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Sociedad

"Me ha tocado vivir una realidad en Brooklyn que ni en pelis de catástrofes"

  • Un malagueño, que se aloja estos días en Nueva York, cuenta cómo está viviendo el desastre

La ciudad de Nueva York logró amanecer el martes después de una larga noche en que la isla de Manhattan quedó totalmente incomunicada de tierra firme por la llegada del huracán Sandy. La situación de alarma recorría los cinco condados y llegaba hasta Brooklyn, donde también se produjeron daños. Allí se encontraba de vacaciones el malagueño Daniel Galindo, junto a Julia Varela, su compañera de trabajo. Ambos, periodistas de RNE, emprendieron hace algo más de una semana su viaje a Estados Unidos. "Me fui a Canadá para conocer la zona que también estaba siendo afectada por el huracán. Después, quería pasar un par de semanas en Nueva York y empaparme de todo como un neoyorquino, pero me ha tocado vivir el huracán. Anoche (por la madadrugada del lunes) parecía que las ventanas se iban a romper", relató ayer Daniel a este periódico desde el apartamento que ha alquilado en el centro de Brooklyn.

El Gobierno de Obama estableció unos días antes un dispositivo acorde con la tormenta que se avecinaba. El viernes, recuerda el periodista, ya veía anuncios en el metro que alertaban en inglés y también en español de que el suburbano dejaría de funcionar el domingo a las siete de la tarde. Ese mismo día, varios carteles luminosos localizados en la zona de Times Square rezaban 'Vete a casa', 'Enciérrate'. Todo estaba preparado, pero entre las preocupaciones de los ciudadanos reinaba la de mantener, al menos, el frigorífico lleno. "El fin de semana había muchísima gente en los supermercados comprando, sobre todo agua, latas, judías y salchichas ahumadas, que no se tienen que calentar, aunque también pilas, linternas, velas y cerillas", señalaba Daniel. "Fue vorágine. El modo de consumo es como un marketing de emergencia. Es curioso lo que la gente compra azuzada cuando viene un desastre. Barritas energéticas, huevos, brownie de chocolate y zumo de naranja", añadía Julia entre bromas.

Este malagueño, afincado en Madrid desde hace 11 años, reconocía que le había tocado "vivir una realidad" que ni siquiera se asemejaba a las imágenes que había visto "en películas de catástrofes". Sin embargo, llamaba a la calma y lanzaba un mensaje de tranquilidad: "La realidad de Nueva York es la de personas que están viendo por su ventana árboles que se mueven y gente paseando. No hay que dejarse llevar por las imágenes impactantes. A veces nos ponemos nerviosos con el simple hecho de que corten la luz, pero hay mucha gente que se levanta todos los días sin electricidad". Su optimismo le invitaba a "seguir haciendo vida normal", aunque sus vacaciones se habían visto alteradas. 

Las declaraciones de Julia dejaban entrever cierto desasosiego. "Estamos en una zona que han declarado segura. Lo único que podemos hacer es informarnos a través de Internet y esperar agazapados", expresaba la periodista, cuyas palabras ponían de manifiesto la angustia que inevitablemente sentía: "No tengo claustrofobia, pero estar aquí metidos en plan búnker observando cómo se agitan los árboles es un poco impresionante".

Ayer la tormenta obligó a cancelar todos los vuelos que comunicaban España con la costa Este de Estados Unidos, pero Daniel confía en que el país se recupere estos días. El próximo domingo, a las 8 de la tarde, cogerá un vuelo de regreso a casa, tal y como tenía previsto, aunque con una nueva experiencia a añadir en su currículo: haber vivido muy de cerca el impacto de una tormenta histórica en Estados Unidos.

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