Levante-Sevilla | La Contracrónica

El día que Machín dio su brazo a torcer (toca madera)

  • El soriano le hizo hueco a Ben Yedder en el once y el francés demostró que es más que un hombre de área, que lo es.

  • Marcó tres, pero participó decisivamente en cinco goles en una sólo una hora en el campo.

Ben Yedder marcó tres goles y participó activamente en cinco de los seis que hizo el Sevilla FC ante el Levante.

Ben Yedder marcó tres goles y participó activamente en cinco de los seis que hizo el Sevilla FC ante el Levante. / Kai Fosterling / Efe

Aviso a navegantes: el Sevilla no marcó seis goles en Valencia porque jugara con dos delanteros. Este análisis no pretende ser más que una defensa de la coherencia y el orden de ideas que preside la cabeza de Pablo Machín, un hombre “cabal” y con los dos pies en el suelo que hasta la fecha está siendo de lo más serio del Sevilla 18-19.

El soriano no es que diera su brazo a torcer (la cosa está como para tentar mucho la suerte con este tipo de expresiones), pero hizo una variante en su esquema para dar cabida a un delantero en racha y la jugada le salió redonda. Y Ben Yedder no sólo confirmaba la estadística que publicaba este diario el sábado sobre el mejor promedio goleador del franco-tunecino frente a los Kanoute, Luis Fabiano, Bacca, Gameiro o Negredo, sino que pulverizaba esos números en sólo 62 minutos de juego. Si hasta ayer promediaba 0,49 goles por partido (por 0,46 de Kanoute, por ejemplo), hoy esos números han pasado a 0,52 por encuentro jugado.

Pero su exhibición ante el Levante fue también otra demostración de cómo el ex delantero del Toulouse es capaz de interpretar siempre bien el juego de ataque de su equipo. Marcó tres goles, pero participó activamente en cinco de los seis que anotó su equipo. Sólo en el tanto de Andre Silva no intervino. En el primero inició la jugada él en el centro del campo y la acabó culminando; en el segundo provocó la falta (y la tarjeta al rival) que remató Carriço a pase de Sarabia; en el tercero hizo el desmarque contrario al de Andre Silva y esperó, para ejecutar certero, el pase de Sarabia; en el cuarto estuvo pillo y veloz de reacción ante el fallo de Oier; y en el sexto, el de Sarabia, hizo de asistente en una contra perfecta.

Ben Yedder condicionó el funcionamiento general del equipo, que cambia sus prestaciones a jugar de una manera o de otra. Machín sabe que así gana en ciertos aspectos y pierde en otros. La clave está en equilibrarlo todo, jugar con las características de los futbolistas del rival, tener en la cabeza el calendario y encajarlo todo en un puzle perfecto.

El Sevilla alineó a cuatro delanteros, pero dos de ellos tenían rol de centrocampista

El entrenador ya lo dijo en la previa. “Tengo pólvora y algún día iré con los cañones”. Lo expresó de otra manera pero se le entendió. Machín alineó a cuatro delanteros en el Ciutat de Valencia, pero le puso a dos de ellos el mono de centrocampista. Franco Vázquez lo mismo suelta el latigazo allá donde Preud’homme ponía sus ojos en sus plásticas estiradas que vigila y persigue por el campo a Campaña.

Muchas veces no se trata tanto de puestos o de roles preconcebidos como de futbolistas, que al final acaban siendo la verdad palmaria del fútbol. Sarabia y Ben Yedder son dos jugadores en algunas cosas muy parecidos, por eso conectaron tan bien en esa zona de nadie en el desastroso sistema defensivo del Levante. Uno bajaba unos metros y otro se adelantaba para ejecutar, ambos con velocidad de gacela y precisión de neurocirujano.

Quizá Machín se convenció ayer de que Ben Yedder no es exclusivamente un delantero de área, sino que sabe pulular por muchos sitios para generar superioridades y fomentar la aparición del hombre libre. No se trata de que el técnico castellano, ante la presión y los deseos del sevillismo, diera su brazo a torcer. El tema está con las lesiones (Escudero, Mercado, Amadou...) como para tentar mucho a la suerte.

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