Sociedad

Cambio de hora: ¿Qué horario nos sienta mejor, verano o invierno?

Un joven dormido mientras para la alarma de un reloj.

Un joven dormido mientras para la alarma de un reloj. / M.G.

Ahora que se acerca de nuevo el momento de volver a cambiar la hora para adaptarnos al horario de invierno, un estudio de la Universidad de Sevilla ha analizado con carácter retroactivo qué consecuencias ha tenido para nuestro cuerpo este tipo de cambios y cuál sería el más indicado a mantener definitivamente.

Martín Olalla ha comparado el ritmo diario de trabajo y el ritmo diario de sueño/vigilia en Reino Unido y Alemania, ambos países con una latitud y unos estándares de vida similares, pero en el Reino Unido, el cambio estacional de la hora está vigente desde el año 1918, mientras Alemania no practicó el cambio de la hora desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1980.

La comparación muestra que por la mañana el ritmo de vida de Alemania está media hora adelantado respecto del británico. El punto destacable es que en Reino Unido el inicio de la actividad se alinea exactamente con la hora del amanecer invernal, mientras que en Alemania se observa más actividad humana antes de ese momento.

Ambos horarios tienen sus inconvenientes

Martín Olalla ha explicado que, entre otros factores sociales, la práctica continuada del cambio estacional de la hora en Reino Unido ayuda a mantener esta alineación, que es óptima desde el punto de vista cronobiológico.

En Alemania, la ausencia de cambio estacional durante 30 años ayudó a que la actividad humana se adelantase, ya que en verano amanecía, aparentemente, una hora antes que en Reino Unido. En invierno, este adelanto incorporó actividad humana a la madrugada y pervivió gracias al creciente uso de la luz artificial.

Extrapolado al momento actual, si la hora de invierno se usara durante todo el año, el profesor de la Universidad de Sevilla ha argumentado que más sectores de población volverían a ver conveniente adelantar la actividad en primavera-verano: si amanece aparentemente más temprano, más personas encontrarán conveniente ir antes al trabajo. Si esta preferencia pervive, en el invierno se induciría un incremento de la actividad humana durante la madrugada invernal, lo que no es óptimo desde un punto de vista fisiológico.

El autor del estudio ha señalado finalmente que, en latitudes intermedias, ninguna alternativa está libre de los riesgos que las estaciones del año inducen en las sociedades modernas con una vida social regida por horarios, y que el cambio estacional de hora se muestra eficaz para alinear el inicio de la actividad con el inicio de la luz solar, regulando estacionalmente la actividad humana de forma similar a épocas pasadas.

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