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Sociedad

Los obispos piden que se mantengan los crucifijos en las escuelas para transmitir identidad y valores

  • Gabilondo recuerda que España es un país aconfesional y remite a la futura ley para eludir el debate.

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) aprobó una declaración sobre la exposición pública de símbolos religiosos en Europa en la que señalan que esta actitud "cierra el camino del futuro" a las sociedades y en la que piden que los crucifijos se mantengan particularmente en las escuelas para transmitir identidad y valores. Mientras, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, eludió pronunciarse al respecto ya que primero quiere leer la declaración, pero recordó que España es un Estado "aconfesional" y remitió a la futura ley de libertad religiosa para aclarar el debate.

Los obispos han elaborado este documento a la espera de una próxima resolución de la Corte Europea sobre la exposición de símbolos religiosos en las escuelas estatales y con el objetivo de subrayar "la importancia de la cuestión para las convicciones religiosas de los pueblos y para las tradiciones culturales de Europa".  "Las sociedades de tradición cristiana no deberían oponerse a la exposición pública de sus símbolos religiosos, en particular, en los que se educa a los niños", expresan en el texto, donde advierten de que, de lo contrario, "estas sociedades difícilmente podrán llegar a transmitir a las generaciones futuras su propia identidad y sus valores". "Se convertirían en sociedades contradictorias que rechazan la herencia espiritual y cultural en la que hunden sus raíces y se cierran el camino del futuro", añaden.

En este sentido, apuntan que "ponerse en contra de los símbolos de los valores que modelan la historia y la cultura de un pueblo es dejarle indefenso ante otras fuentes culturales no siempre benéficas". Además, dijeron que "ciega las fuentes básicas de la éticas y del derecho que se han mostrado fecundas en el reconocimiento, la promoción y la tutela de la dignidad de la persona".

En cualquier caso, el Episcopado español recordó que la presencia de símbolos cristianos en la vida pública y, en concreto de la crucifijo, "refleja el sentimiento de los cristianos de todas las confesiones y no pretende excluir a nadie". "Al contrario, es expresión de una tradición a la que todos reconocen un gran valor y un gran papel catalizador en el diálogo entre personas de buena voluntad y como sostén para los que sufren y los necesitados, sin distinción de fe, raza o nación", reconocieron. Sobre la cuestión concreta del crucifijo, defendieron que en la cultura y tradición cristianas representa "la salvación y la libertad de la humanidad" y añaden que de ella "surgen el altruismo y la generosidad más acendrados, así como una sincera solidaridad ofrecida a todos, sin imponer nada a nadie".

La Conferencia Episcopal defendió también que fue el cristianismo el que favoreció que Europa supiese afirmar la autonomía de los campos espiritual y político y abrirse al principio de libertad religiosa. "Esto se ve más claro en nuestros días, cuando otras religiones se difunden entre nosotros al amparo de esa realidad", añaden. Finalmente, los prelados españoles reconocieron que el derecho a la libertad religiosa existe y se afirma cada vez más en Europa, y que en algunos países se permiten explícitamente otros símbolos religiosos. En cualquier caso, reiteran que "sólo en una Europa en la que sean respetadas a la vez la libertad religiosa de cada uno y las tradiciones de cada pueblos y nación, podrán desarrollarse relaciones adecuadas entre las religiones y los pueblos, en justicia y en libertad".

Prevalecerá la Constitución

Por su parte, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, aseguró que la futura ley de libertad religiosa "es la norma en la que se determinará con claridad cómo debe leerse el texto de la Constitución, en la que se dice que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de los ciudadanos". "Hasta donde yo sé, en líneas generales, no hay crucifijos (en los centros públicos)", indicó para restar importancia a la cuestión.

Tras apuntar que prefiere "leer primero la carta" de la Comisión Permanente de la CEE, Gabilondo señaló que "la cuestión es respetar la Constitución" y recordó que España es un país "aconfesional" e insistió en "no valorar lo que significa" el texto de la Carta magna, en su referencia a que los poderes públicos deben "tener en cuenta" las creencias religiosas, y opinó que, en cualquier caso, las dudas se resolverán "claramente" con la futura ley. Además, el ministro pidió que "no se abra el debate" de nuevo porque, hizo hincapié, hay otros aspectos "de enorme importancia" en el plano educativo.

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