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La mirada de la esperanza

  • Cayetana y Javier conquistan el corazón de miles de usuarios en la red

Javier Barroso, en brazo de su padre Antonio Barroso.

Javier Barroso, en brazo de su padre Antonio Barroso. / Pepe Santos (Sevilla)

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes. Pese a que los cofrades sepan lo que es no salir por riesgo de lluvia o los hermanos de la Hermandad de El Cachorro lleven a sus espaldas el sambenito de no hacer estación de penitencia durante años seguidos. Lo que hemos vivido es incomparable e imborrable.

Dos años sin Semana Santa en la calle ha calado sobretodo en los más pequeños. Aquellos que se han quedado sin ‘mamar’ (permítanme la expresión) una tradición o forma de vida que se transmite solo de padres a hijos.

Pero no hay mal que cien años dure y el pasado domingo pudimos disfrutar de la primera en la calle con la Pastora de Santa Marina. Olimos a incienso entre el gentío que rezaba a una Virgen que nunca imaginó que media ciudad saliese a verla.

Sevilla sabe esperar, guardar silencio y dar ese primer paso de un costalero

Porque Sevilla sabe esperar, guardar silencio y dar ese primer paso de un costalero. El llamador de la ciudad sonó a manos de Antonio Santiago, ni más ni menos, y el paso de todos los cofrades se elevó al ‘séptimo cielo’. No se recuerda un ¡venga de frente! de mayor emoción.

Lo que nadie pensaba es que los protagonistas de la jornada fueran dos niños (chico y chica) que conquistaron el corazón de cofrades y no cofrades. Lo que nadie pensaba es que sus miradas nos llenarían de esperanza y vida.

Ninguno lo esperaba, ni sus padres, pero las expresiones al ver el primer paso de sus vidas en la calle hicieron estremecer a toda una red de redes que rápidamente compartió el momento elevando todo a lo viral. La difusión y repercusión fue imparable.

Cayetana Pérez

A las 20:00 horas Cayetana Pérez González, de siete meses de edad, se encontraba por la zona de San Juan de la Palma con sus padres, Carmen Estrella González y Miguel Ángel Pérez Ortiz de Galisteo. “Era el primer paso que veía en la calle y vivimos el momento con ilusión, emoción y mucha felicidad al ver su cara…”, confirman sus progenitores.

No era para menos, en sus ojos se aprecia el disfrute de los cinco sentidos: sonido de la banda de música, olor a incienso, la vista puesta en el cortejo procesional, el tacto con su padre y el gusto… El buen gusto de saborear ese momento como nadie.

La mirada es el reflejo del alma y Cayetana, hermana de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Yedra (Écija) y de la Hermandad de los Remedios (Estepa), ha logrado emocionar a más de 100.000 usuarios que hasta la fecha han visualizado su vídeo.

Javier Barroso

A las 20:15 horas del domingo, en la esquina de Doña María Coronel, con Bustos Tavera, se encontraba el pequeño de dos años Javier Barroso Valle. Nació el 28 de marzo de 2019, por lo que nunca había visto un paso siendo consciente del mismo, ya que aquella Semana Santa de 2019, con apenas 20 días de vida, sólo pudo escuchar unas cuantas cofradías sin que en absoluto se diera cuenta qué era aquello.

Según relatan sus padres, Antonio Barroso y Rocío Valle, “cuando llegamos, lo primero que le llamó la atención fue la gente allí esperando (hay que tener en cuenta que con la pandemia jamás había estado en un sitio concurrido). Lo segundo fue la banda que abría el cortejo. Eso hizo ya que despertara su interés por lo que estaba viendo.

Finalmente, desde que empezó a escuchar la banda que acompañaba al paso y vio los ciriales ya no perdía detalle… La cara se le trasforma en cuanto apareció el paso de la Divina Pastora. Ahí adquirió la expresión entre alegría, ilusión, curiosidad y entusiasmo que se ve en el vídeo”.

Comentan emocionados al tiempo que añaden: “Incluso cuando teníamos el paso más próximo a nosotros (aparece en el vídeo, segundo 25), con su media lengua llegó a decir “ía, guenguen” (mira, la Virgen) haciendo el intento de ir al suelo, queriéndose acercar al paso”.

Cuando me describen este instante los padres paran de hablar visiblemente emocionados. En ningún momento se esperaban esa reacción tan positiva y espontánea. “Pensábamos que le tendríamos que explicar qué era aquello, temíamos que no aguantara la espera de la llegada del paso, que se pudiera asustar con los tambores, que se agobiara con la gente, que le aburriera o no le gustase aquello, en definitiva, mil miedos a esa “su primera vez”, por eso nos emocionó tanto, a dos cofrades como nosotros, que su reacción fuera tan natural, de tanta ilusión y, si se nos permite, tan bonita”.

Además, se unieron otras circunstancias muy especiales. No sólo el primer paso en la calle después de 20 meses, sino que la Virgen apareció a tambor por Doña María Coronel. Arrió y al levantar, comenzaron los sones de Guadalupe, de Patión, por lo que, a su padre, hermano de las Aguas y devoto de la Virgen de Guadalupe, supuso un momento más único y emocionante.

Por último, los padres de Javier relatan que “no le gustó nada que el paso se fuese… creemos que si por él fuera se hubiese ido detrás de la Virgen hasta la entrada” (sonríen). Se marcharon muy orgullosos, “porque íbamos con la ilusión de ver el primer paso con nuestro hijo, encima también el primero después de los confinamientos, y jamás pensábamos que iba a ser tan emocionante”. concluyen.

Javier es hermano del Museo (cuarta generación, desde sus bisabuelos maternos Luís Valle y Reyes Mittenhoff), Esperanza de Triana y Montserrat (tercera generación por su abuela paterna María Toscano). En Alcalá de los Gazules (pueblo de sus abuelos paternos), es hermano del Santísimo Cristo del Perdón y la Patrona, Ntra. Sra. de los Santos. El primer Estado de Alarma llegó dos días después de dejar el traje de monaguillo en la costurera para que le hiciera los arreglos, pues iba a debutar ese año en El Museo y en Montserrat. Su familia se ha tenido que conformar con los vídeos e irle enseñando a través de la pantalla qué es una cofradía, pero evidentemente, en absoluto comparable con la realidad y el momento que vivió el pasado 19 de septiembre de 2021.

Estas dos miradas nos llenan de orgullo a muchos que pensábamos que tanto tiempo sin nuestra forma de vivir la “Semana Santa” podría lastimar el sentir de nuestros más pequeños. Pero no ha sido así. En los ojos de Cayetana y Javier hemos visto la esperanza, esa que tanto venera la ciudad hispalense desde distintos rincones.

La Semana Santa nos ha enseñado de todo excepto a olvidarla

Durante toda la pandemia, la Semana Santa nos ha enseñado de todo excepto a olvidarla. Los cofrades hemos grabado en la mente a lo largo de estos meses de preocupación y ansiedad aquella cita de Oscar Wilde: “Si no tardas mucho, te esperaré toda una vida”. No hay mayor signo de amor y esperanza… Como estas miradas de Cayetana y Javier.  

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