La venta ambulante en Sevilla

La piratería se hace con el Charco de la Pava

  • Los artículos que incumplen la ley de propiedad intelectual se venden en más de 30 puestos.

La piratería gana terreno en el Charco de la Pava. Cada vez son más los puestos que venden en este mercadillo artículos que atentan contra la ley de propiedad intelectual, un fenómeno, en parte, propiciado por la crisis y que afecta seriamente a los vendedores ambulantes más veteranos, a los que dicha actividad ilegal acaba perjudicándoles al considerar que se daña la imagen de este tipo de comercio.

Blas Martínez lleva 20 años acudiendo al Charco de la Pava. En estas dos décadas ha comprobado la evolución que ha sufrido el mercadillo. Tanto él como otros vendedores han confirmado a este periódico los inconvenientes que acarrea la venta de productos ilegales. "Cuando viene la Policía y los desmantela nuestros clientes empiezan a desconfiar de toda la mercancía que traemos. Eso nos crea muy mala fama", explica Martínez, quien tiene un puesto de frutas y hortalizas. "Yo compro todos los productos en Mercasevilla y tengo mi carné de manipulador de alimentos. Todo en regla, pero la venta de productos piratas está causando mucho daño en la imagen del consumo ambulante", afirma este sevillano.

Este periódico pudo constatar el pasado sábado en el mercadillo del Charco de la Pava la existencia de más de una treintena de puestos de CD y DVD piratas. La mayoría de los temas actuales son copias ilegales de discos que acaban de salir al mercado. Muchos de ellos, incluso, se pueden escuchar en directo a través de los equipos musicales que se instalan para su promoción.

Los vendedores de estos productos siempren dan la callada por respuesta cuando se les pregunta por la procedencia de la mercancía. La mayoría se niega a hablar. Sólo una familia, que en una misma mesa exponen CD, DVD y calcetines -con oferta de seis pares por tres euros-, responde a las preguntas del periodista: "Hemos tenido que guardarlo todo en la furgoneta y salir corriendo en varias ocasiones ante la presencia de la Policía", dice el hijo pequeño de los vendedores, que por "cautela" prefiere no revelar su nombre. "Sabemos que está prohibido, pero con la venta de ropa no es suficiente para vivir. Con los CD tenemos más clientela. Hoy en cuatro horas ya hemos hecho 60 euros", explica la matriarca de los comerciantes, que interrumpe la conversación para atender a Francisco García, uno de sus clientes.

La razón por la que García acude al Charco de la Pava los fines de semana es bastante clara: "No vengo a comprar ropa, sino música. El precio de un cd pirata es bastante más económico que uno 'legal'. Aquí se pueden comprar por un euro. En cualquier tienda puede llegar a costar 20. Me gustan varios cantantes y con el sueldo que tengo sólo podría escuchar uno si no existiera la piratería. Mientras las discográficas sean libres para especular, yo también lo soy para decidir donde compro la música", manifiesta este sevillano, quien añade que la única diferencia con los CD auténticos es que éstos duran más que los piratas, los cuales "a la quinta vez que se escuchan empiezan a dar problemas".

El mercadillo del Charco de la Pava se ha convertido, para bien y para mal, en un referente de la piratería. Es donde la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Local ha requisiado más productos que atentan contra la propiedad intelectual en lo que va de año: casi 11.700 soportes audiovisuales ilegales. Para bastantes clientes dicha cifra supone la posibilidad de hacerse con los temas de los cantantes preferidos o de las películas más taquilleras a un precio bastante reducido, pero para muchos comerciantes el incremento constante de puestos con productos piratas "denigra" uno de los mercadillos más consolidados en la capital andaluza.

Antonia Borja Romero lleva 17 años trabajando como vendedora ambulante. Además de al Charco de la Pava acude todas las semanas a los mercadillos de Pino Montano y Dos Hermanas, entre otros. En ninguno de ellos ve tanta piratería como en el que se encuentra en los antiguos aparcamientos de la Expo. "Antes no había tantos, pero ahora son cada vez más los que traen esa mercancía. Esto supone que cada vez haya más inspecciones policiales, algo que nos molesta y crea mucha inseguridad al cliente", expresa Borja Romero.

Al margen de ser una operación ilegal, en los últimos años los puestos de productos piratas que han proliferado en el Charco de la Pava lo han hecho ocupando un espacio destinado a los viandantes, por lo que han colocado sus puestos en mitad de las calles que lo conforman y no a un lado y otro, como hacen la mayoría de los vendedores, lo que origina también un problema de seguridad. Algunos de los comerciantes más veteranos dudan, incluso, de que paguen tasas por establecerse en el mercadillo.

La piratería no sólo afecta al soporte audiovisual. Antonia Borja asegura que los agentes policiales también han requisado ropa de marca falsificada, un delito que se extiende a artículos como la bisutería, donde se pueden encontrar copias bastante conseguidas de los últimos modelos de Tous.

La crisis ha sido uno de los factores clave para que cada vez sea mayor la presencia de puestos piratas en el Charco de la Pava. Los propietarios de los puestos tradicionales han visto mermadas sus ventas en los últimos años, lo que ha provocado que los comerciantes se decanten por vender una mercancía que es más barata de adquirir y a la que es más fácil darle salida en los mercadillos. De ahí que se haya pasado de la ropa al CD pirata. Cuestión de euros.

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