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El yo múltiple de Cayetana de Alba

  • Expectación. La duquesa de Alba reivindicó en la presentación de su libro en el Alcázar su amor por Sevilla, compromiso con Andalucía y lealtad con la Monarquía.

DE mayor, Cayetana Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba, quiere ser sevillana. Piropo de juventud que le lanzó Antonio Burgos en el Alcázar en la presentación, al segundo intento, de Yo, Cayetana. La autora y protagonista del libro lo ratificó con creces. "Me siento tan sevillana como vosotros y me muero por Sevilla, tanto que voy a descansar al final de mi vida aquí".

Tenía razón Antonio Burgos en la fallida primera presentación. La caída de la alfombra fue tan mágica como la propia alfombra. La proximidad de las fechas navideñas convierte esta confesión en un regalo apropiado. Dicen que ya va por la segunda edición. "En la Feria del Libro de Fráncfort", dijo Ana Rosa Semprún, directora de Espasa -"viuda de Calpe", bromeó Burgos- "no ha habido editor que no se haya interesado por estas memorias de Cayetana".

Entró en el Alcázar acompañada por su marido, Alfonso Díez, y en primera fila se sentaron sus hijos Fernando, Carlos y Eugenia. Faltó el más libresco, Jacobo, y el que va por libre, Cayetano, que el mismo día que su madre presentaba este libro fruto de una "madura reflexión", se reunía con una representación de jornaleros andaluces para desfacer el entuerto del mediático follonero.

Burgos le dio la "bienvenida a la república de las Letras a quien es su reina indiscutible". A sus 86 trepidantes años, Cayetana se presentó como una mujer comprometida con Andalucía y enamorada de Sevilla. Agradeció a los sevillanos que la dejen compartir con ellos sus fiestas, la Semana Santa, el Rocío, los toros. Allí estaban para dar fe los diestros Curro Romero, Miguel Báez Litri y Víctor Puerto y el rejoneador Rafael Peralta, que hacía doblete después de su presencia en el vídeo de la Operación Clavel. Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, recordó que hace medio siglo la duquesa de Alba "estaba implicada en causas solidarias".

El libro son muchos libros, dice Burgos de una duquesa "más goyesca que la que pintó Goya". Un libro interdisciplinario, que diría un cursi en nómina, con presencia de americanistas (Enriqueta Vila), historiadores del arte (Enrique Valdivieso), artistas (Guillermo Pérez Villalta), arabistas (Rafael Valencia, Lola López Enamorado, directora del instituto Cervantes de Casablanca), escritores (Rafael de Cózar), galeristas (Rafael Ortiz, Isabel Ignacio).

Cayetana tiene amigos "en la derecha y en la izquierda, pero mi única inclinación política es la Monarquía". Su padrino de bautizo fue Alfonso XIII; su padrino de boda, Juan de Borbón, el hombre que pudo reinar. En el Alcázar había hasta un rey mago, Francisco Herrero, presidente de la Cámara de Comercio, que encarnará a Gaspar en la Cabalgata. El reino de Cayetana es Sevilla, ciudad que echó de menos en sus destierros. "Igual que Alberti le ponía Cádiz a todo lo dichoso", dice Burgos, "Cayetana hace lo mismo con Sevilla". Militante de su belleza, con la que mitigó su pena de huérfana precoz, su tránsito por colegios "de países oscuros y protestantones" hasta que recuperó la luz y el limonero.

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