Pies, para qué os quiero
Ferias, fiestas y bailes suponen machacar los pies y forzar la máquina · Los podólogos recomiendan zapatos cómodos con poco tacón y medidas higiénicas elementales
Llegó la primavera. Se abre la veda de ferias, folclores, fiestas populares y romerías. Taconeos, sevillanas, Paquito el chocolatero o el politono de moda. Danzad, danzad malditos, que diría Sydney Pollack. Caminatas, jornadas largas, muchas madrugadas y, en resumen, un castigo para los pies. Lejos de intentar prevenirlos, en muchos casos los daños causados en las extremidades parecen aceptarse como una cuota a pagar por el exceso. Ir a una feria, pegarse horas de baile con zapatos nuevos y machacarse los pies a rozaduras y sabañones parece a veces algo normal, pero no lo es. Elvira Bonilla, secretaria del Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, aporta algunas claves muy básicas que ayudarán a evitar esos martirios.
La primera: aunque es preferible utilizar un zapato que ya nos haya resultado cómodo, estrenar unos zapatos no significa hacerse daño ni tener rozaduras. "Es importante comprar el calzado con el menor tacón posible, de menos de unos cuatro centímetros, y que sean anchos pero capaces de mantener el pie sujeto.
Hay que evitar los zapatos que no tienen sujeción", explica Bonilla. Además, en su opinión es muy importante elegir materiales flexibles y que pesen poco. Es el zapato el que debe adaptarse al pie y no al revés. Y es mejor comprar zapatos por la tarde, porque el pie está más hinchado. Respecto a la higiene lo ideal es el aseo normal, tener las uñas cortas pero no demasiado y lavarse con jabones neutros poniendo cuidado en limpiar bien entre los dedos, en zonas maceradas donde por la humedad es más fácil adquirir infecciones. Los expertos también recomiendan utilizar cremas específicas.
El hecho de estar mucho tiempo de pie o de utilizar tacones muy altos implica cierto riesgo de sufrir metatarsalgia, el dolor de los metatarsos. Este problema si no se cuida con los años puede llegar a requerir tratamiento ortopédico. Para aliviar el castigo, lo mejor son los descansos, los baños de agua fría y utilizar si procede una crema antiinflamatoria.
La cuestión del tacón es importante porque, aunque realzan la figura y estilizan, tienen su peligro. Los tazones altos cambian la proporción natural del reparto del peso de nuestro cuerpo sobre los pies. Lo normal es que los talones soporten la mayor parte de nuestro peso.
Cuando una persona camina sobre tacones de más de cinco centímetros, la superficie de la planta más cercana a los dedos acaba soportando el 70% del peso del cuerpo. Ese consejo también suelen lanzarlo los reumatólogos para evitar lumbago o dolor cervical. Ni tacones altos ni zapatos planos, que tengan una plantilla mullida y que no aprieten. Por su parte, las botas altas o los clásicos botos camperos "provocan un exceso de calor, el pie transpira poco y puede provocar lesiones en la piel o pequeñas infecciones por hongos", indica Bonilla. Ante eso, los podólogos recomiendan no utilizar ese tipo de calzado más de cuatro o cinco horas seguidas, y lavar y secar bien los pies dos o tres veces al día.
Todas estas medidas son esenciales para cualquiera, pero especialmente sensibles para aquellas personas afectadas por diabetes o alguna patología cardiovascular. "Los diabéticos son los que más deben vigilar la salud e higiene de sus pies; por eso les recomendamos descansar y mantener los pies en el alto cada dos o tres horas", explica Elvira Bonilla.
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