Villarreal-Sevilla | La crónica

El Sevilla de Lopetegui ya hace camino al andar (1-1)

  • El equipo de Isco arranca un punto de valor ante el Villarreal que debe templar los pulsos en el parón

  • Óliver Torres marcó pronto, pero en un desajuste defensivo, ya sin Fernando, empató Álex Baena

Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Óliver Torres.

Los jugadores del Sevilla celebran el gol de Óliver Torres. / Domenech Castelló (Efe)

Un punto más dulce que amargo arrancó el Sevilla del Ciutat de València, el hogar donde el Villarreal vive de alquiler en espera de que concluyan las obras de su casa. El empate debió sorprender muchísimo a los sevillistas que hoy no dan un céntimo por su equipo. Que no son diez. Ni cien. Ni quinientos. Pero este equipo que trata de recomponer Julen Lopetegui está recuperando el color de cara y ya hace lo primordial para ir tomando altura en la tabla, competir. Ya es un caminante consciente de que no hay camino. Que se hace camino al andar. Y guiado por la luz especial de Isco Alarcón, hace camino: cuatro puntos de seis en una doble salida que muchos de esos sevillistas pesimistas, malos agoreros incluidos, veían como un pasillo hacia el cadalso para el entrenador.

El calendario, tras esa recta de salida tan mollar con Osasuna, Valladolid y Almería, se empinaba con la visita del Barcelona a Nervión y dos visitas enlazadas al Espanyol y el Villarreal. Y apenas dos semanas después de que el Barça de Lewandowski y el City de Haaland dejaran grogui a Lopetegui, los cuatro puntos de seis lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán deben calmar los ánimos en el entorno nervionense ahora que llega el paréntesis por los partidos de las selecciones.

Toca echarla al suelo. Como hace siempre, siempre, ese prodigioso futbolista que atiende por Isco Alarcón. El malagueño ha aterrizado en Sevilla con el propósito de recuperar su mejor nivel y volver a ser un futbolista importante en la Liga. Y a su rebufo, a su estela dorada, debe arrancar el resto del equipo. Por ahora, lo hace a medias. Y conviene que el ex madridista tenga una respuesta más acorde, no vaya a ser que se canse de que la mayoría de sus caramelos se vayan a la basura.

Otra vez completó Isco el partido y en los estertores siguió pidiéndola, escondiéndola y dándola en ventaja. El problema es que Rafa Mir vivió en fuera de juego, que Suso no tiene la mínima condición física para hollar la hierba en un partido de Primera. Y, todo hay que decirlo, que Julen Lopetegui tampoco reflejó una ambición plena para ir a por el partido con las sustituciones. Aun así, el Papu Gómez se encontró con un balón botando en la corona del área que pudo traer todo el botín a Sevilla.

Esta vez no se puso el Sevilla en ventaja en la primera jugada del partido, como ocurrió en la salida anterior a Cornellá, pero lo hizo poco después de que ordenara el comienzo Hernández Hernández, a los ocho minutos de pleito. Acuña abrió a la derecha a Jesús Navas, que se ubicó por delante de José Ángel cuando el Sevilla atacaba y se replegaba hasta el lateral cuando el balón era del Villarreal. El palaciego adelantó con criterio a Isco, que marcó el desmarque al espacio (¡aleluya!). El malagueño, que jamás se apura en el área contraria, levantó la cabeza en la línea de fondo y vio la irrupción desde la segunda línea de Óliver Torres. El extremeño, en un gesto técnico de manual, recibió el balón raso pero tocado con la fuerza justa para acompañarlo abriendo su zurda con un golpeo. Aseguró la dirección, al palo derecho de Rulli, que nada pudo hacer.

Ese gol pudo armar de firmeza el plan del Sevilla e inyectar las dudas en el Villarreal. Y más cuando Unai Emery, que se movía por su área técnica como un enojado tigre en una jaula, tuvo que quitar a Giovani Lo Celso, tocado de un músculo. Su sustituto, Álex Baena, afiló los ataques de los de amarillo por dentro.

Y más cuando el Sevilla empezó a regalar balones en zonas de riesgo. Acuña, Jordán, el mismo Fernando, hoy lejos de su nivel habitual. Esas pérdidas enroscaron al Sevilla demasiado atrás y Parejo lanzó un obús al larguero (27’). José Ángel, que empezó con la misma personalidad y seguridad de partidos anteriores, empezó a perder el sitio. Y también Fernando acrecentaba sus dudas más arriba: Capoue lo detectó, se le anticipó y Jackson malogró otra ocasión con un tiro desviado (42’).

Mientras el Sevilla, desde el 0-1 hasta el intermedio, se volvió a acercar en un gran balón profundo de José Angel que acabó con un tiro de Óliver desde el borde del área que desvió pau Torres con la cabeza a saque de esquina (28’).

Las dudas de Fernando quedaron confirmadas con su sustitución en el descanso por Nianzou. Y no le sentó bien ese relevo al equipo. Lopetegui sorprendió al ubicar al francés como pivote, en lugar de adelantar a Gudelj. Y entre Jordán y Nianzou abrieron un pasillo a Coquelin hasta la media luna que acabó con Álex Baena encarando a Dmitrovic, quien también sustituyó a Bono en el descanso por un problema muscular del internacional marroquí.

Dmitrovic repelió el tiro de Baena, que se vio favorecido por el rebote para introducir el balón en la portería (51’).

Lopetegui rectificó, adelantó a Gudelj, retrasó a Nianzou y algo mejoró la defensa sevillista mientras Emery esparcía más pólvora: Yeremi, Danjuma, Morales, Mojica. Y el Sevilla abrió una vía de agua en el costado de Alex Telles, quien arriesgó demasiado y cometió penalti sobre Yeremi (82’). El VAR descubrió que el extremo partió en fuera de juego y por ahí se salvó el Sevilla. Por ahí, y por el desatino de Danjuma a bocajarro al alargar su pierna (92’), tratando de emular sin éxito a Haaland. Ahí se consumó un empate que debe templar los ánimos por Nervión. Échenla al suelo. Como Isco.

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