Por tierra, mar y verso

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Novedad literaria. El periodista Ezequiel Martínez publica un libro de poemas, titulado 'Los lirios y los hombres', donde renueva desde una visión lírica su pasión por la naturaleza

Ezequiel Martínez con un ejemplar de su libro, un poemario sobre la naturaleza.
Ezequiel Martínez con un ejemplar de su libro, un poemario sobre la naturaleza. / Belén Vargas
Francisco Correal

30 de abril 2018 - 02:34

Entre 1992 y 2013, durante casi un cuarto de siglo, Ezequiel Martínez (Madrid, 1948), dirigió y presentó en Canal Sur Televisión el programa Tierra y Mar, dedicado a la agricultura, la pesca, la ganadería y el medio ambiente. Pocos programas de tanta duración y tan galardonados como esta inmersión en el campo y en los mares de quien nació en esa ciudad tan atávica para los poetas del 27, desde el Dámaso Alonso que medía Madrid por el millón de muertos al Alberti que se preguntaba con el traslado familiar: "¡El mar, la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?". Dos poetas del 27, Lorca y Cernuda, uno granadino, sevillano el otro, aparecen en la introducción que Ezequiel Martínez hace de su último libro, Los lirios y los hombres (Karima Editora), que le presentó el novelista Salvador Compán en la Librería Padilla.

Lirios y hombres, de nuevo el binomio del hombre y la tierra, parafraseando el programa que inmortalizó su maestro Félix Rodríguez de la Fuente, con quien tanto aprendió Miguel Delibes Fernández de Castro, el biólogo e hijo del novelista vallisoletano. Amigo del pintor Paco Cuadrado, Ezequiel cuenta que al artista del Retiro Obrero le encantaba el poema de Antonio Machado: "Caminante no hay camino, se hace camino al andar". Lector, no hay libro, el libro se hace cuando lo lees. Y los lectores de Los lirios y los hombres van a tener una oportunidad de sumergirse en la buena literatura de un periodista versado en el medio ambiente y el ambiente entero.

El Gorrión Ciego es el primer poemario del libro, un arranque formado por haikus, la versión japonesa de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Gorrión que es un pájaro esencial en los Evangelios, tan importante como la paloma que encarna al Espíritu Santo que se aparece a los apóstoles cada Domingo de Pentecostés. Haikus del verano y del otoño, del río Mundo y del Segura. Ezequiel le dedica el libro a sus seres queridos, a Ángeles Mon, la doctora catalana con la que compartió su vida sevillana; a Rita, la hija común, a sus cinco sobrinos, a sus dos ahijadas. Se siente huésped literario de Sara Castelar, poeta y editora.

El poemario Mundo Rural Vivo se abre con el poeta que más altura le dio al tratamiento lírico de lo campestre, el antequerano José Antonio Muñoz Rojas, que fue un testigo excepcional de algunas incursiones televisivas del periodista y poeta y viceversa, de este Ezequiel que fue profeta en la tierra (y el mar) y compañero de promoción en la Facultad de Ciencias de la Información de Cantarranas.

"Avanza el AVE vertiginoso / llegando a Puerto Llano…". Así arranca su poema El tren. Imagino que la separación en dos vocablos del único que tiene mi pueblo es una licencia poética, un juego con el Puerto Lápice de la vigilia quijotesca. Pero se le perdona con padrino tan ilustre como Luis Cernuda, que pasa como revisor con este verso: "Al atardecer en verano, iba el tren hacia la costa atlántica del sur…". El mar desde el tren, pocos espectáculos tan sugerentes. Rubens y Picasso juntos.

Los capítulos son como estaciones ferroviarias. La próxima parada se titula El mar, la lluvia. En él hay borrasca, una semblanza del Mediterráneo y un homenaje a Paul Valery en el cementerio marino. Más de veinte años haciendo Tierra y Mar le dieron para unas cuantas sequías. Sube (y baja) hasta el Glaciar Perito Moreno en su capítulo La Naturaleza. El injusto contrapunto de La Cultura.

El título del libro es el de un poemario, Los lirios y los hombres, que abre con un verso de Miguel Hernández. Al poeta le acompaña ahora el periodista que en el poema Barcelona habla del artículo 155 precedido de una joya de Martí i Pol: "No siempre es cierto / que allí donde acaba el mar / empieza el viento". Unas sevillanas populares y un texto sobre la Feria de Abril inician el poemario Madre Tierra y Otras Madres.

Hay sonetos para Cristina Hoyos, Paco Cuadrado, Paco Casero, María Novo y Concha Caballero. También un homenaje a Cervantes y un poema por la ausencia dolosa de Marta del Castillo.

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