¿Quién es el rey Mswati III de Suazilandia, que ha llamado la atención en la cumbre de la ONU en Sevilla?
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Mswati III de Suazilandia, ahora llamado Esuatini, ha llamado la atención entre los asistentes a la cumbre de la ONU celebrada en el FIBES. Acompañado de la novena de sus mujeres (es polígamo) ha causado furor por lo exótico y llamativo del pequeño reino. Enclavado entre Sudáfrica y Mozambique, el pequeño reino de Esuatini es uno de los últimos países del mundo que aún conserva una monarquía absoluta. Y al frente de este extravagante y tradicional país se encuentra el polémico y carismático rey Mswati III, famoso tanto por su poder sin límites como por su estilo de vida llamativo.
¿Quién es el rey Mswati III?
Nacido como Makhosetive Dlamini en 1968, Mswati III ascendió al trono en 1986, con tan solo 18 años, tras la muerte de su padre, el legendario rey Sobhuza II, quien tuvo más de 70 esposas y gobernó durante casi 83 años, uno de los reinados más largos de la historia.
Desde entonces, Mswati III ha sido una figura de contrastes: venerado como un líder tradicional, pero criticado por su opulencia en un país donde gran parte de la población vive en la pobreza. Hoy en día, Mswati tiene al menos 15 esposas oficiales, aunque algunas fuentes elevan la cifra hasta más de 20. Cada año, durante la ceremonia del Umhlanga (danza de las cañas), el monarca puede elegir una nueva esposa entre miles de jóvenes que bailan con el pecho descubierto, en una práctica que ha despertado tanto fascinación como rechazo internacional.
El reino: entre las montañas y las tradiciones
Esuatini —nombre que adoptó oficialmente en 2018, reemplazando a Suazilandia, como gesto del rey para reafirmar la identidad africana del país— es una nación montañosa, verde y culturalmente vibrante. Tiene una superficie de unos 17.000 km², más o menos el tamaño de Galicia, y una población que ronda los 1,2 millones de habitantes.
Su capital administrativa es Mbabane, mientras que Lobamba funciona como sede del poder real y del Parlamento. El país está dividido en cuatro regiones: Hhohho, Manzini, Shiselweni y Lubombo.
Economía: riqueza para unos pocos
La economía de Esuatini es mixta y depende en gran parte de Sudáfrica. Sus principales recursos económicos son la caña de azúcar, el tabaco, el carbón, la madera y el turismo. Sin embargo, más del 50 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza, según cifras del Banco Mundial.
Mientras la familia real disfruta de jets privados, coches de lujo y mansiones, la mayoría de los esuatinenses lucha con altas tasas de desempleo, VIH y falta de servicios básicos. En 2020, el rey gastó más de 15 millones de dólares en coches de lujo, incluyendo Rolls Royce y BMW, lo que desató fuertes protestas en el país, reprimidas con dureza.
Una historia marcada por la resistencia
La historia moderna de Esuatini se remonta al siglo XIX, cuando los suazis, un grupo étnico bantú, formaron un reino independiente. Durante el reparto de África, se convirtió en un protectorado británico en 1903, manteniendo una cierta autonomía gracias a sus hábiles líderes tradicionales. Obtuvo su independencia en 1968, el mismo año en que nació Mswati III.
Desde entonces, Esuatini ha evitado la inestabilidad que ha azotado a muchos de sus vecinos. Sin embargo, esto ha sido a costa de mantener un régimen autoritario, donde los partidos políticos están prohibidos desde 1973, y las libertades civiles son severamente restringidas.
Un país en tensión
En los últimos años, las protestas a favor de la democracia han crecido. En 2021, el país vivió las peores revueltas de su historia reciente, con decenas de muertos y heridos. Muchos jóvenes acusan al rey de vivir en el lujo mientras el pueblo pasa hambre.
Aun así, Mswati III se mantiene firme, apoyado por una estructura tradicional que mezcla poder espiritual, control político y una aristocracia leal. Su gobierno, para algunos, es la encarnación de una África ancestral, mientras que para otros es un símbolo de atraso y autoritarismo.

¿Futuro incierto?
El reino de Esuatini se enfrenta a una encrucijada: mantener su identidad cultural única o abrirse a las reformas democráticas que muchos ciudadanos, especialmente los jóvenes, exigen. Mientras tanto, el rey sigue reinando con mano firme desde sus palacios, en un país donde los relojes parecen moverse al ritmo de tambores tradicionales y no de urnas electorales.
Las esposas del rey: entre el lujo, la tradición y la controversia
El rey Mswati III no solo es conocido por su poder absoluto, sino también por su numeroso harén real. En la actualidad, tiene al menos 15 esposas reconocidas oficialmente, aunque algunas fuentes afirman que podrían ser más de 20. Cada una de ellas es llamada "Inkhosikati" (reina consorte), y su papel va mucho más allá del ceremonial.
¿Cómo elige el rey a sus esposas?
La elección de una nueva esposa suele producirse durante la celebración del Umhlanga, también conocida como la danza de las cañas, uno de los eventos más llamativos del calendario cultural de Esuatini. En esta ceremonia, miles de jóvenes vírgenes bailan ante el rey y la reina madre, en lo que se considera un rito de paso, pero también un escaparate para que el monarca elija consorte.
La práctica, vista como parte del patrimonio cultural del país, ha sido fuertemente criticada por organizaciones de derechos humanos, que la consideran sexista, humillante y anacrónica. No obstante, muchos dentro del país la defienden como una expresión de la cultura suazi.
Vida en palacio... y lejos de él
Cada esposa del rey tiene su propia residencia palaciega, un séquito de asistentes y un presupuesto que cubre viajes, ropa de diseñador y vida de lujo. Algunas estudian en el extranjero, otras tienen actividades sociales o representan al rey en eventos. No obstante, se mantienen fuera del juego político y de los debates nacionales, lo que refleja la estructura jerárquica y patriarcal del reino.
Varias de las reinas han protagonizado escándalos mediáticos por presuntas infidelidades, huidas del país, o vidas opulentas en contraste con la pobreza generalizada de la población. En 2012, por ejemplo, la reina Inkhosikati LaMbikiza, una de las esposas más mediáticas del rey, sorprendió al divorciarse y dedicarse al activismo y a su carrera como abogada.
¿Poder simbólico o sometimiento?
Aunque son reinas, no ejercen poder político. Su rol está limitado a la imagen pública y a su linaje dentro del complejo entramado dinástico. Los hijos de estas esposas forman parte de una extensa red de príncipes y princesas, pero solo uno será designado heredero, según la decisión del Consejo Nacional, la reina madre y el rey mismo.
La situación de las esposas también ha reavivado un debate interno en Esuatini: ¿puede mantenerse una monarquía polígama en el siglo XXI? ¿Hasta qué punto es legítimo que el monarca gaste millones en residencias, coches y fiestas mientras hospitales públicos cierran por falta de fondos?
Entre el mito y la realidad
Para algunos ciudadanos de Esuatini, las esposas del rey son símbolos de identidad nacional y continuidad de la tradición. Para otros, son víctimas de un sistema que cosifica a la mujer y retrasa la evolución democrática del país.
Aun así, el palacio real continúa con sus rituales, las danzas siguen celebrándose, y el rey mantiene su autoridad prácticamente sin oposición. En un mundo globalizado que avanza hacia la igualdad de género y la transparencia política, Esuatini sigue siendo un enclave de costumbres milenarias y estructuras rígidas.
Esuatini, con su exuberante paisaje, su herencia cultural intacta y su monarquía ancestral, es un lugar donde la historia aún pesa más que la modernidad. El rey Mswati III y sus múltiples esposas encarnan un modelo de gobierno único en África, pero también un espejo de las tensiones entre tradición y cambio.
El mundo observa con curiosidad —y con creciente preocupación— a este pequeño país africano que aún cree que la corona no solo manda... sino que no rinde cuentas.
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