Poco antes de las 13:00 horas llegaban los restos de la artista María Jiménez a la capilla ardiente que se ha dispuesto en el Ayuntamiento de Sevilla. Mucho antes de esta hora, ya se había conformado una pequeña fila que aguardaba, pacientemente, la apertura de las puertas donde descansa el féretro para dar un último adiós a la artista. "Fue la primera feminista de los 70, una mujer que realizó una música revolucionaria y será eterna", indica Dolores, una de las sevillanas en fila mientras usaba su abanico para aliviar el calor del mediodía.
A tan solo unos metros, un joven también en la cola cantaba el estribillo de Se acabó. Y desde la barrera, un par de turistas franceses no dudaron en preguntar a los locales qué estaba sucediendo en el interior del Consistorio. La mágica idiosincrasia de la ciudad conjugada con periodistas, cámaras y personalidades como Carlos Herrera.
"Me gustaba mucho su música y esta mañana me he enterado de la noticia, así que he decidido venir a darle un último adiós", explica a este periódico una turista del País Vasco antes de entrar a la capilla ardiente que se ha abierto con una excelente puntualidad. "Fue muy importante para Sevilla y tuvo un estilo y una forma de pensar que marcó a toda una generación", recalca Manuel, vecino del casco histórico. La capilla, que desprende un maravilloso olor a incienso, permanecerá abierta hasta las hasta las 22:00 horas. Mañana viernes 8 de septiembre, el horario será de 8:00 a 10:00 horas.
"Que todo el mundo levante su copa esta noche, brinde por ella y escuchen su música, es lo que yo voy a hacer", ha manifestado Alejandro Jiménez, hijo de la artista. El joven, visiblemente afectado, ha señalado que no esperaban que la muerte de su madre llegara "así de deprisa". Ha agradecido a todas las personas que se acercan con sus hijos y con sus padres "a dar el adiós a María". "Yo no voy a hablar de ella como si se hubiera ido. La trataré siempre en presente".
Alejandro ha recalcado que mañana, viernes 8 de septiembre, "le darán un paseo en coche de caballos y que su gente flamenca le dedique un rato. Que sea una fiesta más que una cosa triste". La capilla ardiente huele a incienso, a petición de la familia y sobre el féretro se ha colocado un mantón de manila que perteneció a la madre de María Jiménez y la tela de plumas de pavo real que utilizó para presentar su disco Donde más duele, con versiones de Joaquín Sabina.
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