Sevilla FC

Con más fe que recursos, el Sevilla gana el Trofeo Puerta en los penaltis (1-1)

Isaac, demasiado aislado en la primera mitad, intenta irse de Pellerano.

Isaac, demasiado aislado en la primera mitad, intenta irse de Pellerano. / Juan Carlos Muñoz

Al Sevilla le falta mucho. Víctor Orta tiene trabajo por delante. Los internacionales, salvo Idrissi, aún no comparecieron. Pero este equipo mantiene la fe que lo hizo campeón de la Séptima y se quedó, tras la tanda de penaltis y casi calcado desarrollo que ante la Roma en Budapest, con el Trofeo Antonio Puerta, que en su duodécima edición, ante el Independiente del Valle -campeón de la Copa Sudamericana-, era un ensayo de un nuevo torneo, el Desafío UEFA Conmebol.

El equipo de José Luis Mendilibar, que sólo citó a 18 futbolistas y encima Montiel se cayó en el calentamiento, quiso hacer una prueba de fondo de este partido semioficial, y tiró de los canteranos, cuatro en el once titular y cuatro en el banquillo -dos porteros-, para completar un equipo de circunstancias.

Eso le dio ventaja a un Independiente que se tomó el torneo como una ocasión para colgarse la medalla de vencer al Sevilla: dispuso muchos más titulares en su once y mostró más estructura de equipo. Así se hizo con la primera parte, que dominó completamente. Y así también, con los cambios de la segunda de Mendilibar y la fe de los sevillistas, cayó víctima de ese prurito por rebelarse de éstos ante la impotencia de la que fueron víctima hasta el descanso.

Porque la primera parte fue de impotencia. Salvo una primera ocasión del Papu, un disparo centrado que despejó el meta Ramírez tras una buena salida desde la derecha de Juanlu apoyándose en Suso, el Sevilla fue muy plano en el primer periodo. El trío de mediapuntas formado por Suso, Óliver Torres y Papu Gómez fue presa de la fortaleza y el orden de un Independiente mucho mejor plantado y que, con el portero saliendo a provocar una descoordinada presión sevillista, buscó las espaldas de la defensa blanca. 

Tras un par de avisos, uno de esos balones largos buscando a Lautaro Díaz, Kike Salas falló en el control, y el delantero argentino ganó la posición y batió con frialdad a Dmitrovic. Era el minuto 9 y bien pronto se trasladó al marcador la superioridad visitante.

Durante toda la primera parte, el Sevilla fue un quiero y no puedo ante el campeón de la Copa Sudamericana, que ganó muchísimos balones divididos y no dejó apenas pisar su área al ataque sevillista, en el que Isaac estaba aislado.

Además, en las pocas ocasiones en las que el equipo de Mendilibar logró sobrepasar la medular ecuatoriana, en la que fue patente la mayor fortaleza y su empaque a la hora de robar y salir en rápidas combinaciones, Isaac aparecía como el único, prácticamente que pisaba el área. Una y otra vez, el Sevilla se topó hasta el descanso con el frontón del equipo ecuatoriano, que defendió muy cómodamente las tímidas acometidas sevillistas.

Desde los flancos, el debutante Pedrosa ofreció muy poco por la izquierda y Juanlu, que venía de jugar 90 minutos el día anterior ante el Ceuta, fue el que más percutió, pero no logró romper hasta los cambios de la segunda parte, cuando la entrada de Idrissi en la izquierda y el apoyo de Óliver en la derecha hicieron mucho más profundo al Sevilla.

Las llegadas ecuatorianas tenían mucho más colmillo y en la reseña de ocasiones sevillistas apenas aparece un buen balón de espaldas de Óliver al espacio de Suso, quien, ante la falta de compañía arriba optó por una de sus diagonales y un disparo de rosca en carrera que se fue desviado por poco (33’), justo después de otro intento similar en el que el balón le botó antes del golpeo y lo mandó a la grada (30’). Poco más ofreció el Sevilla antes del descanso.

Todo fue cambiando poco a poco en la reanudación. Kike Salas no enmendó su error por muy poco: marcó en fuera de juego ajustado (59’). Tres minutos después Juanlu le dio un balón de oro a Isaac, que no atinó a rematar. El Sevilla era otro, ya con las dos bandas activadas, sobre todo desde la salida de Idrissi. Isaac cabeceó a las manos del meta en otra acción, ahora desde la izquierda, iniciada por Idrissi, que casi ve puerta en un centro pasado de Óliver (80’), quien calcó la jugada desde el otro flanco con otra semivolea (84’). Hasta que Pedro Ortiz, tras la mejor ocasión que desperdició por caerle el balón a la derecha (88’), marcó, ahora sí con su zurda, en un centro de Idrissi que no rechazó la zaga. La fe y el equilibrio en las bandas dieron un justo empate a un Sevilla aún crudo y muy condicionado por las ausencias. Los penaltis hicieron el resto, con Dmitrovic parando dos disparos.

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