Piden 12 años para el acusado de dejar tetrapléjico a un congoleño
El agresor, que se enfrenta a un delito de lesiones con la agravante de motivación racista, niega hacer discutido con la víctima y asegura que no es agresivo
El acusado de golpear en febrero de 2007 al ciudadano congoleño Miwa Buene Monake, quien quedó tetrapléjico a consecuencia de la agresión, negó ayer en el juicio que discutiera con la víctima y que le pegara, ya que no es un hombre racista ni agresivo. "No soy tan mala persona"; "tengo amigos de color"; "he trabajado en la construcción con emigrantes", aseguró el acusado, Roberto Alonso de la Varga, que se enfrenta a una pena de 12 años por un delito de lesiones con la agravante de motivación racista.
En el primero de los tres días de la vista, que se celebra en la sección 17 de la Audiencia Provincial de Madrid y que se inició con retraso después de que las partes intentaran llegar a un acuerdo, el procesado destacó que no habló en ningún momento con la víctima.
Sin embargo, Miwa, en silla de ruedas y ayudado en todo momento por su mujer y miembros del Movimiento contra la Intolerancia, que se presenta como acusación popular, reiteró ante la juez que el procesado, tras pedirle tabaco y él decirle que no tenía, le insultó en términos racistas y le golpeó fuertemente por la espalda.
Tanto el acusado, de 31 años, como la víctima, de 45 años, reconocieron que en la noche del suceso, el 10 de febrero de 2007, habían bebido pero que no estaban borrachos, y narraron los hechos de forma totalmente diferente.
Roberto Alonso, en prisión provisional desde nueve meses después de los hechos, aseveró que no se permite a sí mismo decir a una persona de color frases como las que Miwa afirma que le dijo: "eres un mono y el único sitio donde puedes estar es en el parque zoológico".
Por su lado, Miwa confesó haber pasado días en los que quería morir al ver que no podrá nunca moverse de cuello para abajo, pero que recuerda perfectamente los insultos del procesado: "hijo de puta", "puto mono", en España "no hay sitio para ti" y, todos ellos, porque le dijo que no tenía un cigarro.
Después, siguió relatando, notó que el acusado le seguía, le golpeaba fuertemente en la espalda mientras le seguía insultando y cayó al suelo. "Perdí el conocimiento y cuando desperté me contaron que había estado 17 días en coma", relató.
La esposa de Miwa, Mirelle Nyenewile, comentó que su marido necesitará toda su vida la ayuda de dos y tres personas y que tanto ellos como los dos hijos que tienen viven de la pensión de invalidez de él (ya que ella está en el paro).
Otros familiares de Miwa, algunos llegados desde París expresamente para el juicio, protagonizaron algún incidente en la vista ya que uno de sus hermanos se puso de pie e intentado, con ayuda de un amigo intérprete, dirigirse al tribunal, lo que se les impidió.
Miwa reside en la actualidad en el Centro de Lesionados Medulares de Vallecas (Madrid) después de haber estado ingresado varios meses en el Centro Nacional de Parapléjicos de Toledo, y llegó al juicio en ambulancia.
El presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, resaltó que Miwa está siempre acompañado de su mujer y de un sacerdote que le da ayuda espiritual.
A preguntas de los numerosos medios de comunicación congregados frente al tribunal, Miwa sonrió a las cámaras, se mostró "animado" y comentó que "la cárcel es el único perdón" que quiere del acusado. "Mi lucha sigue", reflexionó en alto, ya que después del juicio luchará por su salud.
Por su parte, un hermano del acusado, el único de sus familiares que asistió a la vista, señaló que Roberto, al que también se le pide una indemnización de cerca de 377.000 euros, no es racista ni cabeza rapada ni pertenece "a ninguna banda organizada de neonazis".
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