Bodas de cine

Pilar Miró, siguiendo las líneas de la BBC con el enlace del príncipe Carlos, realizó con brillantez las ceremonias de las infantas

El monumental aspecto de la catedral de Barcelona en la boda de doña Cristina.
El monumental aspecto de la catedral de Barcelona en la boda de doña Cristina.
Francisco Andrés Gallardo

19 de junio 2014 - 05:00

Fueron días soleados, espléndidos. Sevilla se portó en todos los aspectos el 19 de marzo del 95 cuando la infanta Elena se casaba con Jaime de Marichalar; Barcelona hacía lo propio tres años después, el 4 de octubre del 97, con el enlace de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Y fueron brillantes realizaciones las que abordó Pilar Miró. La ceremonia barcelonesa le costó un gran agotamiento y la cineasta y directora, ex directora general de RTVE, con una dolencia cardíaca veterana, falleció dos semanas después de este último trabajo, después de haber triunfado en el cine con El perro del hortelano. "Mi mejor obra de teatro ha sido una película y mi mejor película, la retransmisión de una boda", bromeó Miró sobre sí misma.

Seis años después RTVE se encomendaba al realizador de las ceremonias de Barcelona 92 (los momentos más culminantes, tal vez, en el aprecio popular hacia la familia del Rey), Javier Montemayor, y el resultado no fue el mismo. La esperada boda de los Príncipes de Asturias, en un tormentoso sábado de mayo madrileño, no tuvo la misma acogida en la pantalla. Fue una realización asténica, tan fría como el nublado ambiente que rodeaba a la Almudena. El plano más favorecedor de los Reyes y sus hijos lo consiguió Pilar Miró, sabedora de que todo el planeta estaba mirando hacia acá, en conexión. Ella se propuso hacer unas "bodas de cine", unos cuentos televisados. El modelo que tuvo más presente fue el de la BBC con la boda de Lady Di y el Príncipe Carlos, en 1981, pero con una narración fresca, simpática, contagiada por la joven princesa, tratamiento adelantado a su tiempo, que fue lo que inspiró la realizadora de TVE para dos de las grandes mañanas de la cadena pública. Pilar era realizadora de plantilla de Prado del Rey en las nupcias sevillanas y fue la propia petición de la Zarzuela la que hizo designar a la realizadora excedente cuando la RTVE controlada por el PP prefería optar por José Luis Garci.

Los formatos han avanzado pero en cierta medida los medios se han reducido desde aquellos años. Con la boda de la infanta Cristina la pública tiró literalmente la casa por la ventana, con 160 cámaras y un equipo de doce realizadores. La retransmisión de hoy cuenta con un número bastante inferior en el despliegue y estará marcada por la diferencia de operadores, entre el equipo de Telefónica en el interior del Congreso (estancia que no da para muchas libertades narrativas) y todo el exterior abordado por TVE. La emisión en HD abundará en planos generales, como ocurre con las retransmisiones deportivas.

La corporación pública, impregnada por un tiempo de desencanto, tiene el reto de ofrecer con un presupuesto ajustado una proclamación que sea un feliz programa que transmita la esperanza de los nuevos tiempos propugnados por el propio don Juan Carlos. Los nuevos Reyes tienen la reválida, y en parte la revancha, de la gris mañana del 22 de mayo de 2004.

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