Caparrós, Pimienta, el equipo confeccionado por Carrasco y Orta es malo, tirando a muy malo (1-1)
La crónica
El Sevilla ni siquiera es capaz de tranquilizarse en el retorno del utrerano a su banquillo tras adelantarse en el marcador en el minuto 12
Los blancos vivieron asustados todo el partido, pero en el tramo final pudieron ganar a través de Lukébakio y Suso
Así le hemos contado el Sevilla-Alavés

Sevilla/Nueva frustración para el Sevilla y, sobre todo, para todo el sevillismo en el retorno de Joaquín Caparrós al banquillo en su cuarta etapa al frente de la plantilla nervionense. Los blancos rompieron la racha de cuatro derrotas consecutivas, pero no pudieron pasar del empate ante un Alavés que llegaba en los puestos de descenso y que en muchos momentos del litigio pareció incluso mejor que los anfitriones. Claro que también conviene matizar que Suso pudo desequilibrarlo todo a favor de los suyos y que Lukébakio falló en la recta final una ocasión de las que no se pueden desperdiciar jamás.
Fue el tobogán de sensaciones que se vivió en una tarde cargada de miedos en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla se podía meter en un lío gordo en caso de derrota en ese debut de Caparrós, en esa enésima huida hacia delante por parte de un consejo de administración claramente incapaz de enderezar la situación y, sobre todo, de un director deportivo, conocido como Víctor Orta, que juega al PC fútbol en lugar de manejarse con la realidad de este maravilloso deporte que consiste en simplificar las cosas para meter un gol más que el rival.
Afortunadamente para que las cosas no fueran casi trágicas para los blancos, todo se quedó en el empate, lo que mantiene al Alavés a una distancia de seis puntos en la tabla clasificatoria, pero después de ver el partido entero y a la hora de una valoración algo más sosegada, las vibraciones que transmite este Sevilla no pueden ser más preocupantes, por no decir otra cosa muchísimo peor.
Ni siquiera el hecho de haberse adelantado en el marcador en el minuto 12 del litigio, después de que ya Guridi hubiera tenido la primera ocasión clara para adelantar a los suyos (5’), le sirvió a los sevillistas para tranquilizarse y para hacer un ejercicio de madurez futbolística para aprovechar que las circunstancias se habían puesto a su favor.
Es imposible con la escasa calidad balompédica del global de la plantilla, el Sevilla fue una máquina de regalarle el balón al rival una y otra vez. Los despejes eran propios de cuando este cronista seguía todos los partidos de su querido San José Obrero en los campos de albero, entonces no había apenas césped artificial, de la Segunda Regional. Voleones para poner el balón arriba que los cursis conocían como despejes orientados cuando la realidad era que se trataba única y exclusivamente de alejarlo del área propia.
Eso fue el Sevilla en el primer periodo después del gol de Peque que lo puso por delante, nada de pararse, serenarse y buscarle las espaldas a un Alavés que tenía una defensa de circunstancias y que encima arriesgaba en busca del empate. Pero nada de nada, todo eran pelotazos arriba para que los peleara el que estuviera por allí cuando la realidad es que la infinita mayoría de las veces le caía a un futbolista vestido de azul y blanco, entre otras cosas porque estaban mucho mejor colocados y también jugaban con criterio, algo que no hacían los hombres elegidos por Caparrós.
El primer Sevilla de Caparrós, versión 4
El utrerano, por cierto, apostó para su primer Sevilla de esta nueva etapa por un clásico esquema de 1-4-4-2. Peque era el delantero junto con Isaac; Ramón Martínez se convertía en la principal sorpresa para hacer de central junto a Badé, aunque tal vez se echara en falta que lo hiciera por el perfil derecho, donde realmente ha brillado en el filial hasta el punto de jugar también como lateral derecho a veces; Gudelj ejercía de medio centro junto a Agoumé, lo que era el principal meollo del sufrimiento para todos los seguidores de la fe balompédica radicada en el barrio de Nervión, pues ni tenían la pelota ni tampoco eran capaces de cerrar los espacios por el centro para proteger a sus centrales. Lo demás eran unas bandas más o menos normales con Isaac arriba.
Eso sí, en una de las bandas, la izquierda, estaba también uno de los agujeros grandes. Ejuke no le aportaba absolutamente nada al equipo, pues ni salía con velocidad ni ayudaba en los repliegues y encima regaló algún balón que pudo ser muy peligroso de haber sido aprovechado por el Alavés. Además, Pedrosa transmitía vivir en un estado de nervios en el que es imposible rendir, lo que originaba muchas situaciones de inquietud a través de los balones que siempre dominaba Carlos Vicente.
En uno de ellos, ya en la prolongación del primer periodo y con un porcentaje de posesión muy superior para los visitantes, la defensa del 1-0 por parte de los blancos no pudo ser peor. Vicente centro/disparó raso y Kike García sólo tuvo que anticiparse a Badé para empatar. Las cosas no pintaban nada bien para el primer Sevilla de Caparrós.
Saúl Ñíguez por Ejuke
El utrerano sacó del campo a Ejuke en el intermedio para colocar en su lugar a Saúl Ñíguez y aunque la mejoría no se vio en los primeros minutos, sí es verdad que el Sevilla al menos dejó de estar tan dominado con el transcurrir de los minutos. También tuvo influencia para ello la entrada de Suso y que saliera del campo un Isaac absolutamente sobrepasado por la tensión y las circunstancias.
El Sevilla, sin hacer un juego para recibir elogios, sí estuvo ya más cerca del 2-1 que del 1-2. Lukébakio estuvo a punto de hacer un control espectacular en un pase largo de Saúl, pero la pelota se le fue demasiado ante la salida de Sivera (63’); después hubo un mal remate de Pedrosa tras un córner rechazado (66’); y en el minuto 81 llegó la más clara, cuando Lukébakio falló de forma lastimosa después de que Sow lo dejara completamente en solitario delante de Sivera; Sow también le dio un pase a Saúl que pudo tener mejores consecuencias en el remate (82’); y ya, por último, fue Suso quien pudo adelantar a los suyos en una de sus tradicionales jugadas dentro del área, con recorte para perfilarse, pero su disparo se le fue arriba (94’).
Es verdad que Carlos Martín también protagonizó un buen susto en un remate a las nubes (80’), pero el Sevilla sí había estado mucho más cerca del gol que lo desequilibrara todo. ¿Quiere eso decir que su nivel futbolístico subió respecto al Sevilla de García Pimienta? Probablemente no, pero sí sumó, al menos, un punto y evitó también que el Alavés adicionara dos más. Por mucho que eso sea un premio propio de los equipos malos al jugar en casa y contra un rival en puestos de descenso, es la realidad para este Sevilla confeccionado por José María del Nido Carrasco y Víctor Orta, es un equipo malo, tirando para muy malo y todo lo que puede aspirar es a esto, a que no sufra aún más para evitar el descenso, porque los nubarrones son aún más negros que en algunos días de la reciente Semana Santa.
Ficha técnica
1 Sevilla FC: Nyland; José Ángel (Juanlu, 81'), Badé, Ramón Martínez, Pedrosa; Lukébakio, Gudelj, Agoumé (Sow, 59'), Ejuke (Saúl Ñíguez, 46'); Peque (Manu Bueno, 81') e Isaac (Suso, 59').
1 Deportivo Alavés: Sivera; Tenaglia, Garcés, Sedlar, Diarra; Blanco, Joan Jordán (Ander Guevara, 77'); Carlos Vicente, Aleñá (Conechny, 69'), Guridi (Carlos Martín, 69'); y Kike García.
Goles: 1-0 (12’) Peque cabecea picado un centro de Agoumé desde la derecha. 1-1 (47’+) Kike García se anticipa a Badé en un disparo raso de Carlos Vicente.
Árbitro: Miguel Ángel Ortiz Arias (madrileño). Amonestó a Gudelj (10’), Guridi (42’), Diarra (86’) y Suso (94’).
Incidencias: Partido de la trigésima segunda jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 36.436 espectadores, de ellos algo más de cuatrocientos del Alavés.
También te puede interesar