue aquello para mí, con el dolor que tenía por lo ocurrido. Llamar 23 veces y escuchar a la operadora de cada compañía con la misma cantinela: si es para un accidente de tráfico pulse 1, si es para otra información 2... y así 23 veces".
El cuñado de la mujer asesinada no se explica cómo no existe una base de datos a la que puedan acceder los empleados de los servicios funerarios introduciendo el nombre y apellidos de la víctima. Bernabé ha enviado un escrito a las compañías de seguros relatando lo ocurrido y el calvario que tuvo que vivir durante más de tres horas, "algo que no deseo ni al peor ser humano que haya en el mundo".
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