SEVILLA

El viaje sonoro de un emigrante sevillano que se corona con el Ondas

El periodista Miguel Macías en la cafetería 'El viajero sedentario' ubicada en la Alameda de Hércules.

El periodista Miguel Macías en la cafetería 'El viajero sedentario' ubicada en la Alameda de Hércules. / Juan Carlos Vázquez

"No soy de los que van diciendo que todo es mejor en EEUU", señala rotundamente el periodista Miguel Macías, un sevillano que tomó la decisión de emigrar a la tierra de las oportunidades en 2001, cuando tenía 25 años. Durante más de dos décadas ha vivido entre capitales (Los Ángeles, Nueva York, Washington D. C. y, por supuesto, Sevilla), se ha reconvertido de profesor titular en el Brooklyn College a productor en la NPR estadounidense (la radio nacional) y acaba de lograr dos de sus principales hitos a nivel personal y profesional: ser padre y ganar un Ondas por su documental sonoro Limbo.

–¿Cómo empezó su historia?

–En el proceso de trabajar en Limbo analizo los motivos por los que decidí irme y, probablemente fue una huida de problemas familiares. Por otro lado, fui a Estados Unidos para aprender inglés y aquello se convirtió en una especie de futuro alternativo. Pero realmente no lo hice con la idea de quedarme mucho tiempo, sino con el objetivo de realizar un curso intensivo de radio. Finalmente cursé uno de televisión que desencadenó en la clásica de “una cosa lleva a la siguiente”. Fueron pasando los años y cuando te das cuenta llevas fuera dos décadas.

–¿Cuándo y por qué nace 'Limbo'?

–Este proyecto nació en 2012, porque cuando venía a Sevilla en me impactaba mucho la negatividad que había respecto a la crisis. En esa época el desempleo estaba por las nubes y era el único tema de conversación. Me llamó mucho la atención captar ese momento y empecé a entrevistar a mis amigos sobre el impacto de la recesión en nuestra generación y si nos haría retroceder a nivel laboral y personal. En un momento dado lo reorienté y empecé a hablar con ellos de nuestra relación a lo largo de los años y la evolución de nuestra amistad.  

–¿Algo así como un diario de abordo?

–Exacto. Pero empezó como algo totalmente diferente y hay una progresión en la que todo está conectado. Desde esas primeras entrevistas hablando sobre la crisis, a las siguientes sobre la relación con mis amigos, mi experiencia migratoria o la depresión. Lo curioso es que la idea inicial era un documental audiovisual. Tengo más de cien horas de grabación.

–En el documental han participado amigos y familiares dando voz y música.

–Tengo la suerte de que tres canciones me las proporcionó mi amigo y productor sevillano Jorge Naranjo, otras son composiciones mías y sí, se escuchan muchas voces de gente de Sevilla. Todas las personas que han participado, realizando confesiones bastante íntimas, son cercanas a mi. No ha sido fácil, porque cuando hablas de cosas importantes con gente a la que quieres, no les apetece tener un micro en la cara y que queden guardadas sus confesiones para la posteridad.

–¿Qué es lo más duro de emigrar?

–Hay un corte en ‘Limbo’ con el que se ha sentido identificada mucha gente que dice que emigrar, como la depresión, pasa todos los días desde que te levantas por la mañana. Cuando eres emigrante hay algo siempre que te recuerda que no eres de allí. Ya sea la lengua, un programa de televisión de hace muchos años o una costumbre que no has asimilado. El caso es que, si eres de Sevilla por ejemplo, no lo sabes todo sobre tu ciudad y no te lo planteas. Cuando resides en otro país, vives un proceso constante de cuestionamiento. Esto es lo más duro.

–¿Tan patria es Sevilla y España como Estados Unidos?

–Para mi sí, porque he pasado mi vida adulta allí y mi carrera profesional se ha desarrollado plenamente en Estados Unidos. Pero, según el día, me puedo sentir extraño en los dos sitios. Probablemente esto le pase a mucha gente que emigra. El sentir una conexión con el sitio al que se va, conjugado con una sensación de extrañeza. En los buenos momentos se puede decir que tengo dos patrias, pero en los malos no tengo ninguna.

–¿Qué similitudes hay entre Sevilla y Estados Unidos?

–Las similitudes las construye uno dependiendo de las cosas que le importen. Para mi es muy importante la amistad y encontrarme con un grupo de amigos un día cualquiera y tomarme unas cervezas al sol sin preocupaciones. Siempre intento pasar tiempo con mis amigos tanto en Sevilla como en Estados Unidos.

–En el documental también aborda la depresión.

–Las personas muchas veces pasan por determinadas situaciones, pero no llegan a reconocerlas ni a ponerles nombre. Mi objetivo al hablar de la emigración, la depresión, la familia o el amor era que la gente se sintiera identificada. No iba a contar mi historia una vez en la vida y hacerlo a medias tintas.

–¿Qué sintió al ganar el Ondas?

–Cuando produces una pieza como Limbo, en la que eres vulnerable y honesto, está el miedo a que a la gente no le guste o que lo ignore. Me preparé mucho por si el proyecto de toda mi vida no tenía repercusión. El Ondas significó un reconocimiento muy especial, por su prestigio y precisamente porque se otorga en España.

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