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Sevilla

La ola de calor coge fuerza y dejará temperaturas extremas en Sevilla hasta el martes

  • Para el fin de semana se esperan máximas de 45 grados y noches tropicales en las que costará mucho dormir sin aire acondicionado

  • Turistas al sol, mucho tráfico para ser agosto y cortes de luz en los barrios marcan la jornada tórrida del viernes

Primera jornada de calor en Sevilla

Primera jornada de calor en Sevilla / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

"¿Y estas criaturas dónde se van a meter cuando den las tres de la tarde, por Dios?". La pregunta la hace una señora que pasa por la plaza del Triunfo pasado el mediodía. Se refiere a los turistas, que hay bastantes. No tanto como en la época anterior al covid, pero sí quizás más de los esperados. Muchos, además, son extranjeros. Una buena noticia para una ciudad que se ha empeñado en los últimos años en vivir del turismo internacional. Se arremolinan en torno al Alcázar y la Catedral.

Algunos se suben a los muchos coches de caballos que esperan en la zona monumental. Otros buscan alguna tienda en la que comprar agua. Casi todos van perfectamente ataviados para sobrevivir a la ola de colar. De moda no hablamos, sólo de comodidad. Pantalón corto, camisetas de colores claro, sombreros de paja o gorras, gafas de sol, crema solar... La teoría se la saben. Eso sí, cuando llevan un rato paseando las caras se empiezan a poner rojas, señal de que la temperatura corporal se les está elevando. Pero en la plaza del Triunfo hay bastante sombra y en el Alcázar no hay colas, así que todo bien. Muchos aprovechan la base del monumento a la Inmaculada para descansar y beber.

Con la señora que pregunta por qué harán los guiris, esas criaturas como dice la mujer, va un chico de unos doce años. El adolescente se encarga de responder a la que parece su madre con todo el sentido común que tienen los niños: "Pues se irán a su casa, o al hotel en el que estén. Que a lo mejor tiene hasta piscina y están mucho mejor que nosotros". Desde luego, si se quedan aquí a esa hora lo van a pasar regular.

En el Prado de San Sebastián el termómetro marca 40 grados, y no han dado todavía las doce del mediodía. Es el segundo día de la ola de calor que alguien en Europa ha decidido llamar Lucifer, y que de momento ya ha batido los registros más altos del continente desde que se lleva la cuenta. La temperatura alcanzada el jueves en Siracusa (Sicilia, Italia) fue de 48,8 grados centígrados, lo que convierte este guarismo en el más alto alcanzado en Europa en la historia reciente, superando a los 48 de Atenas en el año 1977.

El récord de Sevilla está en los 46,6 grados que marcaron los termómetros el 23 de julio de 1995. Para el fin de semana están previstas temperaturas máximas de 45 grados, por lo que parece que tendría que apretar un poco más de lo que se espera para que Lucifer bata también el récord histórico de temperatura en la capital andaluza. Sea así o no, lo cierto es que hace un calor extremo que desluce la visita a Sevilla para los turistas y hace muy molesta la estancia para la población local. Sólo a primera hora de la mañana la temperatura ronda los 30 grados y hay una sensación bastante agradable, que se va diluyendo en cuanto se eleva el sol. Que parece que tarda un poco en salir, o quizás sea ese polvo en suspensión procedente de África, esa calima, que deja unos amaneceres y atardeceres con unos cielos ocres, casi terrosos.

Esta segunda jornada es peor que la primera, la del jueves, cuando no se llegó a los cuarenta grados según la temperatura oficial. Se quedó en 39,5 grados, según el observatorio del aeropuerto de San Pablo. Una temperatura alta, pero para nada extrema en una ciudad acostumbrada al calor. Seguro que muchos de los lectores escucharon a alguien que dejó el clásico comentario: "pues tampoco hace tanto calor". Ya este viernes seguro que cambiaría de opinión, con cuatro grados más que la jornada anterior. La ola de calor se mantendrá al menos hasta el martes. Para el miércoles se espera una máxima de 35 grados, aunque las mínimas seguirán altas.

En el Parque de María Luisa también hay bastante movimiento. Casi todos son turistas, eso sí. En la plaza de América no hay niños jugando con las palomas, que rodean a la única joven que posa para las fotos. La venta de agua en los quioscos va bien. Y hasta las barcas de la plaza de España tienen gente. En la fuente central, los visitantes, casi todos turistas también, se colocan en una zona en la que la ligera brisa que sopla levanta un poco las gotas de agua y provoca un efecto similar al del microclima que se usa en los bares.

En la Alameda de Hércules hay menos movimiento, aunque sí obras. Unos trabajadores reparan el pavimento a pleno sol. Y son ya casi la una de la tarde. Mezcla, martillo y agua para beber. En el Duque y en la Campana se habrían acordado bien del alcalde si no llega a colocar los toldos. En la estación de Santa Justa el termómetro ya marca 44 grados.

Hay bastante tráfico para ser un viernes de agosto. Pasa ya el mediodía y hay quien adelanta la operación salida para no encontrarse agosto de camino a la playa o a su segunda residencia. Pero parece que este agosto hay más gente en Sevilla que otros años. Es un agosto raro, con muchos contagios por covid (aquello de que el calor mataba al bicho debió descartarse ya) y en el que son muchos los ciudadanos que siguen optando por llevar mascarilla a pesar de lo incómodo que resulta con temperaturas tan altas. Pero que haya turistas en las zonas monumentales al menos parece un rayo de esperanza para una posible vuelta a la normalidad más pronta que tardía. Es tan extraño que incluso el domingo 15 de agosto no habrá salida de la Virgen de los Reyes pero sí un partido de liga en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Menos mal que es a las diez y cuarto de la noche.

Muchos sevillanos soportan bien el calor durante el día, pues al fin y al cabo con no salir de casa y quedarse con el aire acondicionado o ventilador pueden aguantar bien. Pero el problema llega de noche. A las doce de la noche del jueves al viernes hacía más de 35 grados, y es imposible conciliar el sueño con esa temperatura. Se puede intentar, pero empieza uno a sudar, a dar vueltas en la cama y se despierta al rato empapado y con dolor de cabeza. Hay quien no le gusta dormir con el aire acondicionado y se busca remedios como mojarse la cabeza o colocarse algún paño empapado cerca de la cama. Pero, guste o no, el aire acondicionado es la mejor opción. Al menos la noche es la franja más económica, porque al precio que está la luz las facturas de este mes en Sevilla van a ser bastante abultadas.

Quien tenga luz, claro. Porque hay barrios, como Torreblanca, cuyos vecinos llevan días quejándose de continuos apagones. Como ya les sucedió en invierno, cuando hubo una concentración en el barrio pidiendo soluciones para un problema tan grave como éste. La luz se suele ir, además, en momentos de picos de potencia, que es cuando más se necesita. Y también más cuando más cara está. Sin electricidad, se hace difícil sobrellevar esta ola de calor. Sobre todo si se tienen en casa niños pequeños, personas mayores o mujeres embarazadas, que constituyen la población de riesgo ante posibles golpes de calor.

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