El primer 'crack' financiero del siglo XXI

La ausencia de confianza es lo que ha roto los mercados mundiales. Las acciones han bajado mucho, pero nadie se arriesga a comprar.

El primer 'crack' financiero del siglo XXI
El primer 'crack' financiero del siglo XXI
Carlos Pizá

17 de marzo 2009 - 09:27

Analistas y expertos se han quedado sin calificativos para la debacle bursátil de 2008, que comenzó el 21 de enero y ha provocado taquicardias a inversores y medios de comunicación casi a diario. El año se cerró en España con una caída del Íbex 35 del 39,4 por ciento, la mayor de la historia bursátil nacional. De las 133 empresas cotizadas sólo dos terminaron en positivo: Unión Fenosa (en proceso de compra por parte de Gas Natural) y Funespaña. Ya se sabe que lo único seguro en esta vida es la muerte. En definitiva, el primer crack bursátil del siglo XXI, sólo comparable al que antecedió en octubre de 1929 a la Gran Depresión, tanto en EE UU como en Europa.

La ausencia de confianza es lo que ha roto los mercados mundiales. Las acciones han bajado mucho, pero nadie se arriesga a comprar. El comportamiento de los inversores ha sido histérico: nueve de las veinte sesiones con mayor variación intradiaria en la historia del Íbex se han registrado en 2008. Los principales índices europeos también se han hundido y han vivido la misma extrema volatilidad: un 42,7 por ciento se dejó el CAC de París, otro 40,3 por ciento el Dax alemán y un 48,4 por ciento el Mib 30 italiano.

Las bolsas reflejan un clima económico que se ha deteriorado extraordinariamente. Reino Unido, Irlanda, Italia o España terminaron 2008 en recesión –dos trimestres seguidos con decrecimiento del PIB–, mientras otros países apenas la esquivan, como Francia. El valor de las empresas y los instrumentos financieros cotizados ha caído en ¡21 billones de euros! Este dato supera el PIB de EEUU y Europa juntos. Sólo el Íbex perdió 243.300 millones, con Sacyr como líder del derrumbe (-74,3 por ciento).

El sector más afectado en nuestro país ha sido el constructor e inmobiliario. Andalucía aportó el primer caso de caída de una gran promotora. Colonial, que controlaba el empresario sevillano Luis Portillo, se derrumbó en las últimas sesiones de 2007 y las primeras de 2008 ante las dudas sobre su capacidad para afrontar una deuda de casi 9.000 millones. Portillo acabó dejando la presidencia y perdiendo la mayoría accionarial para sufragar parte de las deudas con los bancos mediante pagos en acciones.

Las acciones de la inmobilaria, que pasó a manos de La Caixa y Banco Popular, perdieron un 90,9 por ciento de su valor. Otras promotoras como Afirma (-92 por ciento, la mayor caída de la bolsa española) o Renta Corporación (-87,9 por ciento) le acompañan. También Metrovacesa, la que fue primera inmobiliaria española, acabó controlada por sus bancos acreedores. Paralelamente, otros grupos como Martinsa-Fadesa, Urvasco, Tremón o DHO han entrado en proceso concursal. El de Martinsa ha sido además el mayor de la historia empresarial española, ya que acumulaba deudas por 5.200 millones. La paralización del mercado de viviendas, la reducción del valor de los activos y la sequía crediticia han conformado una tormenta perfecta sobre el antaño pujante ladrillo español.

Los vasos comunicantes entre el sector inmobiliario y el financiero han llevado a los bancos a anotarse otro resultado nefasto, no en sus cuentas de resultados pero sí en su evolución bursátil, aunque ninguno tuviera que ser rescatado en 2008. Santander perdió el 41,6 por ciento, BBVA un 48,3 por ciento y Popular otro 48 por ciento. Los inversores están descontando no un impacto indirecto de la crisis de las subprime –el directo, en España, ha sido mínimo–, sino los efectos de la degradación de la economía española. Esto se traducirá en el aumento de la morosidad, que ya se ha observado en 2008, durante este año. Ante todo ello, hacer un pronóstico para 2009 es prácticamente imposible.

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