Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Plaza nueva

"A la política hay que ir con la familia y la profesión puestas"

EN 1977 abre su bufete de abogado y se casa con un procurador. María del Mar Calderón (Almería, 1954) fue la última delegada de Economía y Turismo del milenio (1995-1999).

-¿A qué vino a Sevilla?

-A hacer Preu y me quedo en casa de mi abuela Elisa. Vivía en el Arenal entre los dos callejones por los que entraban los toreros. Yo veía de niña a El Cordobés, Diego Puerta, Paco Camino, Jaime Ostos, que era un hombre guapísimo, los Peralta. Algunas veces no los veía porque salían por la puerta del Príncipe, las menos.

-¿Y la vocación del Derecho?

-La ilusión de mi padre era que fuera juez, pero entonces era imposible por razones de moral y de higiene pública. El Código Civil nos equiparaba a las mujeres con los sordomudos y los dementes. Se daba la paradoja de que un cliente me podía entregar el poder de su patrimonio y yo necesitaba el permiso paterno o marital para comprar un frigorífico o abrir una cuenta corriente.

-¿La andalucista nace o se hace?

-Surgió de una forma absolutamente emocional. Tenía una tata que se quedaba todos los años con un poso de tristeza porque sus hijos se marchaban a la vendimia en Francia. Eso me daba mucho coraje. Teníamos uvas en Almería y tenían que ir fuera a ganarse la vida.

-¿Quién le da forma?

-Ya en Sevilla, me afilio al PSA y Salvador Pérez Bueno, que era diputado, me llama para que lo asesore en las enmiendas a la ley de Arrendamientos Urbanos.

-Estuvo ocho años en el Ayuntamiento...

-Siempre en el gobierno. Fue una época muy activa. Veníamos de muchos años de gobierno socialista. Se había dedicado a las grandes infraestructuras y se olvidó de la política doméstica. Tuvimos que entrar con escobones y botes de pintura, la ciudad estaba muy sucia en vísperas de la Expo.

-Usted llega a la delegación con los restos del naufragio...

-En la peor época, la crisis económica de la pos-Expo. El turismo era el único subsector que tiraba de la economía y yo aposté por la gastronomía como hecho diferencial. Un tema relacionado con la salud y la nutrición, pero también con una cultura y un sentido de la convivencia y la conversación.

-¿Sevilla estaba a dieta?

-Hay ciudades que muestran su inmenso patrimonio. Mira Londres. En Sevilla tenemos el tesoro del Carambolo, la segunda pinacoteca de España y una arquitectura religiosa maravillosa. Podía ser la ciudad de la música, pero seguimos echando todos los huevos en el mismo canasto.

-¿De la política volvió al bufete?

-Es que yo pienso que a la política hay que ir con la familia, los amigos y la profesión puestos.

-¿Qué casos lleva?

-Derecho civil y de familia, especialmente derecho bancario por las cláusulas abusivas. Tenemos el despacho lleno de reclamaciones, afortunadamente son muchas.

-¿Se encontró todo en su sitio?

-Mis hijas eran adolescentes cuando me dediqué a la política. Les falta un referente. Ahora están las dos trabajando conmigo. De María, la mayor, supe que estaba embarazada en casa de mi suegro el día que el Betis ganó la primera Copa del Rey. Recuerdo aquel 4 de diciembre con la barriga colocando en el balcón del despacho la bandera de Andalucía.

-¿Por qué la gastronomía?

-Porque tenemos de todo. Con mucho menos Milán hizo el Salón del Olor y el Sabor.

-Rehabilitó la nave Singer...

-Abrimos allí la Escuela Taller de la Plaza de España. Las dos patronas de Sevilla son alfareras.

-En 1999, regaló un titular a este periodista: 'Ti amo, Alfredo...'...

-Después de ocho años de gobierno con el PP, se hablaba del pacto con Monteseirín. La frase me la dijo mi hija María del Mar, dos veces la he tenido que llevar a Roma a ver La Traviatta.

-¿Se sintió traicionada en el PA?

-No voy a hablar mal de lo que fue mi casa.

-¿Cómo ve la ciudad?

-Me preocupa muchísimo su atonía, la falta de cultura reivindicativa; la ciudad se instaló en el qué bien se vive en Sevilla; está adocenada, se atasca en los mismos problemas. El puerto, por ejemplo. Históricamente, el hecho de no dragar el río se llevó la Casa de la Contratación a Cádiz y perdió Sevilla la capitalidad mundial.

-¿De qué promoción era?

-La 71-76. Estaba de rector don Manuel Clavero, que me dio clase de Derecho Administrativo y es una de las personas que habla un andaluz más bonito. Estoy con él en el Patronato de la Fundación Blas Infante, donde están Salvador Távora, Antonio Gala...

-¿Los últimos de Filipinas del andalucismo?

-La Junta de Andalucía creó la Fundación y la tiene un poquito descuidada.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios