El Sevilla de Julen Lopetegui afronta una semana difícil y complicada con un elemento más en contra que ya es común en una plantilla del nivel de la nervionense, las secuelas que deja un parón en las competiciones de clubes por los partidos de las selecciones. Lo que siempre se llamó el virus FIFA y que viene con más peligro que nunca, ya que a las lesiones habituales se le suma el riesgo evidente de un contagio por Covid-19, lo que deja a un jugador fuera de la dinámica de su equipo casi dos semanas, y la fatiga muscular que se va acumulando en las piernas de unos profesionales que cada vez más sufren los rigores de un calendario muy condensado que prácticamente no deja ni una fecha para el respiro competitivo y que como novedad ha añadido el hecho de que muchas selecciones disputan tres partidos en vez de dos (generalmente, uno amistoso y dos oficiales), que era lo habitual y lo que tenía aprobado la FIFA.

El entrenador sevillista ya fue muy explícito en una rueda de prensa cuando le preguntaron por este extremo y le recordaron el contagio que sufrió Jules Koundé, infectado de coronavirus en una concentración de la selección sub 21 francesa: “Le rezaremos a la Virgen del Rocío”. Incluso Monchi mostró su resignación sobre este extremo. “Sabíamos que era algo que podía pasar. Sabíamos que en su selección había habido varios casos y que era un riesgo que corríamos. Los jugadores tienen muy claro lo que tienen que hacer y lo que deben evitar, pero aun así es difícil a veces evitar los contagios en una concentración de tantos días”.

El Sevilla, su cuerpo técnico y todos los estamentos prácticamente, cruzan los dedos para que la incidencia en la vuelta de los futbolistas internacionales sea la menor posible, pero el grupo es muy numeroso y las selecciones, así como los lugares de destino, variadas y variopintas.

Viajes transoceánicos en el caso de Ocampos y Diego Carlos, partidos muy intensos y exigentes como el de Gudelj con Serbia ante Escocia en el que el sevillista tuvo que aguantar en el campo 120 minutos al decidirse tras la prórroga y la tanda de penaltis, futbolistas que se marcharon con lesiones o con molestias como En-Nesyri... todo es una incertidumbre constante y todo repercute en el rendimiento posterior del equipo en el siguiente partido.

Si el Covid-19 ha obligado a cambiar muchas cosas en el mundo del fútbol, también se ve en las estadísticas una cuestión que es consecuencia de ello: los entrenadores cada vez dan más descanso en los partidos posteriores con sus equipo a sus jugadores internacionales, cuya acumulación de minutos es mayor cuando sus selecciones disputan tres partidos en lugar de dos en el mismo espacio de tiempo. Es cierto que las convocatorias son más amplias, pero ello no palia la mayor acumulación de minutos en las piernas por regla general, además del desgaste mental que esta cuestión también trae aparejada.

El Sevilla tuvo ya una mala experiencia en el parón de octubre, cuando el partido inmediatamente posterior significó que los de Lopetegui pusieran fin a una racha de ocho meses sin perder (18 jornadas de Liga) con una derrota en Granada (1-0).

El Sevilla, que además se ha encontrado con la suerte –entre comillas– de la renuncia de Rakitic a la selección de Croacia y a la imposibilidad de Munir de jugar con Marruecos, ha aportado en el presente parón de noviembre a nueve jugadores a sus selecciones después de que las lesiones durante el partido ante Osasuna de Jesús Navas y Marcos Acuña obligaran a España y a Argentina a desconvocarlos.De Jong, Vaclík, Bono, Koundé, Diego Carlos, Gudelj, En-Nesyri, Ocampos y Óscar Rodríguez comenzarán a llegar gradualmente a partir del miércoles y Lopetegui y su cuerpo técnico ya están rezando ante la temida apertura de la puerta de Arrivals (llegadas) del aeropuerto de San Pablo.