Desapariciones misteriosas: Mari salió a por helados y nunca más volvió

Los investigadores creen que si se hubiera quitado la vida habría aparecido su cuerpo.

Condenan a un padre por violar a su hija de 7 años casi a diario

Fotografía de la desaparecida
Fotografía de la desaparecida / Sos Desaparecidos
Carmen P. Acal

29 de julio 2023 - 09:50

Hacía solo unas semanas que Mari había recibido el alta hospitalaria tras estra ingresada por una fuerte depresión. El 7 de julio de 2018 la mujer salió de su casa para comprar unos helados y no volvieron a verla nunca más. Era de Gijón y la última vez que supieron de ella sería la 1 del mediodía.

El primero en notar su ausencia fue su marido, quien se extrañó por el tiempo que tardaba en volver del quiosco. Luego se lo contó a su hija, quien acudió a la comisaría de Policía para poner en conocimiento de lo sucedido a los agentes. La desaparecida había tenido un intento de suicidio y todos se temían lo peor.

María Josefa tenía 45 años, era morena y vestía unas mallas negras y una camisa de rayas en el momento de su desaparición. Tras recibir el alta no estaba precisando medicación y aunque estaba algo inestable, parecía ir a mejor.

La búsqueda arrancó por la zona en la que vivía en Gijón. Algunas voces aseguraron haberla visto caminando sola, sobre las cuatro de la tarde, desorientada. El rastreo se extendió: "alcantarillados, ríos, barrancos, contenedores, matorrales, fincas privadas… miramos en todos los sitios posibles". No hubo freno, límite ni excepción, "miramos en todos los sitios donde se podía o la podían haber tirado, en todos", afirma la hija a Caso Abierto. "De hecho, tuve que estar en tratamiento porque de todos los sitios en donde me metí, cogí la sarna". Pero no hallaron nada.

"Dijeron que no creían que fuera una persona con tendencias suicidas, que no iba a ser recurrente", cuenta Jennifer. Hoy, lo tilda de error: "No la trataron. Al salir, nos indicaron que hiciéramos vida normal, que no la vigiláramos en exceso, que había sufrido un brote de estrés y ya".

Las cámaras de seguridad dieron fe de que había ido al estanco. Compró tabaco, pero no helados, o al menos no está probado, pero sí se la registra en el súper comprando una botella de J&B. "Ella no bebe, no es alcohólica, pero repitió el patrón de su anterior intento de suicidio: alcohol y medicación", lamenta Jennifer. La idea se reforzó tras registrar la casa: "vimos que no estaba la medicación de mi padre, con la que la otra vez lo intentó".

La buscaron sin cese pero no encontraron nada más. El giro llegó de la mano de los investigadores, "desde el departamento de la UDEV de Policía Nacionalme dijeron que la buscan viva", comentó la hija. Según pensaban los investigadores, de haberse suicidado ya habrían encontrado su cuerpo. Por eso empezaron a barajar la hipótesis de que pudiera haber alguien detrás.

Para dar con su paradero se batieron varios kilómetros a la redonda. Lo hicieron familiares, voluntarios y agentes. No se encontró indicio ni hallazgo de la mujer. El móvil de Mari, en casa, se examinó con rigor. No había mensajes ni búsquedas extrañas.

A día de hoy el caso sigue sin estar resuelto y no hay ni un solo indicio de dónde pudo haber ido la mujer. Lo cierto es que no se descarta que la desaparición no fuera voluntaria.

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