Manuel León rinde homenaje a Santa Ana en el cartel de la Velá 2025: “Me han llamado trianero, es un orgullo enorme”
El autor pone en el centro de la obra los cuidados de las madres en la figura de "la abuela de Triana" con guiños a Niculoso Pisano y Gustavo Bacarisas
Velá de Triana 2025: todo lo que podrás ver este año en las fiestas de Santa Ana
Triana no se pinta, se siente. Se intuye en la cal de sus fachadas, en la curva de sus estrechas calles, en el barro cocido que le dio oficio y fama. Y eso lo sabe bien Manuel León Moreno, artista de Villanueva del Ariscal y autor del cartel de la Velá de Santiago y Santa Ana 2025, que ha querido rendir tributo no solo a la fiesta mayor del arrabal, sino al alma misma de un barrio que lo ha acogido como si fuera suyo.
Manuel León recibe a Diario de Sevilla en su taller en Villanueva, junto a su mujer, Celia Macías, fotógrafa reconocida; y Telmo, el pequeño de sus dos hijos. Con un café en la mano, ilumina el taller entero mientras enseña los bocetos a lápiez del cartel que anuncia las fiestas del arrabal: “Me llamaron trianero en una entrevista y me dio un subidón...”. El cartel está agotado en el distrito, y se ha encargado una nueva tirada para repartir entre los vecinos que quieren tener uno de recuerdo.
León reconoce que ha expuesto en ciudades como Pekín, Shanghái, Abu Dhabi o Tetuán, pero que se emociona al hablar de Rafa Almarcha, su compadre y pregonero este año de la Velá, de las casetas de la Calle Betis, o de las abuelas que rezan en Santa Ana. “Que te digan trianero sin serlo es como que te han dado el carné sin pedirlo”. El cartel, titulado El tesoro de Triana, es un compendio de símbolos, referencias y homenajes que confluyen y construyen un relato visual profundamente arraigado en la historia y en la iconografía popular. La pieza se articula como un ciclo de vida y muerte, un recorrido por lo sagrado y lo profano que nace en el templo más antiguo de Sevilla —la iglesia de Santa Ana— y desemboca en el bullicio festivo del Guadalquivir.
Santa Ana: Raíz y matriz
Lejos de los caminos más contemporáneos o transgresores que muchos esperaban de él, León ha optado por mirar atrás, al origen. “Me gusta llevar la contraria”, dice entre risas. Por eso decidió reivindicar a Santa Ana, “la abuela de Triana”, como figura central. No solo como personaje biblíco, sino como arquetipo de los cuidados, del amor familiar, de una sabiduría ancestral que atraviesa siglos. “Me di cuenta de que todo en la Velá parte de ahí: de velar a la santa durante la noche”, cuenta. De ahí, explica, surgieron los cánticos, las reuniones vecinales y, con el tiempo, las celebraciones populares que llenarán de alegría la calle Betis la semana del 21 al 26 de julio.
En el cartel, esa noche sagrada está representada por una constelación de estrellas que el artista ha tomado del zócalo cerámico que recorre la iglesia. Cada estrella, cada retablo, cada azulejo antiguo forma parte de esa constelación simbólica que guía al barrio desde hace siglos.
La cerámica como ADN trianero
Manuel León no podía contar Triana sin sumergirse en su cerámica, ese arte que la define tanto como el cante o el río. “Santa Ana es, en sí misma, el mejor museo de cerámica del mundo”, afirma. Y no le falta razón: en sus muros conviven siglos de alfarería, desde los tiempos de Niculoso Pisano —maestro italiano que introdujo el renacimiento en la cerámica sevillana— hasta los obradores trianeros del siglo XX.
Pisano, de hecho, tiene un papel clave en el cartel: una lauda sepulcral firmada por él, conocida como la del “Negro de Triana”, se convierte en metáfora de la muerte dentro de ese ciclo vital que traza la obra. “Esa pieza está reventada de tanto que las mujeres le daban patadas para quedarse embarazadas o encontrar marido. Es una iconoclasia popular sin intención iconoclasta”, reflexiona León.
La cerámica pintada, en su cartel, no es solo adorno: es estructura y el código elegido para anunciar a los trianeros su fiesta más popular. Los tonos de los azulejos, los desgastes, los cambios de tintada revelan capas de significado, homenajes ocultos, como el que hace al mismísimo Gustavo Bacarisas. El pintor insigne de la luz sevillana aparece en la tipografía del cartel, inspirada en un diseño suyo para una antigua tienda de ultramarinos en la calle Antillano Campos. “Bacarisas fue capaz de adaptar su arte a lo popular, a lo cotidiano, y eso me pareció maravilloso”, explica. Y ese espíritu es el que guía todo el trabajo de León: alta cultura al servicio del pueblo, como el propio espíritu de la Velá.
Entre la Calle Betis y Villanueva del Ariscal
El cartel también se abre al humor y al guiño. En la última fila de azulejos, los colores evocan sin disimulo las casetas de feria en la Calle Betis, con una alusión —nada casual— al eterno pique entre Sevilla y Betis. León, confeso sevillista, invita de esta manera a quien observe el cartel que mire el azulejo superior más desgastado, cuyo significado pone de manifiesto la pasada temporada de su equipo.
Asimismo, León no se olvida en ningún momento de su su pueblo. En Villanueva del Ariscal, durante las mismas fechas, se celebra la fiesta de Santiago, patrón local. “La Velá es también de Santiago y Santa Ana. Es un hermanamiento total”, dice con orgullo. Por eso, aunque su cartel se ha entregado a Triana, no deja de llevar algo de Ariscal en cada pincelada, como la cruz de Satiago en el trazo de la santa.
Un recibimiento de barrio
Manuel León reconoce que el encargo le provocó respeto, porque no todo los días pone uno su arte al juicio de Triana, pero el resultado ha sido más que satisfactorio que agradece de todo corazón: “Me he pegado un baño de multitudes. Y lo que más me emociona es que la gente se ve en el cartel, que lo siente suyo”. Porque ese ha sido su objetivo desde el principio: pintar desde la emoción y para el pueblo. “He aprendido muchísimo haciendo este cartel. De Triana, de la fiesta y de la gente".
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por SO/Sotogrande Spa & Golf Resort
Contenido Patrocinado
Contenido ofrecido por Restalia