El monje que vendió su Ferrari
calle rioja
Nuevo campus. En Viapol, los estudiantes viven la primera semana del nuevo curso académico. Conviven apuntes de Sociología, literatura jurídica y hasta una fábula espiritual
CINCO limpiadoras salen uniformadas de la Casa del Coronel, en el campus de Viapol. Parecen cigarreras exiliadas de la Fábrica de Tabacos. Se cruzan los jóvenes por los pasillos de este edificio laberíntico. Si existe el karma, está sentado, zapatillas deportivas, la espalda apoyada en el tronco de uno de los siete cipreses del jardín central de este nuevo centro universitario. Se llama José, tiene 26 años y estudia cuarto de Magisterio. Está concentrado en la lectura de El monje que vendió su Ferrari. Una fábula espiritual de Robin S. Sharma, que igual es el nombre hindú de Eduardo Punset.
El monje que vendió su Ferrari no figura en el catálogo de Hispalex, librería jurídica especializada de la que aparecen algunos folletos tirados por el suelo. Con una coctelera de esos libros saldría un jurista enciclopédico formado en las más cualificadas fuentes: Tomás y Valiente y García de Enterría, Borja Capelli y Muñoz Conde, Rosario Valpuesta y Cruz Villalón, Pérez Royo y Pérez Luño. Un clásico joven como Ribas Alba y sus incursiones en el Derecho Romano.
Termina la primera semana de la nueva hornada de estudiantes. Curso 2013-2014. Unos jóvenes hablan de apuntes de Sociología. A la alumna de Derecho y Administración de Empresas le sorprende el tiempo que el profesor de Economía dedicó a hablar de fútbol. ¿Habló de algún economista? "De Marx, el mismo que me tocó en la selectividad". ¿Marx economista? Hizo de la economía, eso sí, una continuación de la religión por otros medios. Karl Marx tiene avenida en Amate y Groucho una discoteca cerca del Postigo.
"¿Dónde nos vemos? ¿En el Marbella o en el Tres Copas?" Son bares del campus de Viapol. En este núcleo universitario con paradas de autobús, de tranvía y estación de tren, Marbella es provincia de Asturias. Nombre de un restaurante cuya fabada nada le tiene que envidiar a las de Cangas de Onís, como le consta al que tantos años fue decano de Económicas Camilo Lebón.
Bares y autobuses se llenan de universitarios. Parada del Metrocentro de San Bernardo. El interventor certifica los billetes cuando arranca el tren camino de Plaza Nueva. Allí dentro se produce la confluencia generacional. El ritmo de dos hombres que consumen quinquenios con dignidad es distinto hasta en las conversaciones. "Trujillo es muy interesante", dice uno de ellos. "Cogí un tren en Milán que paraba en Bolonia, Padua y Trento". Las dos chicas se despiden con sendos besos al final del trayecto y los hombres siguen caminando en su viaje tridentino. Mauricio Domínguez-Adame, antaño jefe del protocolo municipal, sale de la Casa Grande, más pequeña sin sus servicios. El doctor Jacinto Maqueda, 92 años muy bien llevado, "el bastón lo llevo de adorno", se dispone a entrar en la capilla de San Onofre, que es un apeadero espiritual en la parada del Metrocentro. Un lugar tan recogido como la alargada sombra del ciprés donde el futuro maestro leía El monje que vendió su Ferrari.
No hay derecho, cantaban los de Aguaviva. Pues que se pasen por la librería Hispalex: Civil, Penal, Tributario, Romano, Canónico, Procesal, Constitucional... En los puestos del Jueves hay un interesante surtido de literatura jurídica de saldo. José Víctor, el diseñador de Palma del Río, se dispone a entrar en el mercadillo. Lo felicitan por el anuncio de Nocilla que hace con Luccino. Leche, cacao, avellana y azúcar. El genio anónimo de los publicitarios. ¡Cuántos científicos han dedicado toda su vida, incluidos los que ganaron el premio Nobel, a conseguir una fórmula que se repita con esa cadencia de endecasílabo en blanco y negro!
Viapol. Barrio de toreros, de mlitares y ferroviarios. La mítica Enramadilla. Nueva savia de conocimientos en una ciudad nueva. El siglo XXI en los cimientos de la Sevilla ampliada para la Exposición del 29, la que precedió al rectorado de Ramón Carande Thovar. El de Carlos V y sus banqueros. Dos hombres de formación alemana y cuna extremeña.
Primer fin de semana de la nueva semilla universitaria. Los que vienen de fuera se familiarizan con la Sevilla internodal: bonobús, carril-bici, Cercanías, circulares y el Ferrari que vendió el monje. Un bólido cartujano.
El lector de la fábula espiritual abandona su paraíso, oasis vegetal entre apuntes y numerarios. Las limpiadoras regresan a la Casa del Coronel, secuela del antiguo uso castrense del edificio. Paralelo a Eduardo Dato y Luis Montoto, es decir, las puertas de la Carne y de Carmona. Los dominios de San Benito y San Bernardo, titulares del Martes y el Miércoles Santo.
Apuntes de Sociología. La revolución académica para acabar con las parcelas del individuo. La nueva Sorbona es una copistería donde se reproducen las enseñanzas. El otoño universitario es una primavera de la vida que tiene de invierno el inicio de un año sin Reyes pero con Carlos V.
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