¿Por qué los aviones transportan tan pocas vacunas del coronavirus en cada vuelo?
Sociedad
Las vacunas se han convertido en el principal alivio que supondría la tan deseada victoria sobre el virus del COVID-19. Con la llegada de las primeras vacunas a España muchos son los que se preguntan por qué el número de vacunas que los aviones transportan son tan pocas en números.
A pesar de lo poco que supone en espacio las vacunas, su número a bordo de los vuelos encargados de su transporte es realmente bajo. El principal problema viene derivado de las condiciones propicias que han de darse en los aviones para que las vacunas lleguen en perfecto estado. Y dentro de estas condiciones se encuentra la sustancia elegida para mantenerlas: el hielo seco.
Los desafíos en el transporte de las vacunas es algo que trae de cabeza a los gobiernos de todo el mundo. Es conocido que las vacunas más usadas actualmente, de la marca Pfizer, necesitan de una temperatura realmente baja para que no se deterioren en el transporte.
Esto hace que los aviones deban estar equipados con grandes bloques de hielo seco para mantener los frascos de las vacunas a una temperatura de 70 grados bajo cero. Son necesarios hasta 20 kilos de este tipo de hielo para cada paquete de vacunas, lo que hace que el peso y el espacio se vean alterados considerablemente.
Demasiado dióxido de carbono para los aviones
El uso de este hielo seco, que no es más que dióxido de carbono sólido, es el que nos lleva al siguiente problema del transporte de las vacunas Pfizer, ya que existe unos límites permitidos por los reguladores para el transporte de hielo seco. Es decir, no podemos llenar todo el espacio disponible en un avión con este tipo de material ya que las regulaciones al respecto no admiten excepciones de ninguna manera.
Esto era así hasta ahora, ya que es cierto que hay casos en determinadas aerolíneas que han permitido aumentar la cantidad de hielo seco, para el transporte de vacunas, a bordo de sus aeronaves, pero en ningún caso se podría llenar un avión hasta arriba con vacunas del coronavirus
El "humo" frío que desprende el hielo seco, imprescindible para mantener esta temperatura bajo cero sin dañar los paquetes de vacunas ni sus vidrios, es el dióxido de carbono sublimándose y volviendo a su estado gaseoso natural.
Las restricciones en el transporte de hielo seco se encuentran en las propiedades de este tipo de sustancia, ya que cuenta con la capacidad de ocasionar problemas durante el vuelo a la tripulación por ser nocivo para la salud en altas concentraciones.
Debido a esto, la normativa es muy tajante respecto a este tipo de hielo ya que podría ser altamente peligroso. Actualmente, reguladores y fabricantes intentan aumentar estos límites para poder aprovechar el espacio disponible y llevar hasta los pacientes de todo el mundo la vacuna de la forma más rápida posible.
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