El estudio arranca en enero y durará un año

El mapa de Sevilla de ruidos será revisado para permitir o prohibir nuevos bares

  • El Ayuntamiento analizará si es necesario añadir nuevas zonas que se consideren saturadas

  • Los registradores sonográficos se quedarán instalados para realizar comprobaciones continuas

El mapa de Zonas Acústicamente Saturadas se estrenó en 2004 con la calle Betis.

El mapa de Zonas Acústicamente Saturadas se estrenó en 2004 con la calle Betis. / Juan Carlos Muñoz

El mapa de zonas saturadas de ruidos de Sevilla será revisado durante el año que viene para permitir o prohibir nuevos bares. Ese es el compromiso adquirido por el gobierno socialista con los hosteleros de la ciudad, actualizar un documento que data de 2004. El servicio de protección ambiental quiere ir más allá, por eso su apuesta es elaborar un análisis para saber si es necesario añadir nuevas zonas que se consideren también saturadas y mantener instalados los equipos de registro sonográficos que se usen en la medición para realizar comprobaciones continuas.

La hoja de ruta fijada arranca a principios de año tras la adjudicación de un contrato para buscar a la empresa que haga esas mediciones. El cronograma establece que a finales de 2022 estará listo el nuevo mapa de Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS).

La normativa obliga a una revisión del mapa de ruido de la ciudad, lo que implica tomar datos durante un año aproximadamente a través de unos sistemas de medición. Con las conclusiones del informe y de acuerdo a la ordenanza, los técnicos del servicio de protección ambiental determinarán las modificaciones necesarias. Esto incluye la opción de definir otras Zonas Acústicamente Saturadas.

El Ayuntamiento asegura que la instalación con carácter permanente de equipos registradores sonográficos posibilitará tener monitorizadas las distintas áreas de la ciudad y ser mucho más ágiles a futuro en la decisiones motivadas por la contaminación acústica al obtener una información de manera permanente y al instante.

La revisión del mapa de ruido estaba prevista para 2019, pero tuvo que retrasarse por la pandemia ya que la medición no hubiera sido fiel a la realidad dado el periodo de confinamiento debido a que el cálculo acústico contempla el índice de ruidos durante las cuatro estaciones del año. Los hosteleros aplauden el compromiso municipal tras más de quince años con un mapa acústico sin revisar, “algo que definía una irrealidad de la ciudad, dadas las modificaciones urbanísticas que ha sufrido Sevilla desde entonces hasta la actualidad, con las consecuencias que ello ha provocado en la actividad hostelera”. La Asociación de Hosteleros de Sevilla y Provincia apunta que uno de los perjuicios sufridos por el sector es “la imposibilidad de abrir nuevos locales de hostelería con servicio de barra, un sello de identidad de la gastronomía sevillana que se está perdiendo, dado que en las Zonas Acústicamente Saturadas únicamente se otorgan licencias de bar o restaurante con servicio obligatoriamente en mesa”.

La declaración de Zonas Acústicamente Saturadas bloquea por completo la proliferación de nuevos establecimientos hosteleros en las calles que se incluyan. En principio, no se pueden abrir más bares, restaurantes, tiendas de conveniencia y comercios de venta de bebidas y alimentación al por menor, pero tampoco se permite cualquier obra de mejora o ampliación, así como la instalación de veladores en la calle. Sí se puede, sin embargo, traspasar la licencia entre propietarios.

El confinamiento retrasó una inspección que estaba prevista para el año pasado

Sevilla cuenta en la actualidad con doce zonas saturadas que son Betis, Virgen de la Cinta, Plaza de la Gavidia, Alfalfa, Reina Mercedes, Enramadilla, Sebastián Elcano, Plaza de Armas, Arenal, Triana norte, Jiménez Becerril y Blanco White.

Los comienzos del mapa de ruido se remonta al segundo mandato del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, cuando los responsables municipales encontraron un resquicio legal para impedir que los jóvenes se concentrasen en torno a las botellonas las noches de los fines de semana en las zonas residenciales. La Ordenanza Municipal de Ruidos y Vibraciones, vigente desde el año 2001, establece las denominadas ZAS, que son perímetros de la ciudad con unas características especiales de protección por el alto nivel de ruido que ya soportan, sobre todo por los establecimientos de hostelería y de pública concurrencia.

Las zonas más afectadas por las botellonas nocturnas eran precisamente los barrios declarados como ZAS: la Plaza de Cuba, la del Salvador y su entorno (plazas del Pan y Pescadería), y Viapol y la Buhaira, por lo que la Policía Local aplicó medidas de protección siguiendo al pie de la letra la normativa vigente. En esas zonas de la ciudad está especialmente prohibido que los vehículos a motor circulen con los denominados tubarros o que las radios de los coches emitan al exterior más de 65 decibelios, dos fenómenos que están unidos a las botellonas. Desde 2004 hasta ahora sólo hubo algunas actualizaciones del mapa y de la ordenanza de ruidos.

Los negocios de Reina Mercedes siguen dentro del mapa de ruidos de la ciudad. Los negocios de Reina Mercedes siguen dentro del mapa de ruidos de la ciudad.

Los negocios de Reina Mercedes siguen dentro del mapa de ruidos de la ciudad. / Juan Carlos Muñoz

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios