La gastronomía de Marruecos: La tierra de los mil sabores

Viajes

Cuscús, pastelas, aliños y corderos componen la oferta culinaria marroquí, una de las razones contundentes para visitar el país vecino

El hojaldre, la miel y los frutos secos. La deliciosa repostería marroquí.
El hojaldre, la miel y los frutos secos. La deliciosa repostería marroquí. / Diego J. Geniz

Sabor. Mucho sabor. La comida marroquí es una de las razones de peso para hacer una escapada al país vecino. Lo salado y lo dulce se dan la mano encima de la mesa. Mezclados. Sin apenas frontera. El reino alauita goza de una oferta gastronómica en la que empiezan a destacar importantes chefs que la hacen cada día más internacional. Y, sobre todo, de mayor aceptación en restaurantes de referencia mundial.

Si acude a estas tierras puede degustar sus platos típicos en establecimientos con precios económicos. Es aconsejable probar algunas de las carnes y chacinas que preparan en los puestos de los mercados y medinas. Pero si quiere darse un capricho, a continuación ofrecemos algunos de los negocios de mayor reputación culinaria en Marrakech, Rabat y Fez.

Debe tenerse en cuenta en este recorrido que, a pesar de que la comida halal excluye el vino y la cerveza por motivos religiosos, en la mayoría de estos establecimientos están permitidos para los turistas. El agua, eso sí, tómela siempre embotellada. Evitará imprevistos nada gratos.

En Marrakech, la ciudad situada más al sur, resulta recomendable una parada en el restaurante Dar Moha (Rue Dar Bacha), dentro de la antigua medina. Podrá degustar un almuerzo típico –con una amplia variedad de entrantes– junto a un estanque de agua y en un patio cuyas paredes están recubiertas del típico añil marroquí. No olvide pedir el cordero a la mostaza. Acabará chupándose los dedos. De postre, té con una selecta repostería.

Pastela saleada rodeada de aliños. Entrantes típicos de la comida marroquí.
Pastela saleada rodeada de aliños. Entrantes típicos de la comida marroquí. / Diego J. Geniz

La miel, el hojaldre y los frutos secos son una constante en el desayuno y a cualquier hora del día. No se prive de probarlos en tiendas especializadas (hay escaparates colmatados de abejas, prueba de que la materia prima es de excelente calidad).

Y si le pilla cerca, entre en algunas de las herboristerías que hay en el casco histórico. Podrá adquirir las más variadas especias para los guisos, la salud y hasta para la cosmética.

Por la noche, vaya al barrio de L’Hivernage (una especie de Beverly Hills en Marruecos). Entre sus sofisticados negocios de hostelería destaca Lotus Club (Rue Ahmed Chauqi), donde además de una excelente cena podrá disfrutar de un espectáculo con bailes propios de la tierra.

El pollo es un plato estrella de la gastronomía marroquí. Hay mil formas de prepararlo.
El pollo es un plato estrella de la gastronomía marroquí. Hay mil formas de prepararlo. / Diego J. Geniz

En Rabat, no se prive de tomar un té de menta en el elegante Hotel La Tour Hassan Palace, en pleno centro de la capital marroquí. También es buena opción para almorzar o cenar con uno de sus menús típicos, servidos por camareros con chilabas y que incluyen las famosas pastelas, preparadas a partir de una receta tradicional que combina lo dulce (hojaldre cubierto de azúcar y canela) y lo salado (el relleno es de carne). El pollo que preparan es también uno de sus platos estrella.

Quien pernocte en Fez no debe olvidarse de visitar el restaurante Al Fassia (Rue Salaj Laneway), cerca de la medina del siglo IX. Además de una cena halal (incluye un guiso de lentejas), participará de los bailes típicos y, si se anima con su pareja, hasta de los ritos propios de una boda árabe. Saldrá con una sonrisa garantizada.

No se vaya de Marruecos sin probar su famoso cuscús.
No se vaya de Marruecos sin probar su famoso cuscús. / Diego J. Geniz

Cerca se encuentra La Maison Bleue (Place Batha Fez), uno de los establecimientos más antiguos y bellos de esta ciudad imperial. No se vaya de Fez sin almorzar aquí. Dese un capricho. Y no olvide pedir la pastela de leche, que contiene esencia de azahar. Su paladar se lo agradecerá de por vida.

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