Opinión

Marketing, pero sólo en origen

  • Sabemos que contamos con un modelo productivo que es un ejemplo en muchos aspectos, pero la mayoría de consumidores lo ignora

Un cliente coge una cajilla de tomates de Almería.

Un cliente coge una cajilla de tomates de Almería. / Efe

En estas últimas semanas he leído y escuchado entrevistas sobre la importancia del marketing en la industria agroalimentaria almeriense. “No es un gasto, es una inversión”, se dice. Sin embargo, pienso que este mensaje difiere demasiado de lo que se piensa “a pie de alhóndiga”, donde ocasionalmente el marketing ni siquiera es visto como un gasto, sino como algo innecesario.

Cuando realizaba mi reportaje ‘Desmintiendo mitos sobre la agricultura de Almería’, de manera totalmente altruista, pedía permiso para grabar alguna cadena de empaquetado y en más de una ocasión me negaron el acceso alegando que ellos se preocupan sólo de hacer su trabajo y no de la opinión de los consumidores en Europa. Llevo años viviendo en diferentes países de Europa (actualmente en Bruselas) y puedo asegurar rotundamente que deberían preocuparse de la opinión de los consumidores.

¿Quizás deberíamos hacer marketing sobre las ventajas del marketing? Aproximadamente el 25% de hortalizas de los supermercados europeos proviene de los invernaderos de Almería y la mayoría de los consumidores con los que he tratado prefiere evitar nuestros productos. “Demasiados pesticidas, trabajadores esclavos, grandes terratenientes, mucha agua e insostenibilidad con respecto a los materiales y energía”. Esas son las afirmaciones promocionadas por reportajes de medios extranjeros que resuenan en la cabeza del cliente final, creando falsas ideas de la producción almeriense.

Lorenzo Rubio Espinosa en Bruselas. Lorenzo Rubio Espinosa en Bruselas.

Lorenzo Rubio Espinosa en Bruselas.

Afirmaría que es la comunicación de cara al cliente final, al consumidor, lo que peor se le da a nuestro campo. Se hacen anuncios y campañas dirigidas a cualquier agente de la cadena de valor y cada vez más con caras de personas conocidas en todo el ámbito nacional. Ya no me sorprendo si veo la foto de un famoso cantante anunciando la semilla de una variedad de calabacín en las vallas publicitarias que hay en la entrada de mi pueblo. Y no digo que me parezca mal, sino que deberíamos inclinar un poco la balanza realizando campañas dirigidas a los consumidores.

¿Por qué no se comunica más sobre el control integrado, la huella hídrica o el reciclaje del plástico de los invernaderos? Algunos responderán que sí que se hace. Pero la pregunta del millón es: ¿dónde se hace? Hasta no hace mucho se encontraba poco o nada sobre estos temas en medios que no fueran ni especializados, ni locales. Tendemos a hacer la comunicación para nosotros mismos y en ocasiones si no se tiene relación con el sector es difícil comprender la integridad del mensaje.

¿Por qué no se comunica más sobre el control integrado, la huella hídrica o el reciclaje del plástico de los invernaderos de Almería?

Pienso firmemente que no basta sólo con hacer bien el trabajo. ¡Hay que contarlo! Nos encanta darnos palmaditas en la espalda con todos los logros que el sector ha alcanzado a lo largo de los años. Nosotros sabemos que contamos con un modelo productivo que es un ejemplo en muchos aspectos, que la calidad de un producto está avalada por la trazabilidad, que se ha priorizado en la utilización de insectos para luchar contra las plagas, que no se van a encontrar productos con menor huella hídrica, que no se ha utilizado calefacción (sino el calor del sol) y que, por lo general, los trabajadores no han sufrido peores condiciones que en otros modelos agrícolas o países. Nosotros sí lo sabemos. Pero la mayoría de consumidores lo ignora.

Es tal el desconocimiento, que cuando he explicado las virtudes de los invernaderos a los habitantes de Bruselas, en mis últimos vídeos, algunos responden que “es una buena iniciativa”. ¿Pero cómo que iniciativa? Se sorprenden cuando les digo que este modelo agrícola nació hace más de 50 años y que es el origen de gran parte de las hortalizas que encuentran en los comercios. No podemos pretender que a alguien le guste algo que no conoce. Estaríamos saltándonos varias etapas. La verdadera iniciativa sería que el campo se uniera para enviar un mensaje en común y diferenciar (en positivo) nuestro mar de plásticos entre los consumidores. Que se concentraran fuerzas para luchar contra los disparates que cuentan los medios con afán de desprestigiar a los invernaderos del sureste español. Y que los consumidores tengan la información necesaria para que, cuando cojan una hortaliza almeriense en el supermercado, sean capaces apreciar el valor de lo nuestro.

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