Guía para niños

Coronavirus: ¿teletrabajas y tienes hijos? Busca aliados en la tele y la literatura

Una captura de 'Masha y el oso'

Una captura de 'Masha y el oso'

Los salones de casa se han convertido  en oficinas temporales en las que hay unos compañeros que más que ayudar obligan a llevar la concentración a niveles desconocidos. Pero sepa que hay otros caminos antes que tener que trasladar nuestra mente a los templos budistas, la tele y los libros.

Antes de contestar un correo electrónico o una llamada con su hijo colgado a la espalda, encienda la televisión, abra un libro o despliegue un puzzle infinito por el suelo. Porque sí, porque hoy es el día para suspender la disciplina diaria de "como mínimo una hora de tele", ese aparato que durante estos quince días, sobre todo para madrileños, riojanos y vascos, será un gran aliado.

Si tiramos de clásicos, La Patrulla Canina, Masha y el oso o Peppa Pig, los grandes amigos de los más pequeños, siempre pueden ocupar varias horas de nuestra jornada laboral porque la capacidad de ver mil y una veces los mismos capítulos de nuestros hijos es incomprensiblemente maravillosa; y también puede ser el momento de recuperar otras series como Trollhunters, de Guillermo del Toro, o D’ Artagnan y los Tres Mosqueteros.

Un clásico atemporal éste que se puede combinar con historias de más metraje como Frozen, la princesa de la factoría Disney que conquista con su Let it go, ese grito que todas las niñas y niños entonan al más alto volumen.

Y si de lo que se trata es de que aprendan contenidos relacionados con el calendario escolar ¿por qué no tirar del pasado? Pues bien, la solución está la histórica Érase una vez el hombre o sus derivadas, como Érase una vez... el cuerpo humano, esa serie donde los leucocitos son esos guerreros que viajan en naves espaciales para soltar en el cuerpo anticuerpos con paracaídas.

En esta línea también podemos acudir a StoryBots donde cinco bichitos buscarán la respuesta a las preguntas que se hacen todos los días esos locos bajitos.

Para los que aguantan poco con la pequeña pantalla, y el recurso de jugar con los ya conocidos juguetes se ha agotado, es hora de acudir al encuentro con las mejores aventuras, esas que solo se encuentran en las páginas de los libros y los cómics.

Empecemos por la viñeta y el libro ilustrado, un género que despierta el amor por la lectura, y en concreto por Super Patata, de Artur Laperla, un tubérculo con poderes de súperheroe; Bobi Blu, de Elsa Punset, o el archiconocido Elmer, el elefante de colores con mensajes básicos pero imprescindibles.

En el caso de que hablemos de niños de más de diez años una buena propuesta es abrir La crónica de Ivo Cukar de David Nel-lo, el premio edebé de Literatura Infantil; o Querido Vladi, de Núria Pradas, donde aprender que no hay ningún emoticono más capaz de transmitir calidez que una carta escrita a mano.

Otro gran compañero de jornada laboral es El detective Juan Borsalino o, lo que es lo mismo, las historias de detective creadas por Juan Marsé, un escritor que ha hecho de la novela negra algo también de niños.

Aunque si no dispone de estos títulos en casa, seguro que en alguna estantería aún queda un ejemplar de Los cinco, las míticas historias creadas por Enid Blyton que eran objeto de conversación entre los que fuimos jóvenes hace ya algunas décadas. ¿Y qué decir de la colección de El Barco de Vapor? ¿Por qué no poner en las manos de nuestros hijos al bueno de Fray Perico y su borrico?

A falta de poder salir a la calle con las bicis, los patines o los patinetes (recordemos que estamos teletrabajando) estos becarios que nos acompañan hoy también pueden empezar con el mundo de los puzzles. Si, ese universo de desesperación y tesón que te hace pasar las horas montando un castillo de Baviera, un galeón del siglo XVI o un león de la sabana africana.

Si después de todo esto la rebelión sigue en pie solo quedo unirse al enemigo y mientras que se trabaja jugar a la pelota con un pie, disputar una partida de cartas entre correo y correo o peinar la muñeca mientras se habla por teléfono. Paciencia.

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