Estar bien por dentro y por fuera

Libros, 29 de abril 2010 - 01:00

La belleza no es sólo cuidar la parte visible de nuestro cuerpo, sino también la interior, con una alimentación equilibrada y natural, que se reflejará en la belleza exterior. Este libro trata sobre el somos lo que comemos, y eso se refleja en el aspecto.

La alimentación basada en una buena nutrición beneficia a la piel y el cabello, por lo que ingerir zanahoria, cebolla, ajo y fruta beneficiarán el aspecto externo. Del mismo modo para la piel con tendencia acneica, es mejor no abusar de los embutidos, la carne y los dulces, porque favorecen su aparición. Los alimentos ideales para tratarlos son: lechuga, espárragos, champiñones, pepino, rábano, calabacín, escarola y endivias. Las frutas también son un arma infalible, sobretodo las naranjas, los pomelos, las piñas y las manzanas.

Con la entrada del calor, y las posibles deshidrataciones de la piel, una rodaja de sandía tiene tan solo 35 calorías y, además, es la fruta que más líquidos nutritivos contiene de toda su categoría. Ésta es rica en potasio y fósforo, necesarios para una dieta equilibrada, y la sandía al contener mucha agua sacia la sed saludablemente.

Para evitar los dolores menstruales, se aconseja eliminar las grasas de los menús diarios y para controlar y combatir el insomnio, mantener una dieta libre de cafeína y con proteínas.

El hambre aparece cuando uno menos se lo espera y una tableta de chocolate, un poco de miel o unas pastillas se perfilan como los alimentos más cómodos entre horas. Ingerir alimentos dulces con moderación supone dotar de energía y minerales la dieta. Sin embargo, una ingesta con exceso de azúcar y grasas fomenta tan sólo la obesidad. Comer entre horas es la causa de muchos de los desequilibrios en las dietas. Por ello, antes de dedicarse a comer caramelos, mejor decantarse por los frutos secos. Almendras, avellanas, nueces, piñones...son alimentos muy saludables que cumplen la misma función que los dulces, pero de forma menos perjudicial para la salud pues son naturales estando menos procesados industrialmente. Múltiples estudios han demostrado que las grasas de los frutos secos son cardiosaludables y por ello se recomiendan para reducir el colesterol.

Txumari Alfaro Editorial Ediciones B Barcelona, 2008

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