Sevilla-Athletic

Soñar, soñar y volver a soñar

  • El Sevilla se marca como objetivo prolongar su actual estado de excitación cuatro jornadas más después de la visita del Athletic

  • Los blancos, con la duda de Koundé, están ante una ocasión histórica

  • Lopetegui: "Ilusión es la palabra predominante"

Una imagen grupal del último entrenamiento del Sevilla.

Una imagen grupal del último entrenamiento del Sevilla. / Antonio Pizarro

Con los corazones acelerados, el sevillismo abre perimetralmente la caja de las ilusiones. Nunca dejará de sorprender este club y este equipo a propios y a extraños y ahí está el vestuario que dirige Julen Lopetegui haciendo números y pendiente de partidos que se celebran en las grandes plazas de España por si cae la breva. El “mira que si...” está en boca de media Sevilla. O en las dos, cada uno con su tono y su subjetivo significado.

El gol de Jorge Molina el jueves en el Camp Nou incendió aún más la Liga y el sábado más todavía pudo hacerlo Fidel, una zurda de Riotinto que paró los pulsos con un penalti en el Elche-Atlético que lanzó al palo en el minuto 91.

El sevillismo lo que sueña es que esa sensación dure cinco jornadas más. Significaría que llega peleando hasta el final, aunque para eso ha de ir tirando fichas de dominó sin fallar ninguna, siempre atento a que la que caiga desplace a la siguiente.Hoy en el Ramón Sánchez-Pizjuán comparece un duro rival que no va a tender un puente de plata a los blancos. El equipo de Marcelino guerrea igual o más incluso que el de Lopetegui, pero la ilusión en estos casos también puede lo suyo. Claro que tampoco es poco lo que se juega el equipo bilbaíno, pendiente de entrar en Europa y que en esa batalla despellejaba hace poco al mismísimo líder en San Mamés dejando en Sevilla las mismas sensaciones que el Granada en Barcelona.

La Previa La Previa

La Previa / Departamento Infografía

No obstante, todo será para nada si los nervionenses no hacen sus deberes. Si ya es un éxito ser considerado un candidato al título, lo que es –ya sí– una realidad, tampoco deja de ser una verdad como un templo que es el que peor lo tiene por cuanto atesora menos puntos que ninguno y encima pierde los duelos particulares con todos ellos.

Eso no quiere decir que no sea posible cumplir el sueño, pero para verlo hecho realidad lo que debe hacer es ganar, ganar y ganar y, como decía Luis Aragonés, volver a ganar. Alguno dirá con tino que es precisamente lo que está haciendo, pues la tropa de Lopetegui lleva cinco jornadas ganando, algo que no han hecho ninguno de sus oponentes, ni Atlético, ni Real Madrid ni Barcelona.

Estadísticamente, esto se convierte en una amenaza, porque en esa secuencia de 22 de 24 puntos posibles la ley de la probabilidad es una auténtica espada de Damocles para el Sevilla. Pero tampoco hay que pensar en eso. Cerrado el objetivo de la temporada con la friolera de 20 puntos de ventaja sobre el quinto y cinco jornadas de antelación, no hace falta gol de Rodri en Almería para que el himno de la Champions siga sonando en Nervión.

Desinhibe todo esto una barbaridad. Suelta los músculos, libera de presión, está la sensación de que no hay nada que perder... y ésas pueden apuntarse en la lista de ventajas para el Sevilla, si bien es cierto que en las plantillas de los rivales hay mayoría de jugadores acostumbrados a tener esa presión año a año, por lo que todo es relativo. Una cosa compensa la otra.

Así que lo único que queda, y ahí lleva razón Lopetegui cuando habla, es ganar el próximo y no pensar en nada más. Ni porque la batalla siguiente sea en Valdebebas ante el Real Madrid en una jornada que puede marcar muy mucho las posiciones pero que –no nos vayamos a equivocar– tampoco va a ser definitiva.

Esto es una apasionante carrera de vallas en la que se ha colado el Sevilla y que sabe Dios cuándo podrá verse en otra final así. Y es una final distinta a todas las 20 que tiene ya sobre sus espaldas esta afición desde que empezó el sueño en 2006 en la industrial ciudad de Eindhoven, en la Brabante holandesa.

Soñar, soñar y soñar, y, como diría Luis Aragonés, volver a soñar. Así hasta cinco veces, las cinco jornadas que restan para el final de este sueño inesperado que provoca todo tipo de sensaciones y de comportamientos. Desde mensajes encriptados en el Twitter de Monchi a memes a prueba de la imaginación más despierta pasando por manifestaciones diarias de personajes relacionados con el fútbol dando su particular pronóstico y situando en ellos las posibilidades del Sevilla.

Esto es pasión. Es un simple Sevilla-Athletic, pero vaya lo que hay detrás...

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